"Los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros", le dice Federico Molinari (35) a Valentino (4), su hijo mayor, cada vez que puede. Es su frase de cabecera para nunca bajar los brazos, y lo que lo llevó a ganar la medalla de bronce en anillas, en los últimos Juegos Panamericanos. Sin embargo, su nombre no sólo fue tapa de los diarios por su logro, sino también por la original propuesta de casamiento que le hizo a Paula Cancio (29), su novia desde hace catorce años, mientras lo entrevistaban para la televisión en vivo. "El día de la final, mientras me estaba bañando, pensé que si ganaba una medalla iba a cumplir un ciclo a nivel deportivo, y que eso podía dar lugar a otras cosas más personales. Me pareció un buen momento para sorprenderla", dispara el gimnasta.
–Paula, ¿te sorprendió la propuesta?
–Sí, hasta el día de hoy sigo en shock, pero entusiasmada. Lo vamos a celebrar el año que viene y deseamos que sea una gran fiesta.
–¿Cómo empezó su historia de amor?
Federico: En 2005. Siempre la veía en el gimnasio del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), y gracias a un amigo que me ayudó a conseguir su número de teléfono, la pude invitar a tomar algo.
Paula: Cuando me llegó su primer mensaje fue una sorpresa, yo sabía quién era, pero no me lo esperaba. Me acuerdo que le conté a mamá y me desesperé porque no tenía crédito en el celular para contestarle, así que al otro día camino al colegio me compré una tarjeta y le respondí.
–¿Qué fue lo que los enamoró?
Federico: A mí me llamaban la atención sus facciones y su presencia. Siempre tenía cara de enojada, quería conocerla y saber cómo era.
Paula: Cuando lo empecé a conocer me enamoró su actitud, siempre va por más y tiene muy claro lo que quiere. Él me decía que iba a tener su gimnasio, iba a jugar los juegos olímpicos, y así fue, todos los objetivos que se propuso, los cumplió.
–¿Siempre pensaron en ser padres?
Paula: Desde muy joven que trabajo con chicos y al estar tan consolidados como pareja fue un lindo paso para dar.
Federico: Yo no quería ser un papá grande. Mis padres me tuvieron de jóvenes y pude compartir con ellos muchas cosas, y me gustaba poder repetir ese modelo.
–¿Qué cosas hacen juntos, además del deporte [Paula también es gimnasta desde su infancia]?
Paula: Nos gusta estar tranquilos en casa, ver una película, ir al teatro.
Federico: Lo físico ya lo tenemos cubierto con nuestras actividades, porque literalmente somos una familia que vivimos del deporte. No negocio que los chicos no lo practiquen: creo que es fundamental para su educación.
–¿Les gustaría que sus hijos sigan sus pasos?
Federico: No hace falta que sean deportistas de alto rendimiento, sí que hagan deporte al menos por hobbie. Y está bueno que desde chicos estén adentro del gimnasio porque el día de mañana lo van a manejar ellos.
Paula: Yo los voy a dejar que elijan lo que quieran. La carrera del atleta de alto rendimiento es muy sacrificada, pero si quieren hacerla, cuentan con mi apoyo. No quiero que se sientan obligados a ser gimnastas sólo porque sus papás tienen un gimnasio y porque son hijos de Fede Molinari.
–¿Les gustaría tener más hijos?
Federico: Me hubiera gustado tener una hija mujer, pero por otro lado, ya fueron cuatro años de mucha intensidad, y ahora que Ciro está por dejar los pañales, está bueno reencontrarse como pareja.
–¿Los ven parecidos a ustedes?
Federico: Valentino siempre quiere ganar en todo lo que juega. Me siento muy identificado, cuando yo era chico era igual.
Paula: Aunque Ciro todavía es chico, ya tiene su carácter y es muy enojón, como yo.
Nosotros vivimos del deporte. No negocio que los chicos no lo practiquen: es fundamental para su educación
SIEMPRE PARA ADELANTE
"La gimnasia es un deporte amateur ciento por ciento, yo empecé igual que mis hijos a los 4 años, cuando mis papás me llevaron a un gimnasio donde ellos trabajaban. A los 12, vivía adentro del Club San Jorge en Santa Fe y en ese momento me di cuenta de qué carrera quería hacer. Dejé todo para dedicarme a la gimnasia, que era lo que más me gustaba. A los 18 me vine a Buenos Aires para entrenar con Vladimir Makarian y los mejores gimnastas", cuenta el deportista que con sólo 13 años participó del Campeonato Sudamericano en Santiago de Chile, donde obtuvo tres medallas de bronce y una de plata, esta última en anillas, la que luego sería su especialidad.
–Al ser un deporte amateur la gimnasia tiene muchos obstáculos, ¿cómo los superaste?
–Al principio, mientras entrenaba estudiaba Educación Física, luego hice la licenciatura en Alto Rendimiento, y encaré el sueño de tener un gimnasio propio. Con el apoyo de mi futura mujer y mi familia pude cumplir mis sueños. Cando viajo, estoy tranquilo porque sé que Pau está igual de comprometida que yo con nuestros gimnasios, y que es una gran madre.
–Y para vos Paula, ¿cómo es vivir con un deportista?
–Si no sos del mismo mundo, es difícil entender su cotidianidad. Porque les toca viajar mucho, entrenar muchas horas, seguir una dieta especial, acostarse temprano...No es fácil. Pero como yo también soy gimnasta y me apasiona, lo apoyo y acompaño en todo, y como familia tomamos las decisiones que creemos más convenientes. Cuando se lesionó la rodilla y quiso abandonar, con su papá lo acompañamos para que se recuperara y volviera a pelear por su sueño.
–Federico, muchas veces se dijo que ibas a retirarte, ¿seguís con ese plan?
–En el caso de no clasificar a los próximos Juegos Olímpicos, no sé si tendría mucho sentido seguir compitiendo, porque la mayoría de los objetivos ya los cumplí. Esta última medalla era un sueño puntual que me había quedado pendiente. Además, van pasando los años y el cuerpo te da señales de que ya no es lo mismo.
–¿Qué te queda por hacer?
–En lo deportivo, quisiera clasificar a los Juegos Olímpicos y al Mundial y estar entre los tres mejores del mundo.
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