Con el tiempo, me di la chance de crear mi propio destino. La sociedad te impone muchas cosas y si no frenás, solés hacerlas por inercia", dispara Eva de Dominici (25). Ella pudo parar, se escuchó e hizo que el rumbo de su vida cambiara para siempre. Durante uno de los viajes que hacía a Estados Unidos por trabajo en 2018, se enamoró del español Eduardo Cruz (35) –hermano de las actrices Penélope y Mónica– y a principios de 2019 se mudó definitivamente a Los Ángeles. El 6 de octubre del año pasado nació Cairo, el primer hijo de la pareja, y la postal de la feliz familia empezaba a pintarse con vibrantes colores. Desde uno de los cómodos sillones de su living en L.A., Eva se conecta vía Skype y da comienzo a una entrevista íntima con ¡HOLA! Argentina. "Soy la misma, pero me noto diferente. Un hijo no necesariamente te cambia, pero a mí me cambió mucho. Tener a Cairo me convirtió en una mejor persona desde todo punto de vista. Para el día del parto me preparé como si tuviese que correr la maratón de mi vida. Lo logré y fue precioso. Por eso pienso que si fui lo suficientemente fuerte para eso, ahora creo que nada puede darme miedo. Me sirvió para engrosar la piel y para prepararme para los golpes que me pueda dar la vida. Estar rodeada de gente con trayectoria que admiro, que quiero y que me dan consejos no sólo artísticos, sino también personales, también me ubica en un muy lindo momento, sin presiones", asegura.
–Desde 2018 estás en pareja con Eduardo. ¿Cómo se conocieron?
–En Los Ángeles, en una comida con amigos en común. Hacía un tiempo que había terminado mi relación con Joaquín [Furriel] y después del excelente noviazgo que habíamos tenido, yo estaba lista para volver a enamorarme. Entonces cuando conocí a Edu, me dejé llevar. Empezamos a salir y de repente se convirtió en una persona muy importante, y luego, en el papá de mi hijo.
–¿Qué te enamoró de él?
–Su humor y su manera de ver la vida. Me hace reír mucho. Somos muy amigueros, compañeros, nos gusta salir a comer y compartimos la pasión por el cine. Como papá también es divino, Cairo lo adora. Yo tengo a mis padres separados y se llevan muy mal. Entonces, así como soy muy romántica, también soy muy taurina, tengo los pies en la tierra y sé que en algún momento, la relación puede fallar. Por eso, lo hablé de entrada y le dije: "Pase lo que pase con nuestro amor, amigos for ever and ever". [Se ríe].
–¿Cómo te definirías en tu rol de madre?
–Desde que nació Cairo soy más estructurada. Los que me conocen desde hace años no lo pueden creer porque antes era la persona más colgada del planeta. Pero con el bebé tengo horarios fijos y me funciona muy bien. Duerme toda la noche en su cuarto hasta las siete de la mañana. Cairo tiene una personalidad espectacular. En cuanto a los rasgos físicos, es hermoso: muy parecido a su papá. Muchos dicen que es igual a Eduardo, el padre de Edu.
–La familia de Eduardo es muy reservada...
–Son personas muy conocidas a nivel internacional y por eso son tan reservados. Es su clave para cuidar a la familia. Si uno habla de más, se terminan generando conflictos porque puede armarse una bola imposible de frenar. Por eso, yo también soy muy cuidadosa porque entiendo su dinámica. Están muy presentes en nuestro día a día, son muy unidos, se cuidan los unos a los otros y en eso me hacen acordar a mi propia familia.
–¿Te gustaría casarte con Eduardo?
–Alguna vez lo mencionamos entre risas, pero por ahora ni locos. Estamos enfocados en nuestros trabajos y en la crianza del bebé. Tal vez lo dejemos para un futuro, cuando Cairo sea más grande y él también pueda ser protagonista. Como no somos católicos, no sería una ceremonia religiosa, sino una gran fiesta para divertirnos en familia y con los amigos.
Alguna vez hablamos de casarnos, pero por ahora ni locos. Estamos enfocados en nuestros trabajos y en la crianza del bebé. Tal vez lo dejemos para un futuro
"DESROMANTIZAR LA MATERNIDAD"
–¿Cómo viviste el parto?
–Cairo nació en el Centro Médico Cedars Sinai de Los Ángeles. Fue un parto soñado, a pesar de que mi familia no pudo acompañarme. Mi papá tuvo un problema personal y días antes, a mi mamá le encontraron un aneurisma. Se podría haber muerto… Fue muy movilizante todo lo que me pasó al mismo tiempo. La única que pudo venir fue mi abuela, que vive en Lanús y nunca había viajado en su vida. ¡Imaginate lo que fue tenerla acá conmigo! Tanto la mamá de Edu, Encarnación, como mi abuela, me acompañaron muchísimo. Me cocinaban, me llevaban a los controles, fueron muy importantes porque yo estaba preocupada por mi mamá, que estaba recién operada y tan lejos. Los primeros días del nacimiento de Cairo me sentía huérfana. Lloraba todas las noches. Por más de que estaba acompañada, necesitaba a mis papás. Pero por suerte, tuve mucha contención.
–¿Siempre quisiste ser una madre joven?
–De chica era más "Susanita", pero después me centré en mi carrera y no me imaginaba siendo mamá. Pero cuando supimos que estaba embarazada, decidimos tenerlo y ahora soy una agradecida a la vida. ¡Quiero pasar la mayor parte del tiempo con mi hijo! Mi carrera no se cortó, sólo que con el embarazo y el nacimiento se pospusieron o se cayeron algunos proyectos. Me bajaron de campañas por estar embarazada porque no me iba a entrar la ropa, pero eso ya es tema del pasado.
–¿Te imaginás con más hijos?
–Por el momento no lo pienso porque quiero dedicarle todo mi tiempo a Cairo, estar con él, cocinarle… Quiero darle un hogar cálido y con alma. Quiero estar presente, no quiero que otra persona críe a mis hijos.
–¿Cómo llevás la crianza de Cairo lejos de tu familia?
–La maternidad es una aventura que la pintan muy romántica, pero no lo es. Y está bueno decirlo porque es un engaño. Uno tiene que saber que existe la depresión posparto. En un momento pensé que la estaba atravesando porque no paraba de llorar, pero en realidad es muy fuerte todo lo que te pasa. Tenés una nueva persona en la casa, sentís que la arrancaron de tu panza, pasás a tener una responsabilidad enorme y le tenés que dar toda la prioridad porque se lo merece. De afuera se puede ver todo color de rosa y yo no me quejo porque tengo una vida hermosa, pero qué tema la maternidad. Por suerte, Edu me ayuda muchísimo. Todo es un aprendizaje.
De Edu me enamoró su humor y su manera de ver la vida. Somos muy amigueros, compañeros y compartimos la pasión por el cine
"CAMINANDO SOBRE FUEGO"
"En 2015 me fui de vacaciones a Nueva York y a California para festejar el cumpleaños de 15 de mi hermana. Primero, nos instalamos en Los Ángeles en la casa de un amigo, después alquilé un departamento y el dueño ni bien me vio, me consultó si yo era actriz o modelo. La realidad es que yo no hablaba inglés, me costaba mucho comunicarme, pero el señor era muy insistente y me comentó que tenía un amigo que era representante, que tenía una agencia muy conocida. Su propuesta me daba mucha vergüenza, pero finalmente la acepté, tuve la reunión y quedaron encantados", cuenta Eva al recordar sus primeros pasos en Estados Unidos.
–¿Qué sentiste al ser convocada para empezar a trabajar en Los Ángeles?
–Fue muy raro porque estaba acostumbrada a ser yo la que tocaba las puertas, y en este caso, se dio todo de una manera diferente. A partir de esa experiencia empecé a estudiar inglés y a los dos años volví para una audición y quedé para una película del cineasta Ryuhei Kitamura. Lamentablemente, no pude filmarla porque no pude sacar la visa tan rápido y no tenía los papeles necesarios. Me frustré, pero entendí que ya se me iba a dar. Al año siguiente, volví y en una comida con amigos conocí a una maquilladora italiana que me dijo que me parecía mucho a Ornella Muti y que estaban buscando un perfil con esas características para una producción de la marca italiana Yamamay. La hice y a su vez empezaron a llegarme otras propuestas. Fue todo muy orgánico. Siempre me entusiasmó la posibilidad de viajar por trabajo. Con mi familia nunca había salido del país, lo más lejos que había ido era a Mar del Plata y la actuación me llevó a salir de Argentina: fue un desafío completamente nuevo. Me hizo crecer desde todo punto de vista.
–¿Cómo tomó tu familia que decidieras instalarte en Los Ángeles?
–¡Al principio no entendían nada! No se imaginaban cómo podía hacer ese salto, cómo iba a estar sola en otro país… Se pusieron tristes con mi decisión, pero yo lo necesitaba. Más allá del trabajo, era una experiencia a nivel personal, que sabía que me iba a ayudar muchísimo. Y el tiempo me dio la razón.
–¿Imaginás la posibilidad de volver a Argentina?
–Ahora somos tres y ya no es una decisión que pueda tomar sola. Edu vive en Los Ángeles hace veinte años, pero tenemos tres lugares posibles: España, Argentina o Estados Unidos. Esto sería como el punto medio y me encanta estar acá. Argentina es mi casa, allá está mi familia, quiero seguir trabajando en proyectos nacionales, pero principalmente me gustaría hacer películas que me impliquen un desafío actoral, como el personaje que hice para la serie de Maradona. Fue un papel interesante. Siempre estoy en contacto con directores argentinos, por eso no lo veo como algo lejano.
–Cuando Cairo cumplió los tres meses, retomaste tu carrera.
–Sí, porque actuar es algo que me encanta. Primero, viajé a Atlanta para filmar la serie policial Hawaii Five-O, y luego me tocó trabajar con Bruce Willis y Frank Grillo para la película Cosmic Sin. Jamás me hubiera imaginado trabajando con esos actores, pero desde que vivo acá, estoy en contacto con gente que es muy reconocida dentro de la industria cinematográfica. Entonces, ya no me llama tanto la atención encontrarme con esas personalidades. Aprendí a no ponerme nerviosa. Hay una frase que dice: "Uno aprende caminando sobre el fuego", y creo que es lo que me está pasando.
–Empezaste a trabajar en la televisión a los 11 años. ¿Cómo te llevás con la exposición y las críticas?
–Escucho sólo las críticas de las personas que admiro, no las burlas ni comentarios de gente maliciosa. Hice un clic muy grande cuando me di cuenta de que no estaba disfrutando por responder a exigencias de otros. En un momento dije: "Voy a frenar, voy a hacer lo que me haga bien a mí y a llegar lo más lejos que pueda con mis relaciones y mi carrera. Nadie va a marcarme el tiempo ni cómo tengo que lograr las cosas". La sociedad te come la cabeza y uno tiene que ir en contra de eso porque terminás convirtiéndote en algo que no sos realmente. Yo sé por qué estoy acá, por qué hago las cosas que hago, no le tengo que explicar nada a nadie. Y eso me sirvió para relajarme muchísimo. Hoy me río de las críticas o comentarios que antes me hacían llorar. Ahora ni contesto. No me interesa lo que digan. Creo mucho en mí misma. Soy muy autoexigente, pero también aprendí a perdonarme si fallo. En este último tiempo me cambió la cabeza. Cada vez que me equivoco, lo veo como una nueva oportunidad. Hoy en día no tengo una meta en particular, estoy preparada y mi fuerte es que soy muy trabajadora.
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