Con la cordillera de los Andes de fondo ocupa una gran extensión en Trevelin, Chubut; se puede visitar hasta el 7 de noviembre.
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TREVELIN, CHUBUT.-Hay personas que se autorregalan flores, otros que las cultivan con mucho esmero en sus jardines y están aquellos, que se regalan un viaje a Trevelin, para ver durante octubre el estallido de miles y miles de tulipanes, en todas sus tonalidades, junto a la Cordillera de los Andes (Ruta 259, en la zona del Área Natural Protegida Nant y Fall y junto a las Viñas de Nant y Fall).
La actividad turística es intensa por estos días; una de esas perlas que nadie se quiere perder. Se trata de una visita de gran espectacularidad. No es para menos. Juan Ledesma Berwyn, al frente de Tulipanes Patagonia cuenta: “Esta es la sexta temporada que trabajamos con público. Sin saber que iba a convertirse en un punto de interés importante como destino en estos días. Cuando llegan acá se encuentran con un cultivo de 2.300.000 bulbos, 27 variedades de tulipanes, de distintos tonos que van del blanco al negro. Hay tonos de blancos, de amarillos, de anaranjados hasta llegar al negro, que es único. Es un negro aterciopelado muy llamativo”, destaca.
La temporada comienza cada 1ro de octubre y se extiende hasta el 7 de noviembre. Después se cierran las puertas. Las flores duran bastante poco, por lo que hay que programar en estas fechas la visita y no postergar. “Después del 7 cerramos las puertas y cortamos las flores, solo la copa, porque nosotros producimos bulbos, no flores. Entonces tenemos que seguir trabajando. Sacamos las copas, es decir, los pétalos con una máquina y en dos días no queda nada. Después se sigue regando hasta fin de año cuando es momento de sacar los bulbos de la tierra. Se los lleva a un galpón y ahí los separamos por tamaño. Los tamaños chicos vuelven a ser plantados y los que logran el tamaño comercial son los que se venden en el país”, explica Juan Ledesma Berwyn.
Profesionalizarse en esta actividad que tanto les había llamado la atención, no fue de un día para el otro. Empezaron de a poco, con pequeñas superficies. “Nos fuimos capacitando, viajando a Holanda, contratábamos técnicos de Holanda para que vinieran acá a capacitarnos, y fuimos adquiriendo maquinarias con el tiempo, hasta llegar a lo que somos hoy”.
El horario de visita es de 10 a 19 horas. No hace falta hacer reservas (entrada 800 pesos por persona, menores de 12 no pagan). La propuesta es pasar el día junto a los tulipanes y disfrutar al pleno de su patio de comidas, con mesas pegadas a los cultivos, envueltos en el aroma de sus flores, y rodeados de montañas. Trevelin es un pueblo de tradición galesa, por lo que se destaca la repostería. La mesa se sirve con todas sus consagradas tortas. Y nunca faltará el pan con manteca. Antes de convertirse en un campo de cultivos de tulipanes, ahí funcionaba el tambo de su abuela materna, quien producía manteca para vender en la zona. “Trevelin se lo puede llamar un pueblo de los mantequeros porque somos todos muy buenos para comer manteca. De mi parte no puedo concebir comer un pedazo de pan sin manteca porque me parece que está seco. Un pan con dulce solo no va. Siempre tiene que haber abundante manteca en la mesa, hasta en el almuerzo”, asegura. Y el que inició las actividades en ese paraíso fue su bisabuelo, quien producía trigo. El molino harinero Andes del lugar fue el que le dio nombre a Trevelin. En galés significa Tre (pueblo), velin (molino). Su nombre anterior era Colonia 16 de Octubre.
En su cuenta de Instagram pueden verse más fotos y recibir más información. Incluso, cómo comprar bulbos. @tulipanespatagonia
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