La tucumana
Estos bombones naturales que llamamos fresas o frutillas suelen asociarse al verano. Sin embargo, la deliciosa frutilla tucumana va de mayo a noviembre y, a partir de la primavera, toma un precio más razonable en las verdulerías, además de un sabor espectacular. La frutilla de verano vendrá más adelante, pero no hace falta esperarla. Nos aporta –todo el año– vitamina C, manganeso, ácido fólico, potasio y varias del grupo B.
Mito y variedad
Cuenta la leyenda que su origen está en la muerte de Adonis, cuando Venus derrama lágrimas que al tocar el suelo se convierten en frutillas. Las primeras frutillas europeas (imaginemos las de la leyenda) eran unas fresitas pequeñas, alpinas, que podrías identificar como las silvestres de hoy en día, y aparentemente se recolectaban ya en la prehistoria. Las variedades que más se consumen en todo el mundo son las de origen americano, las de Chile y Norteamérica, llamadas "fresones" por su tamaño.
¿Cómo las elegimos?
Tienen que estar brillantes y sin machucar. Las hojitas verdes aún frescas, que no estén achicharradas o amarillentas. Y lo más importante: cuanto más colorada sea la superficie completa de la frutilla, más dulce será. Las partes blancas o amarillas indican ausencia de sabor y mayor acidez.
Para que duren
De por sí es una fruta delicada y de maduración extraveloz. Nunca las lavamos para conservarlas, ni les sacamos el cabito, acciones que garantizan una muerte rápida. En su lugar, tenemos que mantenerlas secas y sin contacto con la humedad. Lo ideal es un bol amplio forrado con papel absorbente en la base. Solo vamos a lavar las frutillas justo antes de consumirlas o prepararlas (por ejemplo, en la típica maceración de azúcar y jugo de naranja). ¿Pueden congelarse? Sí, siempre lavadas, secas y sin cabito. Pueden durar así hasta 6 meses. Pero ya no tendrán la misma textura: después del freezer, sirven para helados, licuados, jugos y cocciones como budines o muffins. No las podremos usar para comer "al natural".
Cultivá en casa
Si te animás, podés cultivarlas en casa y, probablemente, te sorprenda lo fácil que es. En inglés, frutilla se dice "strawberry", algo así como fruto rojo de paja, porque la planta se beneficia mucho de una capa de paja o "mulch" que mantenga la tierra fresca y la aísle de hierbas y pestes. Con eso en cuenta y simples instrucciones de riego y cultivo, podés tener hasta dos tazas de frutillas por cada planta. Una curiosidad: lo que vemos como las "semillitas" en la superficie de la frutilla son, en realidad, técnicamente, los frutos, mientras que la superficie colorada surge al engrosarse el receptáculo floral, una parte del tallo.
¿Cómo prepararlas?
¿Y qué hacemos con frutillas, además de devorarlas al natural apenas podamos? Las podemos conjugar en mil escenarios que quizás no tenías en mente. Licuados, helados y ensaladas de fruta son lo primero que se nos ocurre, pero también pueden participar de una gran ensalada (con alguna hoja picante, aceto balsámico y pimienta combinan muy bien); podemos freezarlas para incluir en budines y muffins. Además, hacer compotas y chutneys, conjugándolas con otras frutas.
Recerario Kiako: Falso "dulce" de frutillas raw
Esta es una especie de mermelada hecha en crudo, donde es fundamental que las frutillas estén deliciosas, dulces y jugosas. Si no están ricas, ni lo intenten.
Ingredientes
- ½ kilo de frutillas (o la fruta que te guste: cuanto más madura y de estación, mejor)
- 2 cucharadas soperas bien cargadas de chía, o chía y lino (para gelificar)
Opcionales
- miel, azúcar mascabo, stevia (para endulzar); si la fruta está muy dulce, podés dejarla natural
- extracto de vainilla
- ½ cucharadita de jengibre en polvo o una de jengibre rallado
Procedimiento
- Cubrir las semillas de chía (o chía y lino) con agua tibia.
- Dejar gelificar al menos 15 minutos; media hora es mejor. Si ves que va quedando muy sólido, agregá un poco más de agua tibia y esperá unos minutos más. Es válido procesar las semillas antes de mojarlas: en licuadora o en molinillo de café. Van a tener más poder gelificante y más valor nutricional.
- Lavar las frutillas, quitarles los cabos y procesar o licuar.
- Incorporar la chía gelificada, y saborizar a gusto con el endulzante que prefieras, jengibre, vainilla o la especia que quieras.
- Procesar o licuar nuevamente.
¡Es todo! En la heladera, dura alrededor de una semana.
*Me dedico a comunicar una alimentación natural a través de recetas que sean deliciosas, además de saludables. Escribí los libros
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