"Soy quien estaba al lado tuyo cuando te cambiaste los zapatos hace cinco minutos en el aeropuerto", escribió sin pensarlo y en un intento irracional por darle sentido a lo que acababa de experimentar. Hacía unos segundos la había visto llegar apurada. Con el celular en mano y la valija en la otra. La divisó en medio de una multitud. "Fue lo más extraño y hermoso que sentí al ver a una mujer. Me desesperé y me senté para contemplarla".
Diego (44) tuvo suerte. Ella simplemente se dirigió hacia donde él estaba y mientras respondía un llamado se cambió los zapatos que llevaba puestos por una zapatillas más cómodas. Llegaba de un viaje laboral y se disponía a subirse a otro avión que la llevaría a su destino final. "Mientras se cambiaba los zapatos, entre códigos de barras y números espié su boleto de avión y pude leer claramente su nombre. Fue cuestión de segundos hasta que ella se levantó y sin siquiera registrarme, se fue".
Pensó y sintió que debía hacer algo. En su interior, una corazonada le indicaba que acababa de cruzarse a "la" mujer de sus sueños. No estaba dispuesto a perder tiempo. Con su nombre y la ayuda de las redes sociales, le escribió.
- Soy quien estaba al lado tuyo cuando te cambiaste los zapatos, que tengas buen viaje.
- Gracias, ¿vos también viajás?
- No, simplemente estoy esperando a mis hijos que vuelven de sus vacaciones.
Seguir el instinto
Después de ese breve intercambio, cada uno volvió a su realidad. "Fue inexplicable, no puedo describir con precisión qué fue lo que me pasó. Sentí una voz que me decía hacé algo porque es ella, la mujer de tus sueños".
Paola, de 33, era una mujer activa. Oriunda de la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe, trabajaba en una empresa de cosméticos y su puesto la llevaba a recorrer el país. Claramente no estaba buscando nada cuando respondió el mensaje de Diego. Tampoco quiso darle demasiada importancia al asunto. En medio de tantas responsabilidades laborales, pronto los mensajes comenzaron a volverse una bocanada de aire fresco que la desconectaban de sus obligaciones y la invitaban a conocer un mundo distinto al suyo.
Diego era contador, papá y estaba separado hacía ya unos cuantos años de la madre de sus hijos. Aquel encuentro en el aeropuerto había sido realmente una coincidencia del destino. Asentado en La Plata, en la provincia de Buenos Aires, jamás imaginó que ese día su vida cambiaría para siempre.
¿El principio del fin?
Los mensajes se hicieron cada vez más frecuentes, fluyó la buena onda, las risas y las ganas de encontrarse. Pasó un mes hasta que finalmente pudieron verse. Fue en diciembre del 2017. Lo hicieron en Rosario. Reservaron habitaciones en un lindo hotel, pasaron la tarde en la pileta y por la noche cenaron en la Costanera. "Esa noche nos dimos nuestro primer beso. Fue increíble, nos morimos de amor mutuamente. Y no dudamos en comenzar una relación hermosa, con las complicaciones de la distancia, pero muy hermosa, con muchísimo amor y respeto".
Paola conoció a los hijos de Diego. Y con ese vínculo afianzado, pasaron algunos meses hasta que comenzaron a hablar sobre planes para casarse, convivir, y la posibilidad de tener hijos propios. Pero llegó la cuarentena que les imposibilitó ir de vacaciones juntos. "Y empezaron los problemas para vernos: ella en una provincia, yo en otra. Sufrir, extrañar, la distancia que se hizo sentir. Desde marzo hasta hoy solo nos pudimos ver dos veces. Es una situación muy angustiante".
Siguieron los inconvenientes normales que suelen tener las parejas. Pero, a la distancia, todo se volvió más complicado de resolver. "Sé que ella me ama. Yo la adoro, es la mujer de mi vida. Pero ahora estamos distanciados y estas son situaciones que nadie tiene en cuenta. La pandemia no solo se queda con vidas, sino que destroza relaciones. No me voy a quedar de brazos cruzados. Pienso viajar, ir a buscar a mi futura esposa, a mi compañera, a quien elegí para compartir esta vida y partir de ella. Espero que, una vez más, el destino me acompañe y podamos estar juntos. Espero que punto final de estas palabras sea el principio de nuestro final feliz".
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