Fuerza natural
La música como bálsamo, el amor de los nietos, el dolor de la pérdida, el espacio para un nuevo amor. Cris Morena reconstruye su alma
- ¿Cómo es haber trabajado con un marido gerente de Programación y años después con un hijo en el mismo cargo?
-Creo que lo de los Yankelevich es para un estudio sociológico. Van a ser cuatro generaciones ya: Jaime, Samuel, Gustavo y Tomás. Es para estudio, porque en este caso las cuatro generaciones fueron bisagra de grandes cambios, Jaime trajo la televisión, Samuel llevó la televisión a distintos lugares con el invento de los camiones de exteriores, y la publicidad, la monetizó; Gustavo la incorporó a toda la familia, y a Tomás le toca el cambio más importante, con la Web y todos los recursos de Internet.
- ¿Podés tomar distancia y decir éste es mi nene?
-Sí, porque es mi bebe. Me da orgullo porque es una persona sumamente serena. Tiene una enorme sensibilidad.
- ¿Y él te dice alguna vez ma, basta?
-No, la verdad es que nos tenemos un respeto muy grande. Discutimos mucho, a veces como pares, y a veces sí de madre a hijo: charlamos temas que tienen que ver con la parte del corazón que tenemos metida en esto. Para nosotros la televisión no es un negocio, sino una forma de vida.
- ¿Cómo tenés hoy repartida la cabeza? ¿En la televisión? ¿En los nietos?
-Hoy tengo mi vida mucho en María Cristina de Giácomi que en Cris Morena. Tengo claramente deseos y necesidad de estar con mi familia.
- En un reportaje contaste que Azul te dijo: "Abu Titi, quiero trabajar con vos , no te mueras". ¿Fue así?
-Sí. Fue más graciosa todavía. Me dijo: "Cuando yo tenga 17 años vos no estarás muerta, ¿no?" Le dije: "No, no creo, ¿por?" "Porque yo quiero trabajar con vos." Ella hizo el cálculo de cuándo terminaba el colegio. Hablamos mucho de la vida y de la muerte.
- Siempre fuiste muy especial. ¿Qué cambió en tu relación con lo espiritual tras la muerte de Romina?
-Yo siempre fui muy buscadora. Nunca me escapé de nada en la vida. De nada. Y eso me hizo buscar diferentes opciones que tenían que ver con lo espiritual. Y cuando pasó lo de Romina, lo espiritual fue la base para poder sobrevivir a un tema tan doloroso. De sobrevivir te estoy hablando. No se puede hablar de nada más que de atravesarlo y de sobrevivir a ese dolor. Creo que el proyecto que estoy haciendo no es un invento de la nada, que todos somos seres de luz que estamos en distintas dimensiones, lo tengo clarísimo.
- ¿Cuando estás sola le hablás a Romina?
-No. A veces la pienso, bueno, a veces no: la pienso permanentemente, y está conmigo y la siento, y me manda señales y cuando la necesito siempre es como una guía y un faro. Pero hablarle, hola, hija, ¿cómo estás?, no. Hago yoga tres veces por semana y medito todos los días, y como la tengo en un altarcito en mi habitación, a veces tengo esos momentitos en los que le digo ¿estás bien?, y siento que me dice que sí.
- Recuerdo tus relatos de viajes con la familia, los nietos y la imagen de estar con ellos tirados en la cama.
-A veces hacemos viajes todos juntos. Cuando viajo con Tomás y la mujer, siempre voy con su hijo, Inti. Desde que Inti tiene un mes que viajamos juntos a todos lados. Cuando no viaja conmigo lo hace con Gustavo, con Tomás. Y a veces hemos viajado con toda la familia: vamos con los nietos, con los amigos de Romina, con Gustavo. Antes la casa de Romina era el lugar de reunión; ahora lo es la casa de Tomás, por lo que generan Tomás y Sofía.
- Te mudaste cerca de la casa de tus nietos.
-Fue muy fuerte. Me mudé cuando pasó lo de Ro, cuando dejé de hacer televisión. Hubo muchas separaciones y muchos quiebres en ese momento. Durante casi tres años lo único que hice fue componer. Compuse muchísimo. Infinidad de temas.
- ¿La música y la meditación son sanadoras?
-Me cuesta llevar el día. Para mí es algo importante arrancar con una cosa de gracias, de celebración, de confiar y de conectarme con la naturaleza. Vivo en un lugar desde donde veo el río, me conecto con los pájaros. Recién ahí agarro la computadora o el iPad.
- Antes ibas a los bares.
-Antes andaba más sola, ahora me cuesta un poco. Es un tema que veo en mi análisis. Viajaba sola, andaba sola, mis amigas me decían que cómo podía ser que fuera al cine sola, que viajara sola… Soy una persona solitaria. Me gusta estar conmigo. Pero ahora me cuesta, porque tengo una necesidad de afecto tan enorme que me cuesta.
- En la época del colegio eras muy religiosa.
-Hasta los trece años quise ser monja. Estuve muy al filo. Iba a un colegio muy católico, y tengo la imagen de quedarme horas frente al Cristo. Se ve que yo meditaba en ese momento y no sabía lo que era.
- Y en este tiempo ¿ quién te acompañó? ¿Algún libro te resultó inspirador?
-Sí. Apareció mucha gente que yo no conocía alrededor mío, gente maravillosa, mi analista, mi profesor de yoga, gente que hoy es amiga y que no conocía. Sentí mucho el amor del público. Eran como oleadas de amor. La música a mí me sana y me salva. Y muchos libros. Hice el camino del último año de Romina, leí muchos libros que había leído ella.
- ¿Por ejemplo?
-Libros de Paul Auster, después un libro durísimo, El último suspiro. Leí a Marguerite Yourcenar… Descubrí pinturas de Romina. No sabía que dibujaba. Nadie lo sabía. Los dibujos de Romina los tengo sólo yo y me los dio su psicóloga después de que pasó lo que pasó. Se los muestro yo a mis nietos. Romina no era para este mundo. Era muy especial, muy frágil. Muy sensible. Pienso que estaba más conectada con otros mundos.
- En eso mamá e hija están muy conectadas.
-Dicen que en algún momento la madre y la hija se empiezan a parecer. Bueno, en el último mensaje [se emociona] que me dejó Romina en el celular a las 3 de la mañana, me dijo: "Me di cuenta de lo mucho que me parezco a vos, mamá". A la mañana le contesto que ella es ella y que yo soy yo, somos diferentes. Y me pone: "Sí, pero por eso siempre vuelvo a vos". Y fue lo último que tuve en el teléfono. [largo silencio]
- ¿En qué replican los personajes de Aliados en tu vida ¿ Por qué la pobreza, el egoísmo, la anorexia, la soledad?
-No es que me replican sólo a mí. Me parece que replican al mundo. Son los símbolos de lo más fuerte que está sufriendo el mundo. El odio, el no amor, el egoísmo, la no compasión. La anorexia es una consecuencia del no amor, del abandono, de la culpa. Los karmas que han tenido.
- ¿Te descubriste distinta ahora con Aliados?
-Soy superexigente, eso no lo puedo modificar, porque es la misma exigencia que tengo conmigo. Me cuesta mucho quedarme con bueno, qué se le va a hacer. Pero sí, estoy diferente. Estoy más comprensiva, inmensamente más compasiva. No te olvides de que yo trabajaba en mi productora privada. O sea que ya no tengo productora, tengo mucho contenido, pero como productora me contrataron a mí sola. Entonces soy la líder de un grupo que no conozco. Es difícil.
- ¿Te descubrís docente?
-Creo que soy más docente que otra cosa. Más que productora. Esa es la verdad. Enseño cada detalle. Desde cómo comportarse, la educación, la responsabilidad. A los chicos les hablo como si fuera su mamá. A veces repito escenas para cuidarlos a ellos, porque por ahí no están listos todavía, entonces las volvemos a hacer, para no exponerlos.
- En la Argentina cuando se habla de productores se nombra a Marcelo Tinelli, a Endemol, a Cuatro Cabezas, pero no se te nombra.
-Jamás. Yo sé que ellos me respetan muchísimo, pero entre hombres se entienden. Me pasa acá, en la Argentina, no me pasa afuera. Las reuniones que tengo son todas con hombres. A veces me dicen: "¿Cómo no te dieron el Martín Fierro de oro?"
- ¿Hay momentos en los que podés ser un poquito feliz?
-Hasta hace un año no. No había ningún momento. Ahora hay momentos en los que tengo una gran alegría y momentos en los que tengo grandes tristezas. Tengo momentos en los que me río mucho, me divierto. Antes no, tenía un dolor en el pecho que no se me iba. Y yo creo que lo que Romina desea es que esté feliz para poder estar bien con sus hijos y todo. El trabajo me ayudó muchísimo. Toda esa angustia la pongo en el trabajo.
- En ese corazón, en esa cabeza, en ese cuerpo, ¿hay un espacio para algún señor?
-Por ahora no apareció ninguno. Yo soy una persona inmensamente amorosa. Necesito tener amor, sentir amor y necesito enamorarme. No puedo estar con alguien porque me siento sola. Pero podría estar con alguien, perfectamente.
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