Julián Strassera habla del film del momento basado en la vida de su padre y de su rol como fiscal del Juicio a la Juntas
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Marisa Tobar, la mujer de Julio César Strassera, no estaba de acuerdo con la realización de “Argentina, 1985″. No dudaba de las nobles intenciones del director Santiago Mitre y su producción. Explica Julián Strassera: “Mi madre no quería que se ficcionara la historia. Ella prefería que hicieran un documental... Decía que en una película se iba a perder una parte de la verdad por la necesidad de darle al hilo narrativo de la película, para que sea más atractivo al público”, dice Julián Strassera.
“Argentina, 1985″ va camino a alcanzar los 600 mil espectadores. El film recrea el histórico Juicio a las Juntas Militares desde la perspectiva del fiscal Julio César Strassera, personificado por el actor Ricardo Darín. Desde el comienzo, en el texto de apertura, el director aclara que se trata de una película “inspirada en hechos reales”. Que se trata de una ficción. Incluso, muchos nombres de personajes secundarios fueron cambiados intencionalmente. Sin embargo, como recrea un suceso auténtico, se impone una pregunta: ¿cuán ajustado a la realidad es el film? Es decir, más allá del resultado del juicio que todos conocemos, ¿qué escenas son auténticas y cuáles nacieron en la imaginación de su director?
Julián Strassera (51) no participó del guión. Una vez se reunió con Santiago Mitre y otras dos veces con “gente de la producción”. Vio la película el día de su estreno. Su impresión fue muy buena, dijo estar contento con el éxito que está teniendo. Y en una charla exclusiva con LA NACION, hizo referencia a la actuación de Darín en el rol de su padre, habló de las escenas que distorsionan lo ocurrido y de aquellas directamente fueron una “licencia que se tomó el director de la película”. También habló a las que lo conmovieron por su fidelidad con la realidad.
La interpretación de Ricardo Darín
“Creo que caracteriza muy bien a mi padre. Lo que pasa es que yo soy el hijo, a ese hombre lo conocí desde siempre, me cuesta descubrirlo en otra persona. Hay una escena en la que Darín mira a cámara y se destacan sus ojos claros... ahí me despegué del personaje porque mi papá tenía ojos oscuros, marrones. Más allá de eso, creo que lo estudió muchísimo en lo gestual, en la forma de vestirse. Cuando lo vi con un saco blanco y una corbata a rayas dije: ‘Es igual a mi viejo’”, valora Julián.
Los trabajos de “inteligencia” del hijo adolescente
Aunque el film hace foco en el trabajo del fiscal de Cámara, aparecen en la pantalla, distintas escenas de la vida familiar del funcionario. Con nombres de ficción, se muestra a su mujer Marisa Tobar y también su hija Carolina Strassera. Sin embargo, una especial trascendencia es el papel de su hijo adolescente, Julián Strassera. Con el nombre de Javier, acompaña a su padre en los distintos momentos del proceso judicial.
“En esa época yo tenía 14 años. Evidentemente, buscaron a un chico con un cierto parecido físico a mí. También supieron reflejar las inquietudes que yo tenía en esa época. Es cierto que yo pasaba muchísimas horas en la fiscalía. Cursaba la secundaria en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE), que estaba sobre la calle Libertad, y casi todas las tardes cruzaba la plaza y visitaba a mi papá en la fiscalía”, dice.
Un detalle interesante de la película son los trabajos de inteligencia que realiza Julián. A pedido de su padre, el adolescente investiga al novio de su hermana y espía a los jueces de la Cámara. Sin embargo, él se apura a descartar su veracidad. “Jamás, jamás... Eso tiene que ver con la necesidad de ponerle condimento a la película, algo de ficción. Mi padre jamás me hubiese enviado a seguir a mi hermana, de ningún modo”, dice.
El gesto “neroniano” y su participación en la redacción del alegato
Otra escena que despierta la atención es el momento de redacción del alegato. A altas horas de la noche, el fiscal y su hijo adolescente, sentados frente a frente, ultiman los detalles del alegato que pasará a la historia. “Yo lo vi a mi padre escribir el alegato y también lo escuché leerlo en voz alta. Pero lo del gesto neroniano (hace referencia al “pulgar hacia abajo” que hace su personaje) no es verdad”.
Además, Julián revela un detalle que no está en el film: “Yo no sabía el final de su alegato. De hecho, en la sala de audiencias, le pregunté a mi padre por ese agregado. Él me contó que se le ocurrió cuando se estaba levantando del escritorio para ir a la sala de audiencias, ahí le vino a la mente y lo escribió a mano. Fue un agregado de último momento”, cuenta. Se refiere a la frase histórica: “Señores jueces, quiero utilizar una frase que pertenece ya a todo el pueblo argentino: Nunca más”
Las amenazas: los llamados, la custodia y la bala en la casa
- Al asumir el rol de fiscal del Juicio a las Juntas trajo consecuencias desagradables para Julio César Strassera y su familia. La película refleja las amenazas que recibían por teléfono. Julián detalla: “Recibimos amenazas hasta el cansancio. Incluso hasta por el portero eléctrico, vivíamos cerca de Tribunales, sobre Marcelo T. de Alvear, entre Paraná y Montevideo. Nos decían que nos iban a matar a todos, a mi viejo le decían que nos iban a matar a mi hermana y a mí”.
- Es cierto que Julián iba al colegio con custodia. Pero aclara que su escolta no se llamaba “Hormiga”, como lo bautizaron en la película.
- Hay una escena en la que el personaje que interpreta a Julián encuentra un mensaje mafioso sobre una mesa, en el interior de su hogar: una bala dentro de un sobre con sello del Ejército. Explica Julián: “La bala fue una licencia que se tomó la película. Sí hubo una carta membretada dentro la casa, pero que llegó por correspondencia. Nadie se metió dentro de la casa. La carta yo la vi y le dije a mi padre: ´Esto tiene el sello del ejército’. Y mi viejo me contestó: ‘En el Poder Judicial las hojas son todas membretadas, cualquier persona tiene acceso a una hoja membretada y puede hacer una carta y decir cualquier cosa. Vos no te preocupes’”.
La decisión: “No puedo decir que no”
Para Julián, en la película, hay una escena con su padre que refleja a la perfección una situación que recuerda como si fuese ayer: “Un día después de enterarnos que se iba a realizar el juicio, yo estaba en la fiscalía con mi padre y le pregunté si él podía negarse a hacer ese trabajo, si podía decir que no. Y él me dijo: “No, no puedo decir que no” y siguió escribiendo en la máquina. Eso fue así”.
Para Julián su padre tenía “un compromiso muy profundo con el valor Justicia. Estaba convencido de que tenía que hacerlo. Él era Fiscal de Cámara y asumió el juicio porque era su deber”.
El encuentro con el presidente Alfonsín
En la película se muestra Strassera es llevado de incógnito al encuentro con el presidente Raúl Alfonsín. Explica Julián: “Ahí disiento con la película. Mi padre jamás se hubiese subido a un auto sin saber a dónde lo llevaban. Lo que pasó en realidad fue que un funcionario de la SIDE fue a la fiscalía y le dijo a mi padre que Alfonsín pedía ‘una acusación liviana’. Frente a esto, mi padre pidió una audiencia con el Presidente, que lo recibió en Casa Rosada. Ahí lo confrontó, le preguntó si él le había mandado a decir que quería ‘una acusación liviana’. Alfonsín le dijo: ‘De ninguna manera, doctor. Eso no tiene nada que ver conmigo’. Y en un momento, cuando mi padre se estaba yendo, Alfonsín le dijo: “Lo único que le pido es que no se vuelva loco”. A lo que mi viejo respondió: ‘Demasiado tarde, señor Presidente’”.
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