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VALENTINA | Es diseñadora gráfica. Se enamoró del lugar porque, dentro de las opciones que ofrecía la Capital, era la que más la llevaba a la casa de su infancia: abierta y con mucho verde alrededor.
Nacida y criada en zona norte, el verde tiene para Valentina un poder de seducción especial. "Cuando vine a ver el departamento por primera vez, me convenció la enredadera de la medianera, que estaba toda florecida". El lugar, además, cumplía con un requisito que ningún otro satisfacía: espacio suficiente para un living y un comedor. Además, tenía mucha luz, y la garantía de que no le iban a construir al lado.
Valentina es diseñadora gráfica y trabaja para una marca de ropa. Vive con su perro y disfruta de sacarlo a pasear por la plaza que rodea el edificio. Antes de mudarse, hace menos de un año, se embarcó en una pequeña remodelación para ampliar la cocina. "El departamento estaba a estrenar, así que tampoco quería hacer un gran despliegue, pero sí me interesaba tener resuelto ese sector porque cocino un montón". También cambió el piso: "El original era de cemento alisado, pero por un caño roto se había armado una mancha de óxido, así que lo rehíce pero en blanco, porque ilumina más el ambiente".
EZEQUIEL | Es arquitecto. Eligió el edificio porque quería escaparle a "Palermo Caótico". La firma de Klotz, a quien siguió mucho en sus primeros años de carrera, terminó de convencerlo de poner el gancho en el contrato de alquiler.
Cuando recién empezaba a estudiar arquitectura, Ezequiel Abad ya era fan declarado del arquitecto chileno Mathias Klotz. Que el edificio tuviera su firma inclinó la balanza para convencerlo de mudarse, sumado al hecho de que fuera "medio loftero" (pero sin escaleras: una lección ya aprendida), tuviera balcón con vista abierta y estuviera un tanto alejado del Palermo que lo cansó (y por el que ahora siente de a ratos una leve nostalgia).
"Fue gracioso porque me mudé y dije ‘qué fiaca pensar de nuevo en cómo voy a vivir’, pero traje los muebles y quedaron ahí. Después agregué cosas, pero la distribución inicial fue muy natural".
Entusiasta del arte, Ezequiel compra obras cada vez que tiene la oportunidad, y éstas le dan a su casa una impronta única. Además, intercala muebles de distintos diseñadores que combina con dinamismo. Pero advierte: "Todo en su justa medida. A veces hay que bajar un poco y agregar cosas tranquis, que te hagan sentir cómodo. Si no, terminás viviendo en un showroom".
CARMEN | Es diseñadora de interiores. Hace seis meses compró un departamento, que rápidamente se convirtió en la oportunidad para desplegar su "gusto real" de manera natural y sin mediaciones.
Diseñadora de interiores y dueña de su propia línea de muebles, Deco Deli, Carmen Niro Blanco trabaja desde su casa, pero también pasa mucho tiempo en movimiento, por eso la zona fue un elemento de peso al elegir dónde vivir. "Tengo muchos clientes en Belgrano y Palermo, así que estoy estratégicamente ubicada para abarcar los dos barrios. Además, me encantan el lugar y el edificio".
Equipar su casa fue una oportunidad poco frecuente para plasmar su gusto sin mediación de terceros. Ella sabía que quería algo en tonos claros, tranquilos y el toque nórdico con el que se identifica. El objetivo era lograr algo hogareño y personal, pero sin sentir que está viviendo en su propio showroom. Si bien recicló algunos muebles de su departamento anterior, mandó a hacer varios nuevos. "Paso mucho tiempo con mis carpinteros: me encanta ir a sus talleres, mirar, aprender", dice entusiasmada.