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Los recuerdos de su infancia la llenan de alegría y nostalgia. Criada en Zona Oeste, más exactamente en Villa Tesei, Hurlingham, al ser la menor de tres hermanas, jugaba sola. Y lo disfrutaba. Le gustaba mucho bailar, actuar y también imitar escenas de series que veía. Pasaba horas con sus amigas copiando coreografías de videos musicales. Ya a los 14, fanatizada con la serie Friends, decidió que necesitaba estudiar inglés: era el pasaporte para poder acercarse a su sueño. “A esa edad quise empezar a buscar maneras de poder llegar a Hollywood y ser una conocida actriz. De hecho, cuando en casa pudimos tener una computadora, pasaba horas buscando maneras de conseguir viajar y vivir fuera de Argentina. Pero con el tema de las Torres Gemelas, el sueño de Hollywood se vino un poco abajo, y ahí fue donde empecé a buscar otros destinos. Eso sí, quería que en el país donde llegara se hablara inglés”, explica Debbie Frascino (33).
No le llevó demasiado saber que Londres, en el Reino Unido, sería el destino al que aspiraría. Corría 2012 y, en ese entonces, trabajaba en el área de Recursos Humanos en una clínica. “Parte de mi nunca fue feliz en esa clase de trabajos. Me sentía siempre muy estresada por las tareas que me pedían y no estaba cómoda. No lograba hallarme en Buenos Aires, la sensación era de estar inquieta todo el tiempo”.
Y fue una ruptura amorosa lo que terminó de definir su rumbo. En medio de un proceso de recomposición de su vida, Debbie se mudó a la casa de sus padres, abandonó la carrera de Licenciatura en Actuación en la Universidad Nacional de las Artes (UNA) -algo que amaba hacer- y vendió muy pocas cosas, porque no tenía realmente mucho para vender. La decisión estaba tomada. Iba a emigrar, dejar atrás una vida que ya no la hacía feliz y buscar su camino en otras latitudes. “Por suerte todos me apoyaron, tengo una familia hermosa, que siempre me crió y apoyó al 100% en lo que quería hacer. Por otro lado, creo que, aunque nunca lo dijeron, siempre supieron que esta vida que estoy llevando hoy, era la que estaba escrita en mi destino”.
Como en la televisión
Aterrizar en Londres fue un sueño hecho realidad. Llegó junto a unos amigos y fue eso lo que hizo que la adaptación no le resultara tan difícil. Tenían planes y actividades en grupo y, de esa forma, la soledad no se sentía tan cerca. “Lo más difícil de todo el proceso de hacerme un lugar en un país nuevo fue sin lugar a dudas el inglés. Estudio el idioma desde chica, pero llegar acá y darme cuenta de que no sabía cómo usar todo lo que había aprendido me frustraba. Me daba mucha vergüenza hablar inglés y pensaba que se iban a reír de mí. Es algo que nunca pasó, pero sentía ese miedo”.
Con el resto de las cosas, Debbie siempre mantuvo una actitud positiva: confiaba en que el tiempo acomodaría, lentamente, cada pieza de ese rompecabezas que estaba armando. “Lo más lindo sin duda fue poder armar una vida acá como tenía en Argentina pero con otros factores fundamentales y positivos. Tengo un hermoso grupo de amigos -¡sí, como en la serie Friends que tanto me gusta!- una casa y un hijo que me hizo aún más fuerte de lo que soy”.
Aunque cursó su embarazo sola y también cría a su hijo sin pareja, se dio cuenta de que puede y eso la hace sentir orgullosa. “Simón tiene 4 años ya. Nació en Londres y siento que puedo criarlo sola por él, porque quiero poder darle la seguridad de salir a jugar a la calle sin miedo, a poder caminar tranquilo por las noches y a poder dejarlo decidir libremente sin que su economía sea algo negativo. Mi vida ahora es la de una mujer que trata de hacerle saber a las personas que se puede. Con constancia y trabajo se puede, me gusta mantener ese mensaje. Soy alguien normal viviendo en una ciudad de ensueño, camino tranquila por las calles del barrio donde vivo, Cricklewood, atenta siempre, pero no con miedo constante, puedo varias veces darme un gusto, y disfrutar de estar en un parque con mi hijo”.
Ser mamá en Londres
Mientras, Debbie sabe que no puede bajar los brazos. Durante la pandemia perdió dos trabajos (hace papeles como extra de actriz, modelo de gráfica o participa en videos musicales), así que con un socio decidimos empezar nuestro emprendimiento de venta de empanadas y milanesas congeladas. Si bien salen pedidos y la gente está comprando con mayor frecuencia no vivo aún de eso. Lo mío es actuar, es para lo que siento que nací, y lo que más disfruto hacer además de ser mamá”.
Eso la motivó a empezar a compartir consejos para emigrar en su cuenta de Instagram @argieinlondon. Desde allí también muestra Londres de una forma diferente y cómo es la vida de una mamá con su hijo pequeño en ese lugar del mundo. Las curiosidades y los datos interesantes abundan en su feed. Por ejemplo, cómo y dónde encontrar guías en el famoso Regent´s Park para dar con los mejores árboles Cherry Blossom, que florecen en primavera, y hacer fotos hermosas.
Pero hubo un tema sobre el que recibió varias consultas. Y por eso decidió hacer un posteo especial. Se trata del sistema de cuidado de los niños. “Acá se usan por lo general 3 sistemas de cuidado, tenemos las Nanny (live out y live in), las Childminder y después las famosas Nurseries. Una niñera, con poca experiencia no baja de las £10ph (por hora) y puede ir hasta £15ph , y si contamos que nuestro trabajo va a ser de 8/9hs, nos daría un total de £1800 aproximadamente. Algunos suelen contratar Nanny Live In, pero eso implica tener a la persona viviendo en la propia casa y hay qe brindarle todas las comodidades: habitación privada, comida y tratarla como una más de la familia. Después están las Childminder, lo que hacen ellas es, desde su propia casa, preparar el ambiente para que parezca una nursery y esté apta para los peques. Para poder hacer esto hay que hacer muchos cursos, el Gobierno te inspecciona la casa y hay ciertas reglas que cumplir. Según la zona los precios varían, pero el valor más o menos va desde los £8ph para arriba. Siempre ofrecen medio día, o día completo y podés elegir que tu hijo vaya 2, 3 o 5 días. Por último están las nurseries, que suelen ser los famosos maternales. Están abiertos casi todo el año (normalmente cierran en agosto dos semanas de vacaciones) y en cuanto a costo, está muy parecido a las Childminder, pueden ir de £80 o más por día, también ofrecen jornadas de medio día o de día completo y pueden ir los días que los padres necesiten”.
Con el termo y el mate en la mano, confiesa que esas son algunas de las razones por las que le gusta vivir en Londres. “Aunque uno tenga hijos pequeños, siempre va a encontrar algún plan para hacer. Tours, caminar o salir a pasear. Hay muchas atracciones y actividades para ellos. Hago muchos planes con Simón, pero otro tanto los hago sola, y me encanta el balance de eso. Pasear con mi Simonchi por los parques, y que pueda andar libremente disfrutando, es algo que no cambio por nada en el mundo”.
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