:: Las palabras tienen peso y son importantes para todo aquel que decide dedicarse a la escritura, pero para esta poeta y performer pueden tener una carga tal que la lleva a rechazar la posibilidad de tatuarse el nombre de alguna criatura que todavía no definió si se sentirá cómoda con ese nombre elegido por sus progenitores. Flavia Calise acaba de sacar su sexto poemario, La violencia de una estatua, por Hexágono Editoras, y espera el final del aislamiento social para agrandar su colección de tatuajes, que incluye más de un arrepentimiento, aunque jura que lo único que realmente no se tatuaría jamás es la cara de Mauricio Macri.
:: ¿Cuántos tatuajes tenés?
Tengo más de 30. Empecé a tatuarme a los 17. No me acuerdo bien cómo fue lo del permiso, si lo truché o si me acompañaron, pero lo primero que me hice fue una corchea y una clave de sol en la mano derecha.
Así empezó una serie de tatuajes que lamenté muchísimo. Tengo 28 y me hice cosas horribles en este tiempo. En la mano izquierda tengo las fases de la luna, que se va llenando, una en cada dedo, pero en ese momento todavía no estaba esa tinta especial para las manos, así que hoy son todos puntos negros. Como siempre hice teatro y estaba fascinada con eso, me tatué dos conejos muy grandes en la espalda, uno triste y otro contento, como las caras del teatro. Y, como siempre admiré mucho a Gilda, decidí agregarles una corona de flores. Todo muy grande. Y abajo dice "drama y comedia", por las dudas.
:: ¿Cuál es el tatuaje del que te arrepentís?
Me arrepiento de tantos... El de los conejos, por el tamaño. Otro es una calavera en el brazo derecho que me hice cuando estaba aprendiendo arte y me fasciné, como toda estudiante, con Frida Kahlo. Pero me la hice como una calavera porque en ese momento se usaban. Es un tatuaje en estilo tradicional, pero es rarísimo porque Frida parece una muerta viva. No me tapé ninguno porque son todos grandes, creo que porque soy exagerada, y me parece que quedarían peor.
:: ¿Tenés alguno favorito?
Tengo muchos. Pero el que más me gusta es un souvenir de Mar del Plata, que dice Mar del Plata, y son dos delfines cruzados.
:: ¿Cambia de color cuando está por llover?
Sí, me cambia el color de toda la pierna, en realidad, según el clima. Hablando en serio, tengo una historia romántica con Mar del Plata y voy cada vez que puedo. Tengo familia allá, es toda italiana. Estoy ahí, siempre que puedo, por placer. Estoy fascinada, además de con la ciudad, con el movimiento kitsch, y por eso elegí el souvenir. Otro que me gusta mucho está en la pierna izquierda, cerca del talón, y dice "mostra" subrayado, que tiene que ver con mi actividad performática. Me gusta mucho cómo está hecho y el trazo. Y tengo otro en el brazo derecho de Federico Moura. Fue elegido por fanatismo un poco más de grande. No solo por lo que Federico representó con Virus, sino por ser un pionero de la poesía dentro de la música pop. Lo adoro.
:: ¿Te acordás del último que te hiciste?
Me tatúo bastante seguido, pero, si no me equivoco, el último está en la panza, del lado izquierdo de las costillas. Es una mano hecha a mano, punto por punto, que está como si me estuviera sosteniendo el busto. Es preciosa. Fue durante el verano, prepandemia.
:: ¿Ya tenés pensado el próximo?
Va a ser "La poesía es el idioma total". La hice circular e incluso imprimí unos posters que pegué por la ciudad, aunque en algunos lados ya me los arrancaron. Los terminé vendiendo en una muestra a beneficio del comedor Belleza y Felicidad en Fiorito, que maneja Fernanda Laguna. Ese va a ser el próximo cuando todo esto se termine o, al menos, esté mejor.
:: ¿Alguna vez te tatuaste con alguna amistad?
En la otra costilla tengo un rifle ruso dibujado porque hace mil años hacía un programa por streaming que se llamaba Arriba de mi casa con un rifle, por el tema de Él Mató. Nos lo íbamos a tatuar los tres del programa, pero uno no se animó. Está bueno que el rifle apunta al pupo. A los 20 años también había salido con mi mejor amigo de ese momento, Luciano. Se hizo de día, estábamos mal y le dije que me iba a tatuar. Me contestó que no me creía y apostamos, así que me fui con él, en ese estado. Me terminé tatuando un Saturno en el cuello, porque soy de Capricornio y es el planeta que rige mi signo. Es un Saturno grandote de colores pasteles y no me acuerdo demasiado de cómo fue todo.
:: ¿Cómo relacionás los tatuajes con tu actividad?
Me tatué alguna que otra frase que he escrito porque significó algo importante en algún momento. Me hice "nunca más un beso a un vidrio", que es de un poema sobre corazones rotos. Lo relaciono porque así como un poema, si no es ficción, está siempre relacionado con el yo poético real: un tatuaje también está inspirado en un momento particular, con una marca literal e importante que queda en ese momento, más allá de que sea lindo o no.
:: ¿Admirás los tattoos de alguien?
Iti el Hermoso es muy amigo mío y me encantan sus tatuajes. Tiene muchos memes, tiene ese de Messi besando a otro jugador. Me gustan todos los que tiene. Soy fan de sus tatuajes.
:: ¿Qué es lo que jamás te tatuarías?
Tengo un montón de cosas para decir. Nunca me tatuaría la cara de Macri, por ejemplo. Y ponerle el nombre a une hije, porque eligiendo el nombre también se elige el pronombre, ya me parece medio violento de por sí en la vida, así que tatuarse el nombre de les hijes, cuando quizás crezcan y se quieran llamar de otra manera distinta, me parece violento. Me parece que así estás perpetuando algo sobre lo que no se tiene ni idea. Si le pibite se quiere llamar Palmera y vos le pusiste María... Me parece que no da, que se tatúe esa persona de última. Porque es insistir en el género y el pronombre de otra persona.