¡Estás igual!
Con esta nota, la Revista inaugura la serie Volver al futuro, basada en el proyecto de la fotógrafa Irina Werning, que recrea con rigurosidad casi obsesiva una imagen del viejo álbum familiar. El tiempo no para
Todo comenzó hace unos dos años y medio cuando la fotógrafa Irina Werning escaneaba las fotos del casamiento de un amigo. "Unos días después pasé por un edificio que estaba en una de las fotografías –cuenta la autora–. Me quedé un rato mirando la construcción y pensé en cómo se verían los personajes de aquella foto hoy en día, y todo el resto igual."
Así, desde la nostalgia hasta la risa, la sorpresa, la curiosidad y el temor, comenzó a invitar a todo tipo de personas a encontrar ese punto misterioso donde pasado y futuro, más que encontrarse, se revelan como un enigmático instante, una misma cosa.
Back to the future se llamó el proyecto que derivó en más de 200 imágenes tomadas en países como la Argentina, Israel, la India, Uruguay, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Dinamarca, Islandia, Eslovaquia, Austria, República Checa, España, Italia, Holanda, Suiza y Grecia. Irina se contactaba vía mail con las personas a quien iba a retratar, los convocaba a regresar a un pasado que también era futuro, muchas veces dormía en sus casas y los acompañaba en ese emotivo viaje en el tiempo.
Todo, con tal de sacarles esa chispa en los ojos, esa mueca que alguna vez capturó alguna cámara.
En la aventura se apuntaron varios famosos. De la duquesa de Alba a Rafa Nadal; de Mazarine Mitterrand a Mike Conley (NBA), el modelo Brad Kroenig o el torero Cayetano Rivera: a todos invitó a buscar en viejos álbumes, encontrar el instante justo, aceptar el reencuentro con objetos, espacios, poses, actitudes, climas y percepciones.
"Las mayores dificultades –rememora Irina– estaban en usar la misma luz que en la foto original, encontrar la hora del día exacto y el mismo clima. Mantener el ritmo de la foto con proporciones totalmente distintas, debido a que la gente creció. O recuperar expresiones, posiciones que ya no pueden hacer." Y al cabo de superar los escollos, el pase mágico, la máquina del tiempo hecha realidad.
Esa sonrisa.
"Pancho es mi mejor amigo. Entre sus álbumes encontramos una carta que él le había escrito a Jesús el mismo año en que fue sacada la foto original. Decía: Jesús, por favor hacé que mi mamá no se canse mucho y que se divierta. Quiero pedirte que me acompañes siempre y también quiero que mi tía esté bien, que mi tío esté bien y no viaje tanto. Jesús, pedile a Dios que mi profesor esté bien y no se enferme de cáncer. Te agradezco por el día de hoy porque la pasé muy bien. Creo que la foto refleja ese espíritu bondadoso"
La pared.
"Estaba buscando hacer una imagen con el tema del muro de Berlín. Así, por Internet, contacté a Christoph (la mayoría de los retratados me ubican por Internet y me envían sus fotos). Su mamá todavía conservaba el martillo con el que había sido fotografiado, golpeando lo que quedó del muro, en 1990. Fuimos hasta donde había ocurrido aquello. La madre me indicó más o menos dónde había sido. La ropa la conseguí muy a último momento en una feria de pulgas de Berlín"
Irresistible.
"Cuando visité a mi amiga Cecile en Montpellier, al sur de Francia, le pedí que me mostrara sus fotos viejas. Inmediatamente me enamoré de esta imagen. Tuvimos que trasladarnos al campo de su padre, donde fue sacada la original. Allí, en un galpón, encontramos los mismos zapatos que son los que su padre usa hace años para trabajar en el campo. Cuando se paró ahí y me miró con la misma expresión infantil, fue rápido captar la escena de la niñez"
Tutú.
"Lea vive en París. La silla la encargué en una carpintería de Flores"
Mirada.
"Mazarine (la hija que Mitterrand tuvo con su amante) mira mostrando quién es en verdad"