En su departamento de Vicente López, Florencia Fabiano (35) deja de lado por unas horas sus estudios de coaching y metafísica y, fiel a sus años de modelo, despliega su arte para la producción de fotos con ¡HOLA! Argentina. En la otra habitación, su marido, el empresario Facundo Bullrich, y sus hijos, Francesca (4) y Federico (2), juegan entretenidos. "La cuarentena nos obligó a organizarnos mejor con Facu. Al principio fue difícil distribuir mi energía porque tenía que combinar la demanda de los chicos con mis estudios que a veces se extendían hasta ocho horas. Por eso creo que la comunicación fue clave durante el aislamiento: los dos entendimos nuestras necesidades y buscamos equilibrar nuestros roles", resume Florencia.
–Primero te animaste a la fotografía y ahora estás estudiando metafísica y coaching.
–Claramente hay una búsqueda constante por querer entender mejor mi entorno y el de los que me rodean. Creo que mi primer quiebre tuvo que ver con la fotografía. En aquel momento tenía 25 años y trabajaba a full como modelo… Había vivido afuera, viajaba mucho, pero necesitaba correrme de mí. Por eso la fotografía fue una oportunidad para desviar la mirada hacia el otro y salir de mi propio mundo. El coaching llegó mucho tiempo después con el nacimiento de mis hijos. Me puse a estudiar como una búsqueda de autoconocimiento y también porque me pasaba que muchas chicas que querían ser modelos se contactaban conmigo buscando asesoramiento. Por eso empecé a estudiar coaching, para poder acompañar y asistir desde mi experiencia.
–¿Cómo llegó la metafísica a tu vida?
–Soy una mujer que siempre trata de mantener una actitud y un pensamiento positivo ante la vida porque así me gusta entender las cosas que vivo y la metafísica tiene un poco que ver con eso. Es una rama de la filosofía que te ayuda a ver el equilibrio de las cosas, incluso en las experiencias negativas. Cuanto más aceptemos esas experiencias y podamos ver cuál es el aprendizaje, más podemos saltar a un nuevo escalón e ir moviéndonos hacia una nueva versión de nosotros mismos.
–También aprendiste numerología.
–Me encanta estudiar cosas nuevas. La numerología establece que uno nace con un mapa numérico. De hecho, nuestro nombre tiene números. La teoría dice que cada número tiene una misión en este mundo, por lo que, a través de ellos, podés saber cuál es tu misión. En lo personal, la numerología me ayuda a relacionarme con la gente que me rodea, con las personas con las que trabajo.
–¿Qué nos podés decir de este año?
–Este es un año cuatro (2020, 2+2=4). Este es un número que viene a romper esquemas y por eso, el ejemplo más claro es el Covid-19. Pensá que en marzo ya todos teníamos la agenda planificada y nos vimos forzados a rediseñar nuestros proyectos. En ese sentido, el número cuatro viene a pedirte que evalúes nuevas posibilidades. La bendición está en esas soluciones que encuentres para resolver el problema que se te presenta. Hay dos maneras de mirar este año: podés ver que se rompió todo o preguntarte qué es lo nuevo que va a venir y qué podés hacer para adaptarte al cambio.
–¿Qué dicen los números de 2021?
–Es un año cinco y eso significa rebeldía. De hecho, ya podemos decir que socialmente se nota que está pasando, se percibe esa energía que se va a ir incrementando el año que viene. Ojo, 2021 será también más distendido y de disfrute. Después de que se rompió todo, nos relajamos, descubrimos cómo hacer las cosas de otra manera y nos conectamos con el placer. Pero, así como se vienen momentos de aventuras y de animarnos a cosas nuevas, también se gesta un espacio para el compromiso social. Tanto 2020 como el que viene son años complejos y de transformación de estructuras y de paradigmas, por eso es importante nuestro aporte social.
–¿Qué descubriste de vos con la maternidad?
–Mis hijos me abrieron muchas puertas… Empecé a estudiar porque en algún punto la maternidad me llevó a plantearme qué tipo de madre quería ser. Creo que el amor es el aprendizaje más lindo. ¿Y cómo les puedo dar amor a mis hijos? Amándome a mí misma y vibrando realmente en amor.
–¿Sentís que tu faceta de modelo sigue presente?
–Sí, es una carrera que construí con los años y me es natural. Sí es cierto que ahora me conecto desde otro lugar porque aprendí a divertirme. Ya no sufro tanto esa presión que sentía cuando era chica y recién empezaba. A mis 35 años celebro que estén cambiando los modelos de belleza.
–¿Cuáles son tus nuevos desafíos?
–Estoy armando con una coach un proyecto para darle un sentido a la asistencia a mujeres y adolescentes que quieran sentirse bien. Me gustaría combinar los dos mundos: la moda y el bienestar personal. Quiero enseñarles a las nuevas generaciones de mujeres a ser felices con quienes son, que aprendan a quererse y a ser lo más auténticas posible.
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