Familia: tres creencias falsas que madres y padres deben desterrar para siempre
En la relación padres e hijos, es posible encontrar tres tipos de conflictos que surgen de tres maneras erróneas de comportarse que tienen los adultos:
- Los padres hiperexigentes
Para este tipo de padres, el error representa el fin del mundo. El mensaje que ellos les transmiten a sus hijos, cuando estos cometen alguna equivocación, es: "Si te equivocás, vas a sufrir toda la vida; si no lo hacés perfecto y sin errores, nunca tendrás éxito". Esta es la creencia nuclear que lleva a la persona exigente, o hiperexigente, a buscar siempre la falta, tanto en sí misma como en los demás. ¡No hay que equivocarse! Hay que hacer las cosas de manera perfecta. De este modo, se acaba por confundir excelencia con exigencia; el resultado es que uno empieza a no disfrutar nada de lo que hace, porque cree que lo importante es "que me salga perfecto, para así tener logros".
- Los padres ansiosos
La creencia que se oculta detrás de la ansiedad es: "El mundo es un lugar peligroso. No confíes en nadie. ¡Tené cuidado y mantenete siempre alerta!". Los hijos de padres ansiosos crecen hiperactivados y, con el tiempo, llegan a pensar que todo es peligroso, por lo que siempre esperan que algo catastrófico suceda. Aquí, el foco nuevamente está dado en el peligro y no en los recursos internos que todos tenemos para hacerle frente. ¿Cuántas crisis hemos atravesado y superado? Seguramente, más de una. Y fuimos capaces de afrontarlas y, además, de superarlas.
- Los padres agresivos
La creencia de toda persona agresiva es: "Estoy enojado y, como no lo puedo ver en mi vida, lo descargo sobre vos". Todo aquel que agrede, descalifica, insulta o golpea, experimenta ira con respecto a su propia historia. Los padres que se sienten muy enojados consigo mismos y no logran reconocerlo ni resolverlo, lo desplazan hacia sus hijos.
¿Qué hacer con las creencias equivocadas?
No somos responsables por aquello que nuestros padres nos enseñaron o transmitieron en la niñez, pero sí lo somos por aquello que haremos, ya adultos, con lo que nos inculcaron. Papá y mamá no tienen por qué necesariamente ser el modelo de nuestra paternidad o de nuestra vida. Cada ser humano adulto posee la libertad de construir su "propia historia". Para ello, es fundamental identificar las creencias falsas y reemplazarlas por creencias útiles y expansivas.
Leí que el gran violinista Paganini, en una ocasión, tuvo que dar un gran concierto. Cuando pasó al escenario, y ya tenía el instrumento entre sus manos, se dio cuenta de que ese instrumento no era el propio. Entonces comenzó a sentir ansiedad y a entrar en pánico. Se preguntaba: "¿Qué voy a hacer?".
Cuando el concierto hubo terminado, comentó que esa había sido una de las mejores actuaciones de toda su carrera. Y agregó algo que me gustó e inspiró mucho: "Este día recibí la lección más importante de toda mi vida. Siempre pensé que era el instrumento el que contenía la música; pero hoy descubrí que la música no está en el instrumento, sino dentro de mí".
La mejor música se encuentra en tu interior, no en tu historia personal, haya sido la que haya sido. ¡Aún estás a tiempo de dar los mejores conciertos de tu vida!
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