Espionaje, erotismo y muerte: la verdadera y trágica historia de Mata Hari, la supuesta “princesa de Hava”
Tras vivir rodeada de amantes y hombres adinerados, murió sola y nadie reclamó su cadáver
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Margaretha Zelle, más conocida como “Mata Hari”, se convirtió en sinónimo de espía seductora, aunque las cosas en la vida real no hayan sido así.
Con el apodo de “mujer letal” por excelencia, esta bailarina neerlandesa tuvo que afrontar diferentes tragedias a lo largo de su vida, desde estar casada con un hombre que la maltrataba, trabajar como una bailarina erótica, cortesana de la elite europea y estar acusada de ser una agente doble de la princesa de Java, hasta morir siendo fusilada en 1917.
Un cruel amor inesperado
Esta mujer nació el 7 de agosto de 1876 en Leeuwarden, Países Bajos, bajo el seno de una familia acomodada. Su estilo de vida le permitió estudiar en un convento de monjas. Sin embargo, debido a su belleza, el director de la institución en donde estudiaba la empezó a acosar, razón por la cual fue retirada del lugar.
Sin haber terminado sus estudios, a los 18 años, Margaretha vio el anuncio de un periódico en el que decía que Rudolf MacLeod, un capitán del Ejército de las Indias Orientales Neerlandesas (hoy Indonesia), quien era veinte años mayor que ella, buscaba esposa. Ella se postuló a la entrevista, pasó y terminó casándose con él.
Viviendo en la isla de Java con su esposo, Margaretha no tuvo del todo un matrimonio feliz, ya que Rudolf era alcohólico y la maltrataba. De hecho, el hombre era tan antipático que uno de sus empleados domésticos intentó asesinarlo. A pesar de que él no murió, sí falleció el hijo de la pareja, Norman, a la edad de dos años, por envenenamiento.
Después de ocho años de matrimonio, en 1902 la pareja se divorció. En aquella separación, el capitán no permitió que Margaretha ganara la custodia de su hija Jeanne, con quien tenía una buena relación, según reseñó el portal National Geographic.
La princesa de Java
Siendo una soltera recién divorciada, Margaretha tuvo que inventar un apodo que con el tiempo se convirtió en su alias, “Mata Hari”, que en malayo significa “ojo del día”, en referencia al Sol. Tras estar ochos años viviendo en Indonesia, también aprendió mucho sobre la cultura hindú.
Por eso, cuando vivía en Europa, inventó una historia personal en la que ella era la “princesa de Java” que había sido iniciada en las danzas sacras del hinduismo para ganarse la vida haciendo bailes eróticos que cautivaban al público. Su actuación era tan buena que nadie dudaba de ella.
El atuendo que utilizaba, compuesto por collares largos, faldas largas decolores, un brasier con tirantes dorados, aretes largos y sombreros, sumado a sus bailes eróticos, la convirtieron en una de las artistas más famosas de Francia, tanto así que la contrataban para estar en las salas de espectáculos y fiestas privadas. Sin embargo, lo que tuvo que pagar por su fama de ‘femme fatale’ fue nunca haber podido tener la custodia de su hija, ya que los rumores que la acusaban de acostarse con los hombres ricos de Europa resonaban en todo el mundo.
Con el tiempo, muchas mujeres jóvenes en Francia quisieron imitarla, por lo que en el mundo del baile erótico el trabajo comenzó a escasear. Aunque este no fue un impedimento para que ella viviera de su belleza, sino que continuó siendo modelo erótica.
Una espía que no fue
En 1914, a inicios de la Primera Guerra Mundial, Margaretha se vio afectada económicamente, ya que la mayoría de los soldados que ella atendía tuvieron que ser trasladados a otras ciudades.
Sin embargo, era tan apreciada por ellos, que tanto los franceses como los alemanes, pertenecientes a tropas de dos países que se enfrentaban entre sí, la utilizaban como actriz para que sedujera a los soldados oponentes, los hiciera entrar en confianza con ella y así le contaran los secretos más profundos de su tripulación.
Georges Ladoux, jefe del Deuxième Bureau -el servicio de inteligencia francés-, se enteró de lo que ella hacía, razón por la cual fue arrestada y acusada de espionaje, por ser una agente doble.
No obstante, con el tiempo ella admitió que, aunque coqueteaba con los soldados alemanes y franceses, no les daba ninguna información valiosa sobre el enemigo, a pesar de la oferta que le hicieron. De hecho, para responderle a la justicia sobre su acusación, les dijo la famosa frase: “¿Una ramera? Sí. Pero una traidora, ¡nunca!”, rescató el portal National Geographic.
A pesar de que se defendió, fue acusada por varios periódicos franceses de haberle dado información valiosa a los alemanes, además de ser la responsable de las grandes pérdidas francesas durante la guerra. Sin embargo, la historia la considera como una mujer que vivió del engaño y ninguno de sus amantes, hombres adinerados, la salvó de ser ejecutada o intervino por ella.
Pero, un telegrama del militar Von Kalle desmintió la versión de la mujer, ya que ahí se registraron notas en las que ella daba direcciones, en códigos que solo podían descifrar los alemanes, sobre cada movimiento del ejército francés y que solo una persona como Margaretha podría saber, explicó la BBC.
De hecho, en muchas de sus cartas, que actualmente se encuentran en el museo de Fries, Leeuwarden en Países Bajos, narraba que a ‘Mata Hari’ no le gustaba el sexo, por el contrario, lo que le atraía de los hombres era su dinero.
¿Cómo murió Margaretha?
El 15 de octubre de 1917, sin haber tenido un amor verdadero, perder la custodia de su hija y ser traicionada por el propio invento que la ayudó a sobrevivir siendo una mujer soltera en Europa, Margaretha fue asesinada por un pelotón de fusilamiento. Una leyenda cuenta que, antes de que le dispararon, estaba vestida de amazona (con un vestido negro, un gran sombrero y maquillaje recargado) y le lanzó un beso al soldado que le disparó, justo antes de morir.
Tras su muerte, a los 41 años, en la mañana del 16 de octubre, la mayoría de los periódicos franceses titularon: “El fin de una espía. Mata Hari fue fusilada” o “Mata Hari pagó con su vida la traición cometida hacia Francia”. A pesar de que, según afirmó hasta su último respiro, nunca fue espía, hoy en día es un personaje histórico al que se le recuerda por eso.
El cuerpo de Mata Hari no fue reclamado por nadie, así que el gobierno se lo entregó a la escuela de medicina de París, en donde los estudiantes hicieron diversas investigaciones con el cadáver.
*Por Laura Almeciga
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