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La Isla Contadora forma parte del Archipiélago Las Perlas en el Océano Pacífico y se ubica a 40 KM de la bahía de Panamá. Posee tres kilómetros cuadrados de extensión y actualmente viven, aproximadamente, unas 115 personas. Se trata de un número bajísimo de habitantes para un lugar que en el pasado era muy frecuentado por famosos actores y reconocidas actrices y políticos. Una época de gloria y glamour que parece haber quedado en el recuerdo. Hoy, Playa Larga, donde se erigió el hotel que permitió el lujo de la región, está abandonada y aunque no es la elegida para visitar en unas vacaciones, sigue despertando la atención de turistas que se preguntan qué pasó allí.
Por qué le habrán puesto “Contadora”
El origen del nombre de la isla está ligado, según describen algunas leyendas, a que los españoles contaban en esa zona las perlas que encontraban en tiempos de conquistas. Pero fue en 1960 cuando el magnate panameño Gabriel Lewis Galindo ancló su yate averiado (Casimiro) frente a una de las playas y descendió en ese sitio con la esperanza de recibir ayuda. El tiempo de espera le permitió contemplar las playas de arenas coralinas blancas, aguas turquesas y vegetación selvática que lo enamoraron y activaron su sentido comercial. Así fue como decidió hacer negociaciones con el gobierno y adquirir 110 hectáreas. Una apuesta que le otorgaría fama y dinero. Pero la historia, y el destino tal vez, le tenía deparado algunas sorpresas.
Un hotel con casino y zoológico
Mariana Villamarín es argentina, pero desde hace 13 vive en Panamá y atraviesa el país, que hoy siente su casa, con sus paseos y sus relatos. Hace 10 años que viaja por el mundo y lo cuenta en su blog de viajes, además de colaborar con diversos medios y publicaciones. Es ella quien profundiza en la historia: “En 1968 Lewis Galindo construyó su mansión y se dedicó a desarrollar el turismo de alto nivel, con un éxito inmediato producto de la belleza del lugar. Entre otras cosas, mandó a construir una pista de aterrizaje para jets que divide a la isla en dos partes y un hotel (Contadora) con una oferta lujosa para esos tiempos que incluía casino de alto nivel, zoológico de animales exóticos y playas imponentes”.
“Al mismo tiempo, describe Villamarín a LA NACIÓN, las familias tradicionales de Panamá adquirieron terrenos donde construyeron sus mansiones, esas que aún hoy se pueden ver”.
En 1977 la Mansión de Lewis Galindo (que en ese momento era el embajador de Panamá en Estados Unidos) fue sede para la negociación de los “Acuerdos de Paz de Contadora” entre Omar Torrijos (Presidente de Panamá) y Jimmy Carter, primer mandatario norteamericano. Estos acuerdos sellaron la soberanía del Canal de Panamá.
Los tratados, que se firmaron el 7 de septiembre 1977 en Washington, contemplaron los derechos para el manejo, el funcionamiento y el mantenimiento del Canal de Panamá, así como la soberanía de áreas de tierras para la infraestructura de la vía (incluyendo las reservas de agua dulce en los lagos).
La isla de ricos y famosos
De la mano del desarrollo del turismo exclusivo de primer nivel, en los años 80 el Hotel Contadora fue un sitio de lujo absoluto. Tenía un estilo colonial francés y llegó a contar con 354 habitaciones distribuidas en cabañas a orillas del mar. Un casino de primer nivel, centro de convenciones e invitados de lujo. El hotel, que llegó a contar con casi 400 empleados, se convirtió en símbolo de la isla y hasta del país.
La imposibilidad de llegar hasta ella en otro medio que no sea avión privado o yate hizo que fuera el perfecto refugio de famosos. Allí se alojaron Elizabeth Taylor, John Wayne, Sofia Loren y Julio Iglesias, entre otros. También fue el lugar predilecto de varios presidentes de la región y hasta la familia Kennedy era frecuente visitante de la isla.
Nada es lo que fue
Algunas de las playas de la isla que actualmente son visitadas por los turistas, además de Playa Larga, son: Playa Cacique, Playa Galeón y Playa Ejecutiva. Ésta última la describe Iradier Rovira en la web recuerdosdemimochila.com. “Ésta es una playa más pequeña, pero más acogedora porque la ensenada hace que se tenga oleaje suave y con sus palmeras lo hace un lugar idílico. Nosotros pasamos parte de la tarde allí y nos encantó porque hay mucha sombra para no estar mucho tiempo al sol”.
Otros especialistas en la isla nos lo cuentan así: “Amanece en el Causeway de Amador y el ferry está listo para salir. Vamos dejando atrás el skyline imponente de la ciudad de Panamá, esa silueta que se esfuma a medida que nos adentramos en el Océano Pacifico. Cada año las aguas de Panamá son una fiesta para las migraciones de ballenas, desde el norte y desde el sur. La ruta a la Isla Contadora es famosa de junio a noviembre por el encuentro con estos cetáceos jorobados que acompañan el andar de las embarcaciones. Vemos la isla por delante. Llegamos preparados porque lo sabemos, pero muchos turistas vienen vestidos con pantalones y zapatillas. A Contadora hoy se debe llegar en traje de baño y ropa de playa. El muelle que alguna vez vio desembarcar a Elizabeth Taylor ya hace años que se destruyó. La pista de aterrizaje donde Sofia Loren y muchísimos otros famosos y grandes políticos han aterrizado, hoy ya no opera comercialmente. El desembarque es en pequeñas lanchas rústicas de madera de los pescadores locales. Con ellas te acercás a la orilla y allí saltas al agua. Los equipajes vuelan de las lanchas a la arena y cada uno emprende su camino. De aquella isla glamorosa, de aquellos años de oro, solo resta intacta la belleza incuestionable de esta isla. Playas de arenas blancas nítidas, suaves y coralinas. Mar cálido, turquesa y transparente. Arrecifes de coral y vegetación. Algunos venados y otros pavos reales que permanecen desde aquellos tiempos donde un zoológico exótico acompañaba a un hotel de lujo y a un casino de primer nivel”, comparte Villamarín de una experiencia con los turistas que la contactan por su Instagram @almadeviaje.
“Asustan las casas abandonadas en toda la isla”
Pasados los años 90 el hotel fue cambiando de dueños, incluyendo extranjeros, y las malas administraciones propiciaron el abandono de la zona. El casino se desmanteló y el mantenimiento de sus instalaciones fue nulo. Con graves denuncias y deudas al fisco por más de 13 millones de dólares, el 15 de enero de 2009 el hotel cerró definitivamente sus puertas.
“La isla no perdió su belleza natural que sigue siendo impactante. Aguas turquesas y cristalinas, arrecifes coralinos, playas de arena blanca. Nada que envidiar a las mejores del Caribe. La propiedad fantasmal del hotel, sus ruinas y el abandono dan una cachetada al que llega y eso es inevitable. También asustan las casas abandonadas en toda isla (pertenecientes al hotel). Existen algo más de 100 casas (tipo mansiones) pertenecientes a acaudalados panameños y extranjeros que llegan en sus jets o yates privados y celebran que no haya más turismo. Hoy en día hay pocas ofertas turísticas (pequeños hoteles y cabañas) y un par de restaurantes”, señala Villamarín.
Lejos del glamour y de la fama de otros tiempos, actualmente la Isla Contadora es un destino sin mucha infraestructura turística, con escasas conexiones marítimas y cerrado comercialmente el aeropuerto local. Los visitantes llegan en ferry y se alojan en las playas que intentan encontrar un futuro apogeo.
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