Buenos Aires es la capital latinoamericana con más ejemplos de arquitectura francesa, y el barrio de Recoleta, su mayor reservorio. El arquitecto Marcelo Williams se dedica desde hace más de 30 años a reformarlos y ambientarlos. "Los departamentos de este estilo me apasionan, porque es donde mejor se puede jugar con los contrastes entre lo antiguo y lo nuevo", comenta.
El desafío particular en este piso sobre Avenida Alvear fue convertir una vivienda tradicional en un hogar de fin de semana con las comodidades de una verdadera suite de lujo con todas las comodidades de un hotel cinco estrellas. Es que sus dueños, que viven a 50km del Centro, buscaban un pied-à-terre que les permitiera asistir a eventos sociales y agasajar a sus amigos en grande sin que nadie tuviera que volverse manejando de noche.
"La intención fue lograr que el conjunto se pareciera lo máximo posible a una habitación importante de un hotel cinco estrellas. Que contara con bar, una recepción amplia y uno o más dormitorios en suite", explica el arq. Marcelo Williams
Durante la reforma, se pusieron a punto las aberturas originales, se restauraron y corrigieron las guardas del parquet de roble de Eslavonia, se completaron molduras y se mandaron a hacer los herrajes faltantes por especialistas, a imagen y semejanza de los originales en existencia. Todo para acentuar el encanto de época y favorecer, de ese modo, el contrapunto con el mobiliario y el arte contemporáneo.
El color de las paredes definió el resto de la paleta cromática: gris claro o negro para muebles y textiles; amarillo mostaza o cobre para los detalles
El sofá en L hecho a medida por el Estudio se tapizó con un lino gris de Compañía del Comercio. Al fondo y dominando la escena, obra de Juan Ranieri hecha con la técnica de esgrafiado. Además, mesas de apoyo laqueadas en negro (Habito), mesa ratona y pufs giratorios (Habito). El tono elegido para toda el área social es el gris ‘Despeñadero’ (Alba). Las mantas rayadas (Home & Harmony) y los cómodos almohadones ofrecen un espacio ideal para hojear los libros de arte, moda, diseño y fotografía.
"Una de las ideas fundamentales fue armar una casa donde el arte estuviera presente en cada ambiente. Asesoré a mis clientes junto con entendidos como la artista Camila O’Gorman y el art dealer Roberto García, que organiza exposiciones en la galería del Palacio Duhau".
Este tipo de departamento suelen tener un living chico y un gran comedor. Siendo un proyecto pensado para recibir, se unificaron y, en vez de tomar el espacio con una mesa larga, se priorizó la nueva zona de bar.
"Mimetizamos las bibliotecas con la pared para destacar sus objetos -explica el arquitecto-. Además de libros, buscamos elementos que actuaran como hilos conductores de alguna temática en particular. En el living, relojes art déco; en el bar, mármol y botellas de colección".
La mesa de madera de lapacho teñida de negro y planchuelas de cobre es un diseño del arquitecto realizado por Pablo Ledesma. Una franja despojada separa el living del comedor, llamando la atención con pocas piezas de mucho carácter como la araña de cristal (George Home Couture) y la alfombra de seda (Mihran).
"Visitamos talleres y galerías en busca de obras con las que la pareja se sintiera identificada y las traíamos para probarlas in situ. Algunas no funcionaban y teníamos que volver a mirar… Los dueños de casa terminaron descubriendo una faceta de comprar arte que les encantó".
El gran espejo con marco de hierro (Paul French Gallery) refleja el par de banquetas negras (Habito), parte de las pinturas de Silvia Rubinson y la escultura en acero inoxidable de Eric Franco. Enfrente, sobre el mueble bajo de ébano de Macassar con detalles en bronce (Estudio Williams), obra de Juan Ranieri.
Para el sector privado y la cocina, se utilizó un tono más pálido, el ‘Pájaro de Invierno’ (Alba), con la idea de crear un clima más calmo. El amoblamiento de estilo clásico en laca off white con herrajes de cromo fue diseñado especialmente para este espacio, igual que la isla, más minimalista, de mármol de Carrara.
"En las paredes de las cocinas intento no usar revestimientos para dar mayor calidez, pero acá usé un machimbre laqueado del mismo color que los muebles, y lo repetí tanto en el pasillo como en el lavadero porque resultó muy bien".
En el baño de la izquierda, se cerró la ventana contigua al área de tocador con un espejo corredizo, que permite su apertura o la de un botiquín. Además, para una visión de cuerpo entero, las puertas originales se espejaron del lado que da hacia el dormitorio. Las paredes se revistieron con porcelanato gris de gran tamaño (SBG) que, al prescindir de juntas, da mayor sensación de amplitud. Sobre ambas mesadas de mármol, accesorios (Claudia Adorno).
El arquitecto aprovechó la altura del cielo raso para diseñar una cama con baldaquino de madera laqueada de negro y detalles en pana gris sobre su respaldo y larguero. Las mesas de luz y la cómoda son diseños del arquitecto realizados en cedro y paneles laqueados de negro. Frente a la cama, pintura con reminiscencias prerrafaelistas del artista Ricardo Celma. Además, almohadones y ropa de cama (Home & Harmony), y lámpara negra (Fábrica de Luz).
"Disfruto hacer la parte estética de una remodelación arquitectónica en conjunto con el cliente, porque muchas veces termino cuestionando esos preconceptos que sin darnos cuenta vamos construyendo con el paso de los años. Y eso está buenísimo".
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