Estonia: la increíble historia del hotel con un “piso fantasma” para espías de la KGB
El hotel Viru es un hotel emblemático ubicado en el centro de Tallin, la capital de Estonia. Este lugar, inaugurado en 1972, cuenta oficialmente con 22 pisos, pero en realidad ocultó durante mucho tiempo una planta clandestina destinada a albergar a agentes de inteligencia.
Después de que Estonia fuera ocupada por la Unión Soviética en 1944, su contacto con el resto de los países era prácticamente nulo. Por eso, para la década de 1960, la URSS pensó en la posibilidad de atraer turistas, algo que se concretó firmemente a partir de 1963, cuando se habilitó una línea de ferry entre Helsinki y Tallin.
"Los jefes de Moscú pensaron que tal vez reabrir una línea de ferry a Finlandia sería una forma de conseguir algo de esa moneda fuerte a través del turismo", explicó la guía turística Kristi Jagodin, según consignó la revista Smithsonian. De esta manera, el ferry permitió la llegada de unos 15.000 turistas al año a la capital.
Para atender al creciente número de visitantes, se construyó el hotel Viru, que abrió sus puertas en 1972 y era propiedad de la Oficina de Turismo Extranjero de la Unión Soviética. Para los soviéticos, la idea de traer turistas se convirtió en un arma de doble filo: por un lado, los extranjeros permitieron fortalecer la economía del país, pero también acarreaban ideas y un estilo de vida que amenazaban el orden socialista.
Por eso, en el piso 23 del hotel, desconocido para los turistas, comenzó a funcionar un centro de espionaje de la KGB, el Comité para la Seguridad del Estado Ruso, donde se reunían agentes para interceptar señales de radio y transmitir información al gobierno soviético.
El hotel Viru contaba con un bar y un cabaret, donde los huéspedes podían contratar acompañantes para pasar la noche. "Todo lo que los invitados podrían desear estaba disponible para que nunca tuvieran que salir del hotel", relató Jana Kilter, otra guía turística del lugar.
Por dentro, en la puerta que habilitaba el ingreso al piso 23, los agentes habían colgado un cartel con la insignia "Zdes 'Nichevo Nyet" ("No hay nada aquí") para despistar a los visitantes, que se mantenían alejados del acceso. Sin embargo, desde allí, los espías de la KGB se turnaban para escuchar a los huéspedes del hotel a través de micrófonos colocados en ceniceros, platos y otros extraños lugares.
Entre los objetivos de los agentes de la KGB figuraban detectar negociaciones comerciales y conocer qué decían los periodistas sobre la URSS. Sin embargo, una noche de agosto de 1991 el piso fue abandonado: se cree que, probablemente, los agentes lo hayan vaciado repentinamente frente a los rumores que indicaban que la inminente disolución de la Unión Soviética.
Algunos años después, el hotel Viru fue comprado por la cadena finlandesa Sokos Hotels. Ahora, el "piso fantasma" se convirtió en un museo y en un histórico símbolo del espionaje de la KGB. En el piso 23 se pueden ver hojas de papel desparramadas por el lugar, equipos de radio viejos y hasta un cenicero lleno de colillas de cigarrillos.
Actualmente, el museo es visitado por alrededor de 30.000 personas al año, según consignó el gerente de comunicaciones del hotel, Peep Ehasulu a The Baltic Times. "La gente viene aquí para saber más sobre la KGB. No estamos contando algunas historias y batallas de James Bond, sino sobre la vida cotidiana en nuestro hotel bajo la supervisión de la KGB. Y esto es lo que le interesa a la gente, lo que significa vivir bajo el temor constante de ser castigado, por ejemplo, por el 'error' de hablar con un extranjero".
"En 2011 abrimos la sala y sus alrededores como museo por dos razones: teníamos la confianza suficiente para reírnos de esta época y hablar de ella, y ya no era un tema tan delicado", concluyó Ehasulu.
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