La primera dama, por definición, no tiene funciones ni responsabilidades asignadas. No es un cargo electo ni nombrado, por lo que tampoco recibe un salario. Es, simplemente, una forma de llamar a la mujer del presidente. Acá, en Argentina, un apartado, oportuno en este caso: como el "puesto" no está reglamentado, no hay nada escrito que lo encuadre, tampoco es imprescindible que su actuante esté formalmente casada. Cada primera dama (o primer caballero, en caso de que la presidencia esté ocupada por una mujer) fija su estilo de acuerdo con su voluntad e inquietudes. Pero hay una facultad propia de la posición que pueden desarrollar principalmente las mujeres –que no disminuye ni perjudica cualquier otra competencia– que es ser embajadora de moda. Como acompañante del presidente en viajes o recepciones oficiales, la primera dama tiene la posibilidad de mostrar al mundo y promover la industria del diseño argentino.
Durante sus primeros doscientos diez días en Olivos, Fabiola Yañez (38) mostró un estilo muy personal. Su guardarropa, salvo rarísimas excepciones, está "hecho en Argentina" y combina etiquetas de primera línea con diseñadores menos conocidos o poco promocionados. Aunque para las citas más desafiantes, de mayor exposición, apostó a lo seguro y recurrió a los "clásicos". Para la ceremonia de asunción de Alberto Fernández y para el encuentro con Brigitte Macron en el Palacio del Eliseo, convocó a Evangelina Bomparola. En su segunda visita al papa Francisco, la cita más exigente a nivel protocolar, usó un vestido de Pablo Ramírez, "el hombre negro de la moda". Y como organizadora del programa de televisión solidario Unidos por Argentina optó por un traje colorado de Javier Saiach.
Pero cuando se aleja de estas opciones, que podrían decirse "obvias", es donde imprime su estilo, que los cronistas de moda insisten en llamar "lady like": "Las piezas básicas de esta tendencia son los tailleurs o vestidos sastreros, faldas midi (tableadas o rectas) y abrigos confeccionados en materiales nobles", aseguran.
Todas las elecciones de Fabiola Yáñez están relacionadas, de alguna manera, con el mundo del espectáculo. Y esto tiene dos motivos: su pasado reciente como actriz, principalmente, y porque su asesora de vestuario es Carolina Marafioti, una estilista que trabaja con actrices como Cecilia Roth, Andrea Rincón, Julieta Ortega, Julieta Novarro y Romina Pereira (nutricionista, mujer de Jorge Rial).
Una de las etiquetas que más repite la primera dama es Cynthia Martos, una diseñadora de prestigio, sin boutique a la calle, cuyos trajes se lucen en producciones de revistas. Ya usó al menos cuatro vestidos suyos, todos ceñidos al cuerpo con cinturón para destacar la cintura, en colores celeste (para el 20 de Junio), blanco (para el 25 de Mayo), verde petróleo y magenta.
En el Día de la Bandera, la primera dama dio un golpe de efecto y combinó su vestido y tapado celestes con zapatos que tenían los colores de la bandera y una escarapela en la suela, de la diseñadora Gabriela Kovacs, dueña de Kovacs Tango Shoes, la marca que usan los bailarines de Rojo Tango y Café de los Angelitos. Un detalle: ahora, en tiempos de pandemia, Martos confecciona sus vestidos con barbijos a juego.
Otra gran "proveedora" de la primera dama es Natalia Antolín, con quien tiene relación desde hace tres años, cuando Yáñez daba el salto del periodismo a la actuación y nadie imaginaba que su destino estaría en Olivos. El modelo Prion, ceñido, es quizá el look más sensual que haya usado Fabiola en los últimos doscientos días, desde la asunción de Alberto Fernández. También lució algunas de las creaciones que pertenecen a la colección cápsula creada por Verónica Lozano. Ninguno de los diseños fue confeccionado especialmente para la primera dama: todos están en venta en el sitio de la marca, algunos incluso rebajados.
También tienen presencia en el guardarropa de Olivos los modistos Ivana Picallo, que en su momento fuera muy promocionada por su amiga Claudia Villafañe, y el recordado Jorge Ibáñez, con un vestido que le regaló Mabel, la madre del diseñador. Entre los abrigos, llamó la atención en su viaje por Israel y Europa, cuando eligió dos tapados de cashmere idénticos, en gris y rosa, además un abrigo de piel de Breeders que usó en Berlín y repitió en su encuentro con Brigitte Macron.
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