Todos los días, apenas cae la tarde, Fabián Mazzei (54) sale a caminar por las calles del barrio privado en Pilar, donde vive con su mujer, Araceli González (43). Lo hace para despejarse, cambiar de aire y desconectarse. "Después de tantos días de encierro, hacer esto me resulta maravilloso", dice el actor quien tras un año intenso y de mucho dolor, confiesa estar en pie gracias a "Ara", "un torbellino que me ayudó a salir delante". Y sin mediar pregunta alguna, enseguida repasa la vorágine de los últimos meses: el miedo ante un tumor en su boca, la sorpresiva internación de la actriz –estuvo en terapia intensiva luego que una bacteria afectara su riñón– y la muerte de su madre, Jacinta "Chiquita" Penella. "Todo en un lapso de seis meses, fue muy duro e intenso", explica mientras se ceba un mate.
–El encierro tampoco debe de haber ayudado a transitar el duelo…
–Claro que no. Este fue un año muy difícil para mí. Lo de mamá me agarró muy mal parado. Trato de ponerle garra y de levantarme todos los días y hacer lo que puedo. Es muy difícil, me cuesta mucho. Por suerte tengo una increíble mujer que me saca adelante.
–Durante la cuarentena, ¿pudiste ver a tu mamá?
–Sí, tramité el permiso y me organicé para hacerle las compras y llevárselas. El médico me había dicho que no le quedaba mucho tiempo, así que traté de verla lo que más pude. Ella no murió de Covid, tenía cáncer de mama y otras cuestiones que se agravaron bajo el contexto de la cuarentena. La tristeza, la soledad. Por suerte pude despedirme. Mi vieja fue y es el pilar más importante en mi vida. Con su muerte, siento que algo de mí se fue con ella. Cuando se mueren los padres, una parte de tu historia se va y es terrible.
–¿Cómo te acompañó Araceli?
–De repente es ella la que cuida de mí. Estos últimos meses fueron muy complicados: primero la internación de Ara con la bacteria tuvo en la sangre y nos puso al límite de perderla y. en febrero, estando de vacaciones en México, me apareció un bulto en la cara interna de una de las mejillas. En Buenos Aires, supe que era un tumor, me operaron y gracias a Dios resultó benigno.
–Recién hablaste de la internación de tu mujer. ¿Tuviste miedo?
–El panorama no era bueno y el único que sabía la verdad era yo. El tema fue que los médicos tenían que encontrar el tipo de bacteria para darle el antibiótico y me asusté cuando me lo dijeron, pero no dejé que la idea de la muerte se instalara en mi cabeza. Ara es una mujer fuerte y sana y eso también la salvó.
–¿Y qué te pasó a vos cuando te dijeron que el tumor era benigno?
–Fue un instante de felicidad plena, sentí que volvía a respirar. Me acuerdo que ese día me levanté temprano y leí el mail del médico con los resultados, pero por supuesto, de los nervios no entendí nada. Tuve que llamar a mi doctor y escuchar que todo estaba bien. Ahí me tranquilicé, la desperté a Ara y ese momento fue uno de los más lindos de mi vida.
DEL AMOR, LA FAMILIA Y LAS GANAS DE MÁS
–¿Cómo es estar al lado de una figura tan fuerte como tu mujer?
–Te confieso que al principio lo sufrí un poco, pero después aprendimos a sobrellevarlo juntos. Pensá que nuestra relación fue así desde el comienzo. Pasamos de todo y sobrevivimos a todo. El primer año, nos la pasamos casi encerrados porque todo el tiempo nos seguían las cámaras y los fotógrafos. Pero decidimos hacer foco en nuestra historia. Nos entregamos el corazón y le dimos para adelante.
–¿Qué admirás de Araceli?
–Ara es una luchadora y durante muchos años, ayudó a su familia que es como un regimiento, a parientes de su primer marido y ni hablar de sus ex parejas, a las que también ayudó. Es una mujer que da todo el tiempo. Es fiel a su palabra. Eso es algo que la marcó siempre más allá de su belleza. Su forma de ser para mí es oro en polvo.
–¿Fue difícil incorporarte en su familia?
–Llevó tiempo, como todo lo que vale la pena. Ella desde el primer momento me dijo: "Si a mis hijos no les cerrás, esto se termina acá". Yo le respondí: "No voy a compartir una vida si no tengo onda con tus hijos. Es ridículo". Y así empezamos.
–¿Cómo es tu relación con sus hijos?
–Cuando empezamos lo nuestro, a Flor (Torrente) ya la conocía un poco porque con su mamá habíamos trabajado juntos en la novela Mil millones. Pero con el muchacho loco (Toto Kirzner), tenía cero relación. Ese fue el más difícil, pero en realidad terminó siendo el más fácil. Me acuerdo que un día yo estaba haciendo una serie en Trelew y él me llamó por teléfono. Él tenía 8 años y era nuestra primera conversación. "Mamá ya me contó de ustedes ¿vos sabés jugar a la play?". Le dije que sí. "Ah bueno, cuando vuelvas a Buenos Aires jugamos". Así que imaginate, cuando llegué me tuve que poner al día con la play. Lo nuestro fue una conquista mutua y cada vez que él me decía algo lindo me mataba de amor. Claro que tener un hijo con Araceli hubiese sido maravilloso, pero las cosas se dieron así. Ara me abrió las puertas de su mundo, me dio una familia y yo estoy más que agradecido por eso.
–¿Cómo viven puertas adentro las repercusiones del reclamo judicial por la división de bienes que Araceli inició contra su ex, Adrián Suar?
–A Ara la acompaño en todo lo que puedo. Puertas adentro tratamos de que esto afecte nuestras vidas lo menos posible. Ojalá se solucione de la mejor manera posible, siempre con la verdad. No hay ninguna cosa rara y con eso tendría que ser suficiente. La Justicia decidirá. Ella sabe lo que hizo, todo el mundo lo sabe y ahora queda que la Justicia determine el final. La gente sólo conoce lo que se vio y lo que se dijo, pero hay una historia paralela que es terrible y que algún día tal vez la escriba en un libro. Fue heavy todo lo que pasamos y por eso valoramos tanto lo nuestro que fue siempre muy apasionado. Ojo, nos llevamos bien, pero también discutimos. Es un amor lindo y real y ojalá sea para siempre.
–¿Sentís que haber apostado a esta relación tuvo un costo en tu carrera?
–Ya dijimos todo lo que teníamos que decir sobre eso. Ya está. Yo lo sé y lo saben todos. Disculpame, pero no quiero entrar en detalle sobre ese tema.
–¿Qué proyectos te esperan por delante?
–Después del estreno de Trópico –el film que protagonizó junto a Juana Viale, me encantaría que saliera a la luz la película Sola, donde me sumé a la producción con mi mujer y el director José Cicala. Ahora me llegó un nuevo guion de una película chiquita, hermosa y me encantó. Voy a codirigirla. Me da un poco de miedo, pero es un lindo desafío. El cine es un mundo apasionante y quiero ver hasta dónde me lleva.
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