En un alto de su exitosa gira mundial –la última fecha fue el 10 de junio en Belfast, Irlanda, y recién retomará los shows el 9 de julio en Los Ángeles–, Michael Bublé (43) se tomó unos días de descanso junto a su familia en Italia. La semana pasada, el cantante canadiense, su mujer Luisana Lopilato (32) y sus tres hijos Noah (5), Elias (3) y Vida (de 11 meses)aprovecharon el sol de la primavera europea para disfrutar de la bellísima Florencia. Radiantes de felicidad, Michael y Luisana se convirtieron en los protagonistas de unas postales de película, cargadas de ternura, sonrisas y miradas cómplices. Atrás quedaron los duros momentos que debieron afrontar cuando le diagnosticaron cáncer de hígado al mayor de sus herederos en 2016 y que –como podemos ver en las fotos que ilustran estas páginas– hoy se encuentra muy bien, lleno de vitalidad. El 25 de julio del año pasado, Michael y Luisana tuvieron a Vida y fue unos días antes de embarcarse en estas vacaciones alla italiana cuando el cantante habló de su hija. "Es bellísima. Tiene ojos azules y es muy expresiva. Amo que se parezca tanto a mi mujer", dijo durante una entrevista en el Reino Unido. "Sonríe mucho y ya intenta hablar", agregó. Al ser consultado por la elección del nombre, reveló una anécdota familiar: "Estaba viendo una lista y le dije a mi mujer: ‘¿Sabés qué? ¡Vida! ¿Qué otro nombre mejor que ‘Vida’ vamos a encontrar? Este bebé fue un milagro". Lo cierto es que al principio Luisana no se mostró muy entusiasmada con la propuesta y él tuvo que convencerla. "Ahora nadie se imagina que pudiera llamarse de otro modo. Además, tiene mucha personalidad", relató.
Vida es bellísima. Tiene ojos azules y es muy expresiva. Amo que se parezca tanto a mi mujer
Durante su estadía, se hospedaron en el lujoso hotel Lungarno, un cinco estrellas ubicado sobre el río Arno, a metros del Ponte Vecchio. El 12, visitaron el Jardín de Bóboli, una de las paradas obligadas en Florencia. Ubicado detrás del Palazzo Pitti, se presenta como un auténtico museo al aire con grutas, fuentes, pérgolas, un lago y cientos de estatuas de mármol de entre los siglos XVI y XVIII. Durante el paseo, Michael se encargó de llevar a la "princesita" de la casa en brazos y sobre sus hombros. Noah y Elias se divirtieron corriendo y jugando a las carreras. El día anterior, los Bublé estuvieron en la zona del valle de Chianti, en pleno corazón de La Toscana, mundialmente conocida por los vinos. Además de visitar algunas bodegas, también asistieron a una escuela de cocina. Por la noche, de vuelta a la ciudad, la familia en pleno salió a caminar cerca del hotel donde se hospedaron y los más chicos recibieron la mejor recompensa: un gelato. Distendidos, lejos de las luces de su fama, Michael y Luisana se enfocaron todo el tiempo en el rol que más placer les da: el de padres dedicados. Recién a mediados de julio, Lu estará de vuelta en Buenos Aires junto a los suyos porque tiene que empezar a filmar La corazonada bajo las órdenes del director Alejandro Montiel, con quien trabajó en su última película, Perdida.
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