La cuarentena obligatoria volvió reales escenarios inimaginables, entre ellos la compra anticipada de platos de comida, cócteles y bebidas. La iniciativa es una de las tantas que se implementan a nivel mundial para moderar el impacto negativo del COVID-19 en el rubro gastronómico, y se suma a otras como el delivery y el pedido de donaciones.
Por estos pagos, la medida es inédita, no así en otros lugares. "Este modelo lo vimos en otros países como España, Italia, Alemania, mucho antes de la crisis del coronavirus, con otras situaciones y crisis por las que han pasado. En Europa el tema de la compra anticipada está muy naturalizado", explica Manuel Miragaya, chef y socio Growlers.
Este bar cervecero, que ya cuenta con cuatro sucursales, propone dos modalidades: comprar dos cervezas al precio especial de $150 o adquirir una membresía que, por $1500, ofrece una pinta por día durante todo el año, un growler de 1.9 litros, dos pintas, una gorra y una remera de la casa.
En Estados Unidos, Union Square Hospitality Group, el grupo gastronómico que nuclea a más de veinte restaurantes y bares neoyorquinos, estableció el 17 de marzo, un día después de cerrar todos los locales de la empresa, la compra anticipada a través de un sistema gift cards en su página web.
En Argentina, la posta la tomó la cervecería El Galpón de Tacuara: bajo el hashtag #CompraFuturaParaSalvarPymes subieron a su perfil de Instagram una publicación en la que invitaban a escanear un código QR y mediante Mercado Pago, comprar una pinta que vendrá con otra de regalo cuando abran sus puertas.
"Utilizá el hashtag y derrotemos la pandemia colaborando con la microeconomía de la cual vivimos miles, millones de familias", escribieron.
La idea prendió fuerte. "Inicialmente, la respuesta fue muy buena, al punto de que logramos recaudar una cifra que nos acercó a pagar los sueldos de marzo. Ahora empezó a decaer porque la gente no puede comprar continuamente a futuro", señala Martín Gianella, uno de los socios de la cervecería.
En materia de coctelería, el primer bar en implementar este sistema fue Mito Mercato. Ofrecen cócteles de autor a "precios cuidados", como cuenta Maxi Salomón, dueño del bar y promotor de la iniciativa, para beberlos acodados a la barra cuando la cuarentena sea un recuerdo.
"Los clientes habitués compraron, quizás ni siquiera lo hicieron para tomarlos después sino para darnos una mano. Además, estamos haciendo entrega vía email de libros de coctelería en PDF, un servicio gratuito, y muchos nos agradecen comprándonos uno o dos cócteles", señala Salomón.
Sin embargo, lo que más les reditúa por el momento es hacer delivery de cócteles: así, tres veces por semana venden, embotellados en growlers de medio litro, cócteles clásicos como el Negroni y el Manhattan.
Salomón asegura que este modo de comercialización ad hoc funciona como paliativo: "Tuvimos que poner ahorros, estas medidas nos ayudan a pagar el alquiler del local y los sueldos. Al menos se nos hace un poco más leve todo".
Miragaya coincide: "Es una manera de ayudarnos entre todos, nosotros vendemos a un precio más económico y la gente disfruta ese beneficio y nos demuestra su apoyo. Eso es lo más lindo, la demostración de confianza y amor".
En Pardo Brewing Bros realizan una medida similar, por la compra de una pinta ahora regalarán otra al momento de canjear el voucher en la caja.
"Es muy poco lo que se está vendiendo así, solo nos ayudó a terminar de pagar los sueldos", cuenta Luis Pardo, responsable junto a sus dos hermanos de esta cervecería. "Por suerte no tenemos deudas, pero los alquileres están impagos y los servicios también y seguirá así hasta que todo retome, aunque no creo que vaya a suceder hasta dentro de dos meses", dice con tristeza.
Restaurantes en la movida
Si de comida se trata, Raclette Grilled cheese & coffee house forma parte de esta movida. Desde el IG del restaurant se puede escanear el código QR y comprar a futuro un sándwich a elección con queso raclette más papas y bebida a un precio promocional de $420.
"Con esto pudimos hacer frente a los compromisos de pago, especialmente salarios", cuenta Agostina Meucci, dueña del lugar, pero advierte: "En negocios chicos como el nuestro es casi imposible subsistir con medidas así, sólo ayudan a cubrir una mínima parte de gastos inmediatos. Si esta situación se prolonga por más tiempo y no surgen medidas concretas y accesibles por parte del gobierno no podremos seguir sosteniéndolo".
La compra anticipada es una buena herramienta para quienes no funcionan bajo la modalidad de delivery. "Necesitábamos encontrar alguna forma de obtener ingresos para hacer frente a nuestras obligaciones, pero no contábamos con estructura, opciones de menú ni packaging para hacer delivery", cuenta Damián Harburguer, socio de Sacro, el reconocido restaurant plant based.
Su propuesta es tentadora -en todo sentido-: el menú de tres pasos con cocktail o copa de vino, agua y café se consigue a $1100, un 50% menos del valor que tenía antes de que cerraran las puertas. Para adquirirlo, solo basta con ingresar al link que figura en su perfil de Instagram (@sacroresto) y hacer la compra vía Mercado Pago.
El restaurante de ahumados Lekker Smoke House tampoco cuenta con delivery, por eso decidió sumarse a las ventas anticipadas. Se puede elegir entre una variedad de platos y retirar el pedido cuando la cuarentena llegue a su fin.
"No creo que con esto recupere los días perdidos, pero apuntamos a juntar plata para pagar los costos fijos del mes", cuenta Ronald Pronk, dueño del restaurante.
El vino no se queda afuera. Con tres sucursales, Vico, el wine bar que hizo famoso el sistema de wine dispensers, también ofrece opciones en esa línea. En sus redes sociales se pueden adquirir tarjetas -las Vico Wine Cards que se utilizan en sus máquinas expendedoras- con bonus track: la de $500 viene con $300 adicionales de regalo, o sea $800 en total, y así sucesivamente.
"Esto no nos permite en modo alguno recuperar los días de cierre, pero nos hace bien sentirnos en movimiento y estar cerca de la gente", explica Gabriela Vinocur, una de las socias.
Entre los gastronómicos cunde la preocupación y la tristeza; y aunque todos saben que nadie va a poder surfear la ola sin caerse de la tabla, al menos intentan que la caída los agarre cerca de la orilla.
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