Estanislao Bachrach: "El cerebro no se gasta con el uso"
Fue profesor en Harvard, escribió un best seller sobre cómo ser más creativo y tiene una columna de neurociencia en Perros de la calle
Podría decirse que la raíz del éxito del libro de Estanislao Bachrach (41), autor de Ágilmente (Sudamericana), académico de Harvard y doctor en biología molecular, está en una plaza, justo detrás de la hamaca donde este científico argentino suele llevar a Uma, su pequeña hija. De hecho, allí estaba Bachrach cuando un remolino de ideas que comenzó a golpear en su frente lo hizo reaccionar, lo empujó a investigar por qué las ideas (algo que casi todos han experimentado alguna vez) suelen revelarse en los lugares y momentos menos pensados. "Pero, fundamentalmente, se manifiestan más seguido cuando estamos relajados", dispara Bachrach, en los primeros párrafos de su libro, un compendio de casi 400 páginas en el que el científico propone romper con los patrones repetitivos de pensamiento para potenciar la creatividad y vivir mejor.
¿Cómo? "Estani", como lo llaman sus amigos, quienes lo conocen en la Universidad Torcuato Di Tella –donde hoy se desempeña como profesor de Liderazgo e Innovación– y también sus compañeros de radio en el programa Perros de la Calle, donde jueves por medio tiene una columna propia, encontró las respuestas en la neurociencia. "Tu cerebro puede seguir aprendiendo y cambiando todos los días de tu vida. Eso se conoce como neuroplasticidad, y la buena noticia es que es el único órgano del cuerpo que no se gasta con el uso", asegura Bachrach.
Un día antes de morir, o después de leer Ágilmente (por qué no), el hemisferio derecho del cerebro puede despertarse, multiplicar las buenas ideas, los tan esperados insights o revelaciones. Y así ser más creativos, y felices...
–¿Por qué un científico elige escribir un libro de autoayuda, un género tan bastardeado?
–Yo no escribí un libro de autoayuda. Yo escribí un libro, y si las editoriales o el mundo de los libreros lo cataloga como de autoayuda, no me importa. No me avergüenza. Si lo leés, lo aplicás en tu vida y eso te aporta algo bueno y te ayuda, mejor. Estoy tan seguro de lo que hago y de lo que escribí, sobre todo de dónde saqué la información, que no me importa cómo se catalogue el libro. Fui a la facultad ininterrumpidamente durante 17 años. Me gusta estudiar, no es algo envidiable, es fácil para mí porque es lo que me gusta hacer. Y el libro lo escribí totalmente convencido.
–Al final de cada capítulo, hay ejercicios y tips. ¿Certificás que eso funciona?
–Totalmente. Hace unos años que trabajo en organizaciones nacionales e internacionales en temas de creatividad e innovación, y veo a la gente más feliz y más creativa. Me escriben mails, me agradecen, me cuentan cosas que les sucedieron. Veo el impacto real en las personas. Y eso me estimuló a escribir el libro.
–¿Tu trabajo es ayudar a que la gente sea más creativa?
-Como consultor externo sí. Pero fundamentalmente soy científico, estudio e investigo las empresas. ¿Cuáles? Las que innovan, y cómo lo hacen, con la gente más creativa. ¿Y son creativos por talento? No, por la forma de trabajar, por la dinámica de laburo. Mi intención es explicar, desde la neurociencia, cómo es posible tener más ideas en el laburo y ser más feliz.
–¿Es cierto que la oficina es el peor sitio para tener ideas?
–Es el peor lugar cuando estás todo el día non-stop. Cuando estás apagando los fuegos de ayer, cuando laburás bajo presión y estresado. Así es muy difícil. Y acá viene la explicación neurocientífica.
–¿Y cuál es?
–En esas condiciones, hay mucha electricidad en el córtex prefrontal [que tiene que ver con la razón y la lógica], y las ideas vienen de atrás, del inconsciente. Si vos estás con mucho ruido adelante, debajo de la frente, las ideas no entran. Entonces necesitás frenar. La ciencia te muestra que cuando frenás, cambia la electricidad del cerebro, pasa de beta a alpha. Beta es esta charla, por ejemplo, atento. Durante esta conversación, no saldrán nuevas ideas. Alpha es más relajado, con alpha silenciás el córtex y empiezan a llover las ideas. Pero la gente suele cometer un error. Pretende tener una buena idea, y lo que hay que hacer es tener muchas. Eso es estadística. Cuanto más estrés, tensión y presión para demostrarle algo a tu jefe, menos ideas surgirán.
–Pero una cuota de adrenalina es necesaria. ¿O no?
–Sí, muy bien, es así. Todos los cerebros funcionan de manera eficiente con un determinado nivel de noradrenalina y dopamina, los dos neurotransmisores del cerebro. Pero lo que hay que saber es que la curva de eficiencia tuya es muy distinta de la mía. Lo que quiero decir es que vos necesitás cierta cantidad de ese nivel de estrés, y yo, tal vez, el doble o la mitad. Entonces, si yo le pido a mi gente que trabaje como yo, le estoy pifiando. Cuanto más conozco lo que necesito y lo que necesitan los otros [una mañana libre, una taza de café, apagar la computadora por unas horas, una siesta...] mejor. El autoconocimiento: otro género tan importante y bastardeado.
–¿Y la meditación, que también mencionás en el texto, es la mejor herramienta para eso?
–Esto lo contesto como Estanislao, no como profesional. A mí la técnica no me interesa, también puede ser la religión, la terapia cognitiva, el psicoanálisis o el deporte. Lo importante es encontrar una que te permita conocerte. Yo soy mi primer conejillo de Indias, y a mí la meditación me cambió la vida.
–¿El cerebro de alguien que medita es distinto del que no lo hace?
–Una resonancia magnética nuclear de un meditador muestra que su cerebro tiene encendidas áreas de la creatividad, del foco, de la concentración. Es sencillo: en lugar de hacer bíceps, el que medita todos los días hace foco, por eso puede concentrarse mucho mejor.
–¿Cómo se ve un insight dentro del cerebro?
–Eléctricamente se ve como una onda gama, que es un tipo de electricidad. De alpha se convierte a gama. La conversión dura medio segundo. La puedo ver, ahí viene la idea, y ese alto contenido energético da mucho placer y felicidad.
–Pero ¿entonces no hay gente naturalmente creativa?
–Sí, un 2% de la población tiene naturalmente ese talento. En promedio, una persona tiene unos 65.000 pensamientos conscientes por día, y el 95% son iguales a los de ayer y también a los de mañana.
Una caipirinha, acá o en la playa
No importa dónde la tome. Al científico Estanislao Bachrach, una caipirinha siempre lo transporta a la playa, a épocas de juventud, de no responsabilidad y no dinero. "Es como una pausa en el tiempo. Me gusta el ruido de los cubitos de hielo contra el vaso, el color verde de la lima", describe. A tono con su filosofía, ya que el verde, según estudios científicos, ayuda a ser más creativos.
Temas
Otras noticias de Mesa para dos
Más leídas de Lifestyle
Alimentación. Las 11 reglas para vivir más años, según la familia más longeva del mundo
¿Es así? Qué personalidad tienen las personas que se bañan por la mañana
Según el Feng Shui. Cuál es el lugar ideal de la casa para poner el árbol de jade, la planta que atrae la prosperidad económica
Para considerar. El alimento que un cardiólogo recomendó no incluir jamás en el desayuno