Cuando Fabio se aleja de los trajes y las formalidades que su profesión de abogado le exige, le apasiona bailar. A lo largo de su vida, el baile le obsequió momentos inolvidables que atesora con cariño, aunque solo uno de ellos se destaca por sobre cualquier otro, ya que se trata de aquel que le cambió el destino para siempre.
Todo comenzó una tarde cuando, con su alegría característica, se dirigió a las prácticas de una nueva comedia musical de la cual formaba parte. Entre risas y estiramientos, la vio a ella, distinguida con su tutú blanco de ballet, el peinado acorde y una sonrisa infinita que lo cautivó desde el primer instante.
Con el paso de los días y los ensayos, tal como solía suceder siempre, el hielo grupal comenzó a quebrarse para dar paso a conversaciones más íntimas y charlas que se extendían más allá de la hora. Sin embargo, el joven pocas veces se acercaba a Belén, una chica que parecía estar muy fuera de su alcance: "Yo vengo de una familia humilde, y de un pueblo, y veía lejana la posibilidad de que una persona de la ciudad se fijara en mí".
Fabio, un bailarín folclorista con maquillaje negro en toda su cara para la ocasión, contrastaba llamativamente con Belén, una bailarina de danzas clásicas, y que en la obra representaba a la luz. El cuadro que creaban era acorde a la distancia que él creía que existía entre su mundo y el de Belén: "Bailábamos en escenas diferentes y, por mi maquillaje, tampoco podía acercarme porque había riesgo de manchar su traje blanco, inmaculado".
Allí estaban, él con su atuendo de soldado afroamericano y sus aires rústicos, y ella, entre tules y pasos finos; lejana y radiante.
Una revelación y sentimientos secretos
Fue para la época en que los ensayos habían culminado y estuvieron listos para las funciones, que las conversaciones entre ellos se volvieron más frecuentes y el tono de Fabio más seguro y divertido. "Te está tirando onda. La forma en que te mira es especial", le dijo una compañera a Belén, quien rió ante el comentario. Él jamás le había dicho nada insinuante y no sentía que entre ellos pasara nada. Aparte, ella tenía poco tiempo para esos pensamientos, siendo madre soltera.
Fabio supo que Belén tenía una hija un día cuando, por casualidad, se encontraron en la calle. Ella iba con su pequeña y la sorpresa fue enorme al comprender la situación: "Jamás hubiera imaginado que era mamá, me asombré, porque era muy joven y no aparentaba ninguno de los rasgos que puedan delatar maternidad".
Con la obra viajaron y la intimidad entre ellos creció, aunque sin palabras que pudieran delatar que se gustaban. ¡Él, tan aferrado a su idea de que venían de realidades distantes! Pero sobre aquellas impresiones no conversaban y, así, sus sentimientos permanecieron en secreto. "En alguno de esos viajes nos dijimos que al finalizar la obra iríamos a ver una película, cualquiera, la que estuviera de estreno", rememora Fabio y sonríe.
Pero la gira con la obra terminó y no supieron nada más el uno del otro.
Dejar ir los miedos
Los meses transcurrieron y, a pesar del silencio entre ellos, en sus pensamientos no cesaron de evocarse. Tal vez, pensó Fabio un buen día, podría invitarla al cine y vivir, por qué no, una aventura romántica.
"¿Todavía querés ir al cine conmigo?", lanzó por el chat del Facebook. Y ella aceptó.
Para su sorpresa, Belén eligió una comedia, cuando él esperaba que se inclinara por algún romance. La realidad era que le daba igual, durante un tiempo que le pareció eterno se había aguantado sus ganas de verla, y era lo único que anhelaba. En aquel reencuentro todas las intenciones y los sentimientos contenidos comenzaron a revelarse.
"A los pocos días volvimos a vernos y ella, ya sin vueltas, no dudó en preguntarme por qué me había acercado a ella, una madre soltera, y cuáles eran mis intenciones", revela Fabio. "Yo estaba a punto de terminar mi carrera y tenía mis reservas de siempre. No le mentí, le dije cuánto me gustaba, pero que tenía miedo a equivocarme, que quería conocerla y acercarme despacio".
Pero las intenciones de tomar precaución se desvanecieron en el instante en que los miedos quedaron expuestos, para luego dejarlos ir. La bailarina clásica citadina, y el folclorista humilde de pueblo olvidaron sus etiquetas para descubrir que lo único que importa y prevalece en la vida es el amor. "A partir de entonces, la química entre nosotros se aceleró a una velocidad increíble y en pocas semanas ya éramos novios", ríe Fabio.
"Ya no bailo en los escenarios y mi mujer actualmente da clases de danzas. Hoy tenemos una hija en común, vivimos los cuatro juntos y somos felices sorteando obstáculos, luchando por la felicidad de nuestra familia. El destino es incierto y de ello soy testigo".
La banda de sonida de una historia de amor, comentada
1) Te regalo una promesa - Sie7e. Recuerdo que fue una de las primeras canciones que postee en facebook luego de haber ya tenido nuestras primeras salidas. A ella le encanto y nos identificamos.
2) Que nadie calle tu verdad - Manuel Carrasco. Es una canción que ella me dedicó en un momento que yo andaba medio bajoneado, no me acuerdo por qué, me gustó mucho.
3) Esto es amor - Cuentos Borgeanos. Fue el tema que use al hacer un video cuando nació nuestra hija. Está en youtube. La canción es sencillamente hermosa.
4) Gotas de agua dulce - Juanes. Esta canción se la canté con la guitarra a través del teléfono. Antes de convivir vivíamos bastante lejos el uno del otro, nuestro entretenimiento era hablar mucho por celular y hacer estas cosas. Además la canción era real para mí, porque ella tiene unos ojos hermosos.
5) Lo mejor de mí - Carajo. Una canción que me gusta mucho porque gracias a mi mujer he logrado salir adelante y ser lo que ahora soy.
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