La primera vez que se vieron ella estaba perdida, él la ayudó pero no pudo ni preguntarle su nombre...
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Llegaba tarde. Una vez más. Como le había ocurrido en tantas otras oportunidades. Pero les había prometido a su hermana y a su pareja que allí estaría. Era un evento que no se quería perder. Era un 9 de julio de 2017. La Avenida del Libertador estaba cada vez más concurrida. ¡Y ella estaba perdida! Necesitaba encontrar el punto exacto donde le habían dicho que se ubicara para poder disfrutar del desfile de caballería del Ejército Argentino en todo su esplendor.
“Yo llegaba tarde y la verdad es que estaba un poco perdida. Así que decidí preguntarle a un chico que justo desfilaba ahí dónde quedaba el lugar al que yo tenía que ir. Apenas me respondió, me fui corriendo y ni las gracias le di”, recuerda Alejandra.
“¡Vos sos la chica que me preguntó el nombre de una calle y salió corriendo!”
Pasaron dos años, ella se separó de aquel chico que había ido a ver al desfile y que entonces era cadete de tercer año del Colegio Militar. Todo quedó en buenos términos. Pero ella jamás lo volvió a cruzar. Lo último que supo fue que él se había instalado definitivamente en la provincia de Mendoza, donde en su momento había sido destinado. Alejandra continuó con su vida.
Su agenda laboral y profesional estaba realmente completa. Disfrutaba de su soltería y se repetía una y otra vez que estaba atravesando un momento en el que no había espacio ni tiempo para una nueva pareja, por eso necesitaba enfocarse en sus prioridades. Trabajaba como docente de educación física y profesora de campamentos. Ese empleo le permitía viajar con sus alumnos por la Argentina, pero también la mantenía alejada de su hogar. Además, entrenaba handball y estudiaba en la universidad.
Hasta que una tarde, mientras miraba publicaciones en Instagram recibió una solicitud de mensaje. Aceptó, le había generado curiosidad.
— Hola, ¿cómo estás?, decía el texto
— Todo bien, ¿y vos?, respondió ella con cortesía.
— ¿Vos no sos la novia de…?, continuó él intrigado.
“Me quedé en shock unos segundos. La única forma de que Enzo -el chico con el que acababa de empezar a chatear- conociera a mi expareja, era porque él también formaba parte del Colegio Militar. Supe que estaba en cuarto año entonces. Cuando pude reaccionar le dije que me había separado hacía unos meses y que no había ningún problema en que habláramos”.
De inmediato él hizo la conexión.
— ¡Vos sos la chica que en 2017 me preguntó el nombre de una calle y salió corriendo sin decirme ni gracias! — le dijo él entusiasmado. — Me pareciste muy linda pero te fuiste tan rápido que me quedé con ganas de preguntarte tu nombre —. La vida la estaba dando sin dudas una segunda oportunidad.
Hablaron por Instagram durante dos semanas. La conversación fluía entre ellos y Alejandra podía notar que Enzo era un caballero en todo sentido. Hasta que ella, un tanto ansiosa, decidió pedirle el número de celular y avanzar por otros medios. Él la invitó finalmente a salir. Quedaron en encontrarse a las cuatro de la tarde a la salida del tren de la estación Palermo, en el barrio que lleva el mismo nombre. “Lo tuve que esperar más de quince minutos. Él venía en el tren San Martín y apenas me vio me sonrio y eso me encantó”.
Caminaron durante un largo rato por Palermo y terminaron tomando un rico helado que les dio unas cinco horas de charla sin interrupciones. “Fue una tarde hermosa, hablamos tanto que parecía que nos conocíamos hacía muchos años. Desde ese momento tuvimos mucha onda, fue una tarde de primavera súper linda, el clima ayudó bastante. Nos despedimos a las once de la noche. Yo esperaba que me diera un beso. Pero me saludó con un abrazo y un beso en el cachete. Tiempo después supe que yo le había gustado tanto que él quiso ser respetuoso e ir despacio”.
“Me dejó muda”
La siguiente salida Alejandra quedó gratamente sorprendida cuando él la recibió con un beso que la hizo sentir mariposas en el estómago. “Fue tan lindo y dulce el beso que me dio que me dejó muda”. Esta vez se encontraron para disfrutar de una noche especial: su curso del Colegio Militar había organizado una gran fiesta de caballería en Palermo, y ella era su invitada especial. “Fue una hermosa noche, todos estaban de gala, como en las películas”.
Desde ese momento no se separaron más. “Algo que me gustó de él desde el primer momento que lo conocí fue la amabilidad que tuvo, lo dulce, lo caballero y lo atento que fue. Sigue siendo así y eso es lo que me gusta”.
Alejandra y Enzo viven actualmente en la ciudad de Gualeguaychú, Entre Ríos. “Vinimos acá porqué apenas se recibió, a Enzo lo destinaron a esta hermosa ciudad”. Se casaron el 4 de junio de 2021. Ella estaba embarazada de siete meses. “Por ahora no trabajo. Estoy enfocada en nuestra hija Felicitas. Hace poquito cumplió el año y esta etapa es la más importante así que prefiero estar con ella hasta que pueda ir al jardín, Enzo es oficial de caballería del ejército Argentino, está en el escuadrón de caballería de acá de Gualeguaychú. Él es un hombre increíble en todos los sentidos, es maravilloso como padre y somos los tres muy felices”.
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