Estas son las 5 cosas que tenés que saber para hacer yoga
De acuerdo con la ONU, el yoga genera “alegría, salud y paz interna” y, a la vez, “profundiza en la conexión entre la propia conciencia y el mundo exterior”; ¿qué tenés que tener en cuenta para adentrarte en esta disciplina?
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El Día Internacional del Yoga se celebra cada 21 de junio. Se trata de una iniciativa impulsada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 2014, con el objetivo de concientizar acerca de todos los beneficios que ofrece esta práctica integral que combina cuerpo, mente y alma.
Este 2023 la jornada cumple su novena edición recordando como esta práctica física, mental y espiritual puede mejorar la vida de las personas a través de ejercicios que combinan la respiración con la realización de diversas posiciones con el cuerpo. De hecho, la palabra “yoga” proviene del sánscrito y significa unidad porque simboliza la unión del cuerpo y la mente. En esta nota, cinco claves a tener en cuenta para empezar a hacer yoga:
1. No existe un único tipo de yoga ni una única forma de practicarlo: buscá la tuya
Desde su origen milenario en la India hasta la actualidad, el yoga no solo se fue expandiendo alrededor del mundo, sino que también se fue diversificando en las manifestaciones de su práctica, lo que hace que hoy existan varias escuelas para hacerlo, como las del raya yoga, las del karma yoga y las del hatha yoga.
Esto permite que las personas puedan elegir entre varias modalidades cuál es la que prefieren. De hecho, también pueden decidir dónde hacerlo: si en centros especializados, bajo las indicaciones de un especialista; o en su casa, por su propia cuenta.
Sin embargo, lo más recomendable para quienes recién se inician en la práctica del yoga es contar con la compañía y la guía de un profesor, no solo para conocer las bases de la disciplina, sino también para cuidar el cuerpo y evitar posibles lesiones.
2. Elegí el lugar y el momento apropiados
Una de las mayores claves para la práctica del yoga consiste en hacerlo en las circunstancias justas y necesarias. Ya sea en un espacio compartido o en la soledad del hogar, es fundamental que el lugar transmita paz y tranquilidad, esté en silencio y cuente con los estímulos apropiados (como aromas y luces).
Lo mismo ocurre con el momento. No es efectivo hacer yoga a las apuradas y sin abstraerse de la rutina. Por eso, resulta esencial dedicarle un rato a esta práctica de forma exclusiva para que, por ese período de tiempo, el foco esté conectar con el cuerpo y la mente, y todo lo demás quede fuera.
3. Lo que necesitás para hacer yoga
Además de los numerosos beneficios que aporta para la salud (como el hecho de que reduce el estrés y la ansiedad, por ejemplo), el yoga también tiene la particularidad de que prácticamente no se necesita de ningún elemento para practicarlo. Lo único que hay que tener es:
- Ropa cómoda y, si no se quiere hacer yoga descalzo, se debe utilizar un par de medias antideslizantes.
- Una esterilla donde recostarse y hacer los ejercicios
- Si bien no es esencial, se puede tener una manta a mano para cubrirse en las épocas de frío, sobre todo hacia el final de la práctica, es decir, en el momento de relajación.
4. Cuidá tu cuerpo
Así como existen distintos tipos de yoga, cada persona es un caso singular y, por ende, necesita determinadas prácticas o se siente más afín con algunas cosas que con otras.
En este sentido, cabe señalar que, si bien las condiciones mentales y espirituales ocupan un lugar especial en esta práctica, el yoga no deja de ser un ejercicio físico y, por lo tanto, es fundamental prestar atención al cuerpo para evitar posibles lesiones y efectivamente poder obtener los beneficios de esta disciplina.
Es por esto que, al menos al comienzo, es importante hacer yoga con un profesor. De todos modos, si esto no fuera posible, existen numerosos videos en Internet que pueden servir de guía para hacerlo de forma segura.
5. Se constante
Tal como ocurre con otras prácticas similares, como la meditación, la disciplina del yoga requiere de la constancia.
Esto no solo implica realizarlo determinada cantidad de días a la semana, sino también aceptar que algunas sesiones serán mejores que otras, que algunos ejercicios no saldrán bien de entrada y que —en definitiva— se debe perseverar y seguir adelante para obtener beneficios a largo plazo.
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