En octubre de 2018 Lucía Barbuto fue electa presidenta de Banfield y se convirtió en la primera mujer en dirigir un club de Primera División en la historia del fútbol argentino. La noticia trascendió en todo el mundo: una mujer joven pasaba a ocupar un espacio de poder en un club de fútbol, una de las instituciones más potentes en la construcción de la masculinidad.
–Antes de asumir me preguntaban ¿cómo vas a hacer con el vestuario? ¿Vas a entrar? Pero el presidente anterior era hombre y tampoco entraba al vestuario cuando los jugadores estaban desnudos. No es necesario. Tampoco lo hago con el fútbol femenino, el vestuario es de ellas y tienen su privacidad. Se bañan, se cambian y, una vez que están vestidas, pregunto: ¿podemos pasar? –dice Lucía, riéndose, una mañana lluviosa en una oficina de prensa del estadio Florencio Sola, en el sur del conurbano.
Es la primera mujer en dirigir un club de Primera División en la historia del fútbol argentino. Al frente de Banfield, acompañó la profesionalización de las jugadoras.
La oficina es pequeña y tiene un cartel con los retratos de los jugadores James Rodríguez y Nicolás Tagliafico, bajo una leyenda en verde y blanco que dice "ADN banfileño". Antes de empezar la entrevista, Lucía pide disculpas por la demora: las inmediaciones del estadio están inundadas por la lluvia y eso retrasó su llegada. Su historia está vinculada a la militancia en el club. Participa en la política de Banfield desde que terminó la escuela y creció desde la Subcomisión de Socios hasta llegar a la Comisión Directiva, y luego al escalafón más alto del club, votada por sus hinchas. A la par de la gestión del club, trabaja como asistente de un médico. Desde el año pasado es licenciada en Obstetricia, aunque tiene pendiente una residencia "bastante esclava" de guardias de 24 horas y consultorio.
–¿Cómo fue el encuentro con la dirigencia del fútbol?
–Fue sucediendo, no fue que entré pateando la puerta. Empecé a militar en el club desde muy joven, me fui metiendo de a poquito. Tuve suerte porque cuando asumí la presidencia, la noticia repercutió en todos lados de manera positiva. Si a alguno le molestó, nadie lo expresó; hoy en día, tratar mal a las mujeres no garpa como hace 10 años atrás. En ese sentido, entendieron que las mujeres veníamos a ocupar puestos que nos corresponden por derecho, entonces me recibieron superbién y tengo muy buena relación con los dirigentes de otros clubes.
Durante su primer año de gestión, Banfield se pudo jactar de dos avances sin precedentes: restituyó los carnets a los socios detenidos-desaparecidos durante la última dictadura militar, en un acto que contó con la participación de Nora Cortiñas y Taty Almeida, y quitó por completo el alambrado de la tribuna Eliseo Víctor Mouriño, al estilo de los estadios europeos.
–La restitución de los carnets significó saldar una deuda histórica que el club tenía con nuestros socios y socias desaparecidos –dice Lucía–. Con respecto a la apertura de la Mouriño, la gente que disfrutó históricamente de la popular es parte de nuestra familia. Sabíamos que podíamos tomar este riesgo y que iban a responder bien. El que no conoce a la familia de Banfield nos decía que la gente se iba a cruzar a la cancha, que iba a ser un peligro para los jugadores... Yo estoy en el palco y, cuando me mandan fotos de esa tribuna, ¡me da una envidia! Nos reímos porque después salen las imágenes de los hinchas alcanzando las pelotas a los jugadores.
La industria del fútbol (femenino)
En marzo de 2019, el presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia anunció la profesionalización del fútbol femenino, 88 años después que la de los varones. La AFA se comprometió a financiar ocho contratos profesionales de $15.000 mensuales en cada club, equiparando la actividad femenina con la Primera C, la cuarta categoría del fútbol masculino.
–Faltar, falta muchísimo –aclara Lucía–. Por suerte, me tocó estar en muchísimas reuniones y mesas de trabajo en AFA; desde la primera vez que nos juntamos con "Chiqui" Tapia, él me había adelantado que íbamos por el camino de crecimiento del fútbol femenino. En ese momento parecía lejano, pero fuimos trabajando de a poco y pudimos avanzar tanto a nivel nacional como nosotros en Banfield.
–¿Cómo acompañó Banfield el fútbol femenino?
–Nosotros como club lo apoyamos para que crezca. El estadio, por ejemplo, se abrió de la misma manera que cuando juegan los hombres. Las acompañamos en todos los requerimientos de indumentaria y elementos. Formamos un cuerpo técnico de mujeres y una Subcomisión que se ocupa solo de fútbol femenino con delegadas que participan en AFA y que responden en todas las necesidades del equipo. En ese sentido, las chicas sienten que tienen el apoyo. Lo mismo con el día a día: con los hijos, con los traslados o con algún problema económico, siempre estamos para tratar de solucionar los problemas, del mismo modo que lo hacemos con los varones.
Hay que tratar de adaptar el fútbol femenino a la realidad del país y de tu club.
–¿Cuál es el modelo de fútbol femenino que te gustaría seguir?
–Hay que tratar de adaptar el fútbol femenino a la realidad del país y de tu club. Hay modelos que son paradigmas: en Estados Unidos el fútbol femenino es hasta más popular que el masculino. También se puede tomar el ejemplo de Japón. Somos diferentes culturas y realidades. Como el fútbol es una industria, hay que hacer que todas las patas de la mesa encajen.
–En ese sentido, ¿cómo es el acompañamiento del sector privado?
–Por suerte, es cada vez más grande. Hace unos años salíamos a pedir sponsors para el fútbol femenino y nos miraban como diciendo "¿estás loca?". Ahora nos resulta más fácil, no tanto como nos gustaría. Estamos a años luz del fútbol profesional masculino, pero veo que las marcas están entendiendo que es una buena posibilidad de vender. También es importante el acompañamiento de los medios: que haya periodistas especializadas me parece maravilloso y les abre las puertas a las chicas que por ahí tienen el primer contacto a través de la tele y después eligen acercarse a los clubes.
En junio de 2019, la selección argentina de fútbol femenino también hizo historia. No solo por clasificar al Mundial de Francia, sino porque logró sumar puntos y marcar goles por primera vez en el torneo. La selección se despidió, además, con una remontada en el partido final ante Escocia. Como dirigente, Lucía Barbuto formó parte de la delegación que representó a la Argentina en el país galo.
–Fue una experiencia increíble de muchísimo crecimiento, porque estar en un Mundial significa tener reuniones y charlas con dirigentes de todos lados, y aprendí muchísimo de la parte organizativa. ¡Imaginate que estuve en el estadio del París Saint-Germain y estaba alucinada! Tomé ideas que me gustaría copiar, pero hay que adaptarlas al contexto de Banfield y de la Argentina.
Ser dirigente en medio de la crisis
Banfield es parte de Lomas de Zamora, zona sur del Gran Buenos Aires, una de las áreas más afectadas por la crisis económica y la recesión. Según los datos del Indec correspondientes al primer semestre de 2019, la pobreza llegó casi al 40% en el conurbano bonaerense, por lo que alcanzó a 4,8 millones de personas.
–¿Qué implica gestionar Banfield en una época de crisis económica?
–Es difícil. Necesitás mucha creatividad, mucho ingenio, mucho apoyo de los socios y socias. Es una crisis que no nos imaginábamos. Un día tenés un dólar a 30, otro a 60; es muy difícil proyectar y ordenar cuentas, proveedores, pagos y obras cuando tenés esta inestabilidad. Así que vamos en el día a día, como cada uno en su economía familiar.
–¿Cómo es la situación de los socios en este contexto?
–Tenemos aproximadamente 10.000 socios, deberíamos tener muchos más. Entendemos que en 2019 fue muy difícil mantener los que teníamos, imaginate salir a buscar nuevos... Hicimos planes de pago para que los chicos que realizan actividades mantengan su condición de socio, entendiendo la realidad de cada familia, para darle una mano a la gente que sufre la crisis igual que nosotros.
–Una de las discusiones sobre la rentabilidad de los clubes gira en torno a la posibilidad de convertirse en sociedades anónimas, ¿cuál es tu opinión?
–No comparto el modelo de club como sociedad anónima. Tenemos 123 años de historia como club social. Hay muchísimas actividades que, si las mirás desde el lado empresarial, nos dan pérdidas. Sin embargo, se mantienen porque son históricas. Somos parte de la comunidad, hacemos un montón de acciones sociales y queremos continuar así.
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