Fin de año verde. Fiestas más conscientes
El dilema navideño se repite todos los diciembres. ¿Arbolito natural o artificial? A primera vista, la opción más sustentable parece comprar uno reutilizable y no tener que talar un pequeño pino cada fin de año. Sin embargo, la alternativa de plástico esconde un considerable impacto ambiental. Para resolver la disyuntiva, un grupo de científicos analizó la huella de carbono de ambos. Resulta que, según la organización Carbon Trust, un árbol navideño real genera 3,5 kilos de dióxido de carbono, mientras que su par plástico produce unos 40 kilos. Esto significa que deberíamos volver a usar el arbolito artificial durante 12 navidades para que sea la opción más sustentable.
Con un agotador 2020 a cuestas, quizás sean pocos los que piensen en el asunto este fin de año, pero alguien tiene que decirlo: la Navidad no es una época feliz para el ambiente. Tradicionalmente, las fiestas son ese momento en el que, entre brindis y regalos, cedemos a un consumo excesivo y abandonamos los hábitos sustentables que mantuvimos durante el resto del año.
La responsabilidad individual parece insignificante, pero cuando la licencia festiva se extiende a miles de millones de personas, el resultado es una fenomenal resaca para el planeta. La lista de daños ambientales es tan larga que abrumaría al propio Papa Noél: picos de consumo de energía, aumentos de los residuos plásticos, enormes desperdicios de comida, mayor contaminación sonora, y un largo etcétera.
La buena noticia es que, incorporando algunas simples prácticas, podemos reducir nuestro impacto en el ambiente y disfrutar de unas fiestas de fin de año algo más sustentables.
1 Regalos con sentido
La combinación de pandemia con crisis económica puede convertirse en una oportunidad para que la creatividad le gane al consumismo, al menos a la hora de los regalos. Si quedó alguno pendiente de Navidad, o ya pensando en Reyes, iniciativas como Directorio Sustentable ofrecen alternativas económicas, ecológicas y locales. Esta plataforma promueve a productores, artesanos y creadores de América Latina con el objetivo de conectarlos con consumidores conscientes. "Nuestras decisiones de consumo generan un impacto y desde la conciencia podemos elegir qué tipo de impacto queremos generar. Por eso invitamos a regalar futuro en cada presente, apoyando a emprendedores locales que ayudan a activar la economía y regalando experiencias que inspiren a un cambio de hábito", sostiene Ainoha Aguirre Moura, creadora de Directorio Sustentable.
Otra buena fuente de inspiración para no caer en la tentación de resolver los regalos en un click con una oferta made in China, es el catálogo de regalos "con sentido" que lanzó la organización Sistema B. Lucila Peró, experta en sustentabilidad y cofundadora de la agencia Greenbondi, va un paso más allá y propone repensar nuestras prioridades. "Este fin de año tenemos la oportunidad de ser más conscientes y minimalistas, convirtiendo las fiestas en un momento para priorizar el reencuentro con los seres queridos –siempre tomando las precauciones sanitarias– por sobre el consumo. Quizás ese sea el principal regalo, por sobre cualquier producto material".
2 Envoltorios reciclados
Si habitualmente lo que importa es lo de adentro, durante las fiestas lo de afuera también es relevante, al menos para el ambiente. Según datos de ONU Ambiente, en algunos países el aumento de residuos en diciembre puede aumentar hasta un 30%, en parte debido al uso de cajas y envoltorios para regalos. Por eso es clave evitar el papel de envolver brillante, que no suele ser reciclable. Algunas alternativas sustentables son crear un envoltorio propio, reutilizando papel de diario y dibujándole motivos festivos; teñir telas en desuso; o directamente, regalar sin envoltorio. Los clásicos moños navideños también son un incordio y suelen ir a parar a rellenos sanitarios. Según un estudio de la Universidad de Stanford, si cada familia estadounidense reutilizara 50 centímetros de las cintas de los regalos, se ahorraría lo suficiente para dar la vuelta completa al mundo y hacerle un moño al planeta.
3 Mesa planificada
Vitel toné, pionono, pavo, pan dulce… Para algunos, las fiestas son, ante todo, un gran banquete. Pero atención que los excesos en la mesa de año nuevo no solamente pueden causarles una indigestión a los comensales; muchas veces un error de cálculo también genera importantes desperdicios de comida.
"La comida siempre es protagonista en estas fechas, es importante planificar el menú responsablemente para no generar desperdicios, priorizando productos de estación, que generan un menor impacto", aporta Lucila Peró. Reducir o eliminar la carne, así como también compostar los desperdicios, son otras prácticas que no deberíamos dejar de lado estas fiestas.
4 Huella energética
En 2014, científicos de la NASA demostraron con imágenes satelitales que la iluminación de las ciudades es mucho más visible desde el espacio en las fiestas. Estados Unidos se ve entre un 20% y un 50% más brillante en estos días de diciembre que durante el resto del año. Por estas latitudes, a la iluminación navideña hay que agregarle el uso -y abuso- del aire acondicionado por las altas temperaturas, con el costo ambiental que supone. ¿Cómo reducir nuestra huella energética este fin de año? Cambiando las lamparitas a tecnología LED, reivindicando al noble ventilador y, especialmente, reuniéndose a celebrar afuera, tal como indican los protocolos sanitarios.
5 Pirotecnia cero
A medida que se consolida la tendencia a disfrutar de las fiestas de forma sustentable, los fuegos artificiales pierden altura. Por más vistosos que resulten, cada vez está más claro su impacto ambiental. Calculando solo los festejos del 4 de julio de Estados Unidos en 2019, la pirotecnia produjo tanta contaminación en la atmósfera como un incendio forestal del tamaño de 50 veces la ciudad de Buenos Aires. Y, además, unos 9.000 heridos. También es sabido que representan un factor de estrés para muchas personas y mascotas. Al respecto, algunas provincias como Mendoza o Jujuy tomaron nota y prohibieron la comercialización de pirotecnia sonora para este verano, mientras que localidades costeras como Pinamar impulsan campañas de concientización. ¿Es posible celebrar un fin de año sin fuegos artificiales? Desde la cuna de la pirotecnia, demuestran que sí. El último 31 de diciembre, Shanghái, la ciudad más poblada de China, recibió el año nuevo con una alternativa más acorde a estos tiempos: 2000 drones sincronizados que regalaron un magnífico show de luces y música.
El autor es periodista especializado en sustentabilidad y fundador de www.Aconcagua.lat
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