Instalados desde el 21 de mayo en su casa de Villa La Angostura, Geraldine Neumann (36) y Jorge Otamendi (40) aprovechan los escenarios naturales para disfrutar con sus hijos Helena (14) y Matías (10) de la nueva normalidad. "Estamos muy contentos de estar haciendo la cuarentena acá, amamos el Sur. Somos unos privilegiados y lo disfrutamos al momento de salir a caminar, recorrer y hacer música con el lago Nahuel Huapi de fondo", le cuenta Gegé, como la llaman, a ¡HOLA! Argentina.
–¿Cómo son los planes familiares?
– Hacemos muchas caminatas y excursiones a los ríos, porque a pesar de que venimos siempre acá, hay mucho por conocer. Esta vez vimos el paso del otoño al invierno, cuando el follaje de los árboles cambia de color y se llena el suelo de hongos. Imaginate mi marido, que es fotógrafo: estaba alucinado. Estamos componiendo mucha música en familia, también aprovechamos los troncos que encontramos caídos y aprendemos a tallar madera. Yo retomé mi pasión por la pintura. Había estudiado escenografía cuando salí del colegio, y a pesar de que no terminé la carrera, es algo que siempre tengo latente. En esta pandemia, tratando de sacar lo positivo, aproveché para volver a ponerlo en práctica.
–¿Cómo llevan la cuarentena Helena y Matías?
–Los chicos se la bancan. Como todo el mundo, hay días de angustia y miedo, pero en general la llevan muy bien. Siguen con la escolaridad online de su colegio Waldorf, y están incursionando en la fotografía, el dibujo y la música, que es nuestro motor de vida. Este año queríamos hacer el lanzamiento de nuestro disco familiar, que estuvimos grabando durante el año pasado, pero como no pudimos vamos a intentar terminarlo acá.
–¿Los chicos siempre se interesaron por la música?
–A ellos les encanta, lo hacen de manera muy natural. Nunca los obligamos a ensayar ni mucho menos. Por eso vamos avanzando de a poco, dependiendo de las ganas que tienen día a día. Nuestro fin es poder dar a conocer nuestra música, el amor a la naturaleza y que sea un disfrute para todos. El fin no es económico. Para nosotros es puro placer.
–¿En qué se inspiran?
–Hoy en día los chicos son los que nos enseñan a cuidar a la naturaleza, y esa es nuestra fuente de inspiración para todas las canciones. Somos una familia relajada, pero consciente del nuevo mundo. Y nos sentimos privilegiados por trabajar de lo que nos gusta y tratamos de inculcarles a nuestros hijos que su realidad no es la misma que la de todos. Helena está en la etapa de la adolescencia y se cuestiona todo. Les damos libertad, pero no libertinaje.
–¿Cómo es su día patagónico?
–Jorge es el primero que se levanta y prende el fuego para que no haga frío en el living, saca a los perros, desayunamos en familia y luego comienzan las clases online. Depende del día quién es el encargado de cocinar, yo suelo hacerlo, pero a Matías le gusta mucho, dice que quiere ser chef, entonces me ayuda un montón. A Helena también le gusta, pero sobre todo recetas dulces. Jorge es el encargado de los asados y de la comida mexicana.
–¿Les gusta que su padre les saque fotos?
–Sí, y también les encanta sacar fotos ellos solos. Tratamos de que no sea forzado, sino más natural, en medio de una caminata. A los dos les encantaría viajar por el mundo, sacar fotos y conocer otras culturas.
–¿Qué deseás para el futuro?
–Nos encantaría viajar por el mundo durante un año y armar una serie familiar, mostrando distintos momentos cotidianos. Por ahora estamos ocupados con el disco, los videoclips que hacemos con La Huella Films –la productora de Jorge– y adaptándonos al parate mundial… Hay que aprender a tomar lo positivo de esta situación y disfrutar de la familia, que es lo verdaderamente importante.