Este suplemento, proveniente de un conocido árbol, es un aliado ideal para las infecciones y problemas de la piel
Derivado de la corteza interna de un árbol originario de América del Sur, es conocido por sus propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y cicatrizantes
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LA NACION
El pau d’arco, también conocido como lapacho o taheebo, se utiliza en suplementos que provienen de la corteza interna de varias especies de árboles del género Tabebuia, originarios de América Central y del Sur. Su popularidad en la medicina natural se debe a su uso tradicional para tratar infecciones, problemas digestivos y afecciones cutáneas.
Por generaciones, según MedlinePlus, las comunidades indígenas de las regiones amazónicas emplearon el pau d’arco como remedio natural. Con el paso del tiempo, se han desarrollado estudios preliminares que exploran sus posibles beneficios, entre ellos sus efectos antimicrobianos, antiinflamatorios y antioxidantes.
Beneficios de los suplementos que contienen pau d’arco
De acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), los beneficios atribuidos al pau d’arco están relacionados con sus compuestos bioactivos, entre los que destacan las naftoquinonas, como lapachol y beta-lapachona; los flavonoides, conocidos por sus propiedades antioxidantes; y los ácidos fenólicos, que pueden reducir el estrés oxidativo.
- Propiedades antimicrobianas: estudios de laboratorio han mostrado que este suplemento tiene efectos contra bacterias, hongos y ciertos virus. Según las investigaciones, compuestos como la beta-lapachona inhiben el crecimiento de microorganismos, lo que podría convertir al pau d’arco en una opción complementaria para tratar infecciones bacterianas o fúngicas en la piel.
- Cicatrización de heridas: un estudio de laboratorio en 2020 encontró que podría acelerar el proceso de cicatrización de heridas. Sus compuestos parecen estimular la migración celular y la producción de proteínas necesarias para la regeneración del tejido.
- Propiedades antiinflamatorias: la inflamación es un componente clave en muchas enfermedades de la piel, como la psoriasis o el acné. El pau d’arco demostró tener efectos antiinflamatorios en estudios realizados en células y animales.
- Efectos antioxidantes: gracias a su contenido de flavonoides y quercetina, puede proteger las células del daño causado por los radicales libres, lo que contribuye a la salud general de la piel y otros tejidos.
¿Cómo se consume el pau d’arco?
El pau d’arco está disponible en varias presentaciones:
- Té o infusión: es la forma más tradicional y popular.
- Cápsulas y tabletas: facilitan su consumo en dosis controladas.
- Extracto líquido: un suplemento más concentrado.
Aunque es común encontrarlo como parte de suplementos para reforzar el sistema inmunológico, su uso debe hacerse con precaución, especialmente debido a la falta de estudios en humanos que respalden sus beneficios y seguridad a largo plazo.
Riesgos de los suplementos que contienen pau d’arco
A pesar de los beneficios potenciales, el uso de pau d’arco no está exento de riesgos. MedlinePlus identificó varios efectos adversos asociados a su consumo, especialmente en dosis altas o durante periodos prolongados. Entre los posibles efectos secundarios se incluyen:
- Náuseas, vómitos y diarrea.
- Mareos.
- Hemorragias internas.
Las sustancias de este árbol, que se encuentra en lugares como el Amazonas, también puede interferir con la coagulación de la sangre, por lo que su uso no es recomendado en personas con trastornos de coagulación o en quienes se someterán a una cirugía. Además, no debe ser consumido por mujeres embarazadas, lactantes o personas que toman medicamentos anticoagulantes.
Debido a la falta de ensayos clínicos en humanos, se recomienda consultar a un médico antes de incluir este suplemento en la dieta.
Aunque se posiciona como un suplemento natural con interesantes propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y cicatrizantes, su empleo debe realizarse con precaución, ya que la falta de evidencia concluyente y los riesgos asociados a su consumo podrían superar sus beneficios en ciertos casos.
Es que, a pesar de que los estudios preliminares son prometedores, gran parte de las investigaciones se realizaron en laboratorios o con animales. Para confirmar su eficacia y seguridad en humanos, se necesitan ensayos clínicos más amplios.
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