Esquizofrenia
Pareciera que esta patología se corresponde con muchos hechos que ocurren en otras sociedades - también en la nuestra - todos los días
Desde hace años, tengo su foto delante de mis ojos, cuando escribo. Si un día el ánimo está bajo, miro la expresión de su rostro, su sonrisa serena con ese fondo de montañas, y me reanimo.
Era uno de los grandes que aún quedaban en el planeta. Posiblemente, uno de los hombres más éticos del mundo contemporáneo, Nelson Mandela. Sus funerales fueron manchados por una anécdota mínima, pero significativa al fin.
Usted la recordará, seguramente. Un individuo, llamado Thamsanqa Jantjie, el encargado de transmitir en el lenguaje de signos para sordomudos los discursos de Barack Obama y de otros presidentes internacionales en el Soccer City de Soweto, alegó haber sufrido un episodio de esquizofrenia durante la ceremonia. Eso provocó que sus gesticulaciones fuesen totalmente incoherentes, según la Federación de Sordos de Sudáfrica. Luego se descubrió que el falso intérprete, de 34 años, tenía en su haber una violación, intentos de secuestro y asesinato, robos y asaltos a domicilios. A lo cual también se agregaban delitos económicos (un fraude de más de 100.000 dólares). Por robo, tuvo una condena de tres años de cárcel, pero se ignora si los cumplió, ya que la esquizofrenia que sufre le sirvió de atenuante en todos los delitos cometidos.
Hoy, sabemos, que ya está detenido. Jantjie explicó que había comenzado bien su tarea, pero que luego –debido a la emoción y al agotamiento– sufrió un ataque, oyó voces interiores y experimentó alucinaciones.
Qué paradoja. Qué disociación, realmente. Por un lado, la reunión de los más altos jefes de gobierno del mundo para despedir los restos de un héroe, de un ser ejemplar; por el otro, la trampa, el engaño, la contratación de un delincuente y enfermo mental como traductor para sordos.
¿Qué es la esquizofrenia? Jacques Lacan la definía como una ruptura en la cadena significante. Es una enfermedad cerebral que afecta los pensamientos, las emociones, la conducta y las percepciones del individuo. Sus síntomas son los delirios, las alucinaciones (donde se oyen voces o aparecen personas inexistentes), la confusión, las dificultades para entender lo que dicen los demás, una percepción distorsionada, la falta de emotividad o una respuesta afectiva inadecuada, la disfunción social, y, por supuesto, la falta de contacto con la realidad. Como el origen griego de su nombre lo indica, esta enfermedad significa una ruptura, un quiebre de la mente.
Esta es una síntesis simplista de un mal tan complejo como la esquizofrenia, pero nos ayuda, a través de rasgos básicos, a establecer algunas comparaciones. A la luz de esta patología, pareciera que las respuestas esquizofrénicas no sólo le corresponden al mencionado suceso de Sudáfrica, sino a muchos hechos que ocurren en otras sociedades, y también en la nuestra, todos los días.
¿Qué figuras prestigiosas o modélicas representaron a la Argentina en los funerales de Mandela? ¿Qué nos ha estado pasando en el mes de diciembre, entre festejos, bailes y cantos por un lado (celebrando 30 años de democracia) y saqueos, reclamos, destrozos y muertos (por el otro)? Dos realidades simultáneas, más contradictorias imposible. Hablamos de coincidencias y enardecemos a unos contra otros. En nombre de la paz, nos hacemos la guerra. Casos y más casos. Un juez abusaba de sus tres nietas; un psiquiatra pediátrico era pedófilo. Nos llenamos la boca con la defensa de los derechos del hombre, pero pisoteamos los más mínimos derechos de las personas a vivir con un mínimo de seguridad y de dignidad y a pensar libremente. Los cortes de luz y de agua en plena ola de calor fueron otro atropello a esos derechos. En resúmen: se dice una cosa y se hace otra.
Cuántos falsos traductores como el delincuente sudafricano tenemos aquí.Cuántos hay en muchos lados, mientras en el discurso circundante y oficial se pregona la verdad, la autenticidad y los valores genuinos.
¿Estamos todos un poco esquizofrénicos o nos vuelven esquizofrénicos con tantas contradicciones, dobles discursos, falta de coherencia e hipocresía?
El falso traductor de los funerales de Mandela, ¿ fue contratado por negligencia, por ignorancia o por algún negociado que lo hacía rentable? El tiempo lo dirá.
De todos modos, en este año que acaba de comenzar, quedarnos con el recuerdo de Madiba (como lo llamaban a Mandela en su país) personificando a una figura ejemplar posible, sigue siendo alentador. Si algo parecía quimérico en Sudáfrica, era eliminar el apartheid. Cuánto más fácil sería evitar el apartheid –no por el color de la piel, sino por la diversidad de ideas e ideales– aquí, entre nosotros.