Prepandemia, Florencia Centeno iba todos los días desde su casa familiar, en Pilar, a trabajar a Puerto Madero. Pero todo cambió cuando la empresa decidió que todos los empleados harían home office. "No bien empezó dije ‘esto es la gloria’. La comodidad de no tener que trasladarme fue genial –reconoce–. Pero después empezás a extrañar a tus compañeros, encontrás que en tu casa te distraés mucho y cuesta concentrarse. Para mí lo ideal sería un híbrido. Ir todos los días no es productivo y estar todo el día en tu casa tampoco está bueno. Sobre todo por lo social", admite Florencia, de 26 años, que trabaja en Cognizant, una empresa de soluciones tecnológicas.
A ocho meses del home office masivo, son muchos los empleados que empiezan a necesitar un espacio laboral fuera de sus casas. Combinar trabajo y familia no es nada fácil y la necesidad de estar en un lugar distinto se vuelve fundamental. Más allá de los beneficios que tiene el modelo y que nadie se atreve a discutir a esta altura, tener un lugar donde trabajar fuera de casa (y cerca de ella) es una de las cuestiones que muchos empezaron a plantear. En este sentido, los lugares de coworking volvieron a atraer ya no solo a emprendedores y trabajadores independientes, sino a empleados de grandes empresas que buscan un lugar alternativo cerca de sus hogares; muchos hoteles empezaron a ofrecer room office y hasta un sitio, WorknMates, surgió para dar respuesta a esta necesidad conectando dueños de casas con espacios disponibles con personas que buscan un lugar tranquilo para trabajar.
En épocas en que muchas de las oficinas todavía permanecen cerradas (algunas sin fecha cierta de reapertura, otras ya adelantaron que en lo que queda del 2020 no reabrirán sus espacios), muchos empleados buscan alternativas para trabajar tranquilos, lejos de los distractores que suelen abundar dentro de casa como peleas de los hijos, ruidos molestos o simplemente porque necesitan sentirse en un entorno parecido al laboral.
Barbie Rius es diseñadora gráfica y mamá de dos hijos de 3 y 8 años. Justo antes de la pandemia empezó a trabajar en una multinacional donde debe mantener reuniones en inglés. Con ellos en casa, se hacía difícil concentrarse: "Al principio me iba a lo de una amiga dos veces por semana como para tener tranquilidad, pero sentía que la invadía. Desde hace un mes descubrí WorknMates, una especie de Airbnb de lugares de trabajo y empecé a usar un sitio web (www.worknmates.com) para alquilar un espacio cerca de casa –cuenta–. Me sirve mucho ir unos días a otro lado. En casa me pasa que al mismo tiempo que trabajo conecto a mi hijo al Zoom, ayudo con la tarea, preparo la comida... Tenés la cabeza en muchos lugares y no terminás de hacer nada bien. Una cosa es el home office con los chicos en el colegio y otra con los chicos en casa". Hasta ahora Barbie fue a distintos espacios, pero no se casó con ninguno: "Cuando encuentre uno que me encante, lo adoptaré como algo fijo. Por ahora voy variando", sostiene y dice que este es el modelo que más le cierra: "Yo vivo en San Isidro y la oficina queda en Retiro. Preferiría seguir sosteniendo esto cuando se normalice todo", asegura.
Florencia Centeno también probó WorknMates para buscar lugares alternativos. Desde que se mudó con su novio necesitó de un lugar fuera de la casa más que nada porque ella está todo el día haciendo llamadas y su novio, actor y DJ, trabaja reparando máquinas y eso interfiere con su labor. "En la empresa ya nos dijeron que no vamos a volver en lo que queda del año. Mi novio arregla aparatos y era mucho el ruido que hacía, así que no me quedó otra que irme a trabajar fuera de casa –cuenta–. Primero alquilé por el día un departamento de un anfitrión que no estaba en su casa, o sea que tenía el departamento para mí y después saqué en un coworking, que era un poco más lejos y cara la jornada pero quería estar en contacto con gente para no sentirme aislada".
Viendo los profundos cambios que la pandemia trajo a nivel laboral, los socios Angelina Vigliocco y Gonzalo Agüero decidieron crear una página que conectara a personas que quieren alquilar el espacio disponible en su casa con otras que necesitan de ese espacio para trabajar. El interés fue tal que lo ampliaron a coworkings, oficinas con espacio libre y hoteles. "Nos dimos cuenta de que muchos empleados no quieren hacer ciento por ciento trabajo home based porque no tienen el espacio adecuado, tienen mala conexión o les provoca un desbalance entre la vida laboral y familiar. También pasa que se pierde el contacto humano. Con WorknMates los trabajadores pueden reservar un espacio cerca de su casa cuando quieran, lo que les permite cortar una o dos veces por semana. El home office vino para quedarse, pero muy pocas personas lo quieren hacer ciento por ciento en su casa", plantea Vigliocco.
Incluso, desde el lado del anfitrión alquilar su casa implica un dinero extra: "Yo tengo varios ambientes sin uso y me decidí a publicar el sector de galería, donde hay un escritorio muy amplio para cuatro personas, como para probar. En dos semanas hice 12 o 13 mil pesos", dice María Paula Villa, dueña de la casa en Florida. Pero lo económico no es el único motivo. "Es algo que nos viene bien pero además me parece interesante el aspecto social. Yo soy arquitecta, trabajo en relación de dependencia en un estudio de arquitectura y desde que empezó la pandemia estoy en casa. Me gusta recibir gente. Me nutre, me parece interesante -destaca-. Hay algunos que ya están casi fijos. En general son profesionales en relación de dependencia que viven cerca y tienen la oficina cerrada. La galería es fresca, tengo un lindo jardín, y estoy en una zona sin ruido. Es increíble la cantidad de gente que busca aislarse de su entorno familiar en un ambiente apto para trabajar."
En muchos casos, son los propios empleados los que pagan los espacios alternativos pero desde hace un tiempo las mismas empresas tomaron nota de la necesidad y empezaron a dar créditos para costear estos lugares como WeWork, donde reciben cada vez más estos perfiles. Tomás Calusio, director de WeWork Argentina, que tiene 4 edificios en Buenos Aires (dos en microcentro y dos en zona norte) cuenta que la pandemia cambió la composición de los que hacen uso de sus oficinas: "Más del 80% viene por empresas grandes. Antes era mucho menor ese porcentaje. Ocurre que las multinacionales toman medidas más estrictas en lo que respecta al regreso a la oficina. Y ven que muchos empleados necesitan salir de su casa una o dos veces por semana porque o se cansaron de estar ahí o necesitan mejor conectividad –sostiene–. Este trabajo remoto que llegó de un día para el otro cambió la dinámica de todos y la casa se transformó también en un ambiente laboral, lo que en muchos casos crea una convivencia muy compleja. Por otra parte, hay una necesidad de encontrarse. Todo va a tender a lo híbrido: unos días trabajo desde casa y otros desde un lugar distinto que me quede cerca".
Mejor al aire libre
Calusio también resaltó la importancia de los espacios abiertos: "En general los espacios al aire libre que se usaban para el almuerzo, como la terraza, ahora se usan para trabajar. La gente se siente más segura ahí. Nos acostumbramos a que la mayoría de planes y reuniones son al aire libre, y por ese lado aporta tranquildad".
En Huerta, un espacio de coworking con sedes en Palermo y Microcentro, la tendencia es similar: auge por el aire libre y mayor presencia de trabajadores de multinacionales que buscan escapar algunas horas de su casa. "Tenemos un montón de empleados que les piden a sus empresas que les den un espacio de trabajo cerca de su casa. Recibimos padres y madres de familia que no pueden trabajar desde su hogar. Y equipos que necesitan juntarse. Tenés el que no tiene conexión, el que se distrae, el que tiene una obra al lado y no puede trabajar. Y también está la parte social, ver gente que está en la misma que vos y eso te potencia", describe Agustín Delio, cofundador y CEO de Huerta.
El clima de noviembre también facilitó algunos reencuentros de equipos: "Hay una alta demanda de todo lo que es exterior, como terrazas y patios. Empezamos a ver muchos reencuentros de gerentes con sus equipos y piden que se hagan afuera por seguridad. Es algo que estamos impulsando mucho porque la gente se siente más cómoda y segura. Encontrarse con el equipo de vez en cuando trae muchos beneficios y nosotros le facilitamos todo. En general son una vez por mes o cada 15 días. Es algo que está pasando mucho".
Los hoteles también se hicieron eco de esta necesidad de contar con un espacio de trabajo separado de la casa y readaptaron sus habitaciones ofreciendo room office, un concepto surgido en plena pandemia. Los hay en el microcentro pero también alejados de capital, para combinar trabajo y descanso. Por caso, el Howard Johnson de Chascomús elaboró un programa para trabajar en un entorno natural, con vista a la laguna. "Nos llamó la atención el interés de la gente de capital que viene en busca un lugar tranquilo para trabajar. La idea es que lo tomen como una alternativa posible porque estamos muy cerca y el entorno es maravilloso", sostiene el gerente del hotel, Jorge Ramallo.
Más cerca de Capital, Casa Campus, un desarrollo que tiene edificios de coliving, se readaptó a la nueva era. Con dos edificios en Pilar y otros dos en Capital, pasó de recibir estudiantes a trabajadores. En los de zona norte hay una pileta, un quincho vidriado con aire y luz para llevar la computadora y ponerse a trabajar con vista al jardín: "En función del incremento de la demanda de room office (un 70% más de consultas respecto de meses anteriores), adaptamos nuestras instalaciones. Hay algunos que vienen a trabajar por el día, y muchos buscan la combinación vivienda y espacios de trabajo en el mismo lugar. El combo es lo valioso", asegura Karina Bersusky, gerente de stays de Casa Campus. La ejecutiva dice que si bien contaban con un espacio de trabajo común lo mejoraron. "El coliving tiene que ver con esos espacios compartidos, a los que se les dio más uso porque antes la gente se iba a la mañana y volvía a la noche a dormir. Hoy están en su casa todo el día por eso decidimos revalorizarlos y adaptarlos a un espacio similar al de coworking."
Sin duda, la posibilidad de vivir y trabajar en el mismo lugar pero en espacios separados es un diferencial del coliving. "Estructuralmente estábamos preparados porque ya teníamos un área con mesas grandes y cocinas que es muy valorado en estos momentos. Hay gente que viene desde Capital a Pilar que llamamos outworkers que llegan en busca de aire libre y tranquilidad para trabajar por el día", sostiene Bersusky. A 8 meses del home office que cambió la rutina de todos, es tiempo de balances. La búsqueda del equilibrio será clave para empezar a diseñar la nueva normalidad laboral.
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