Escándalos sexuales, caprichos y fortuna: la vida del rey impune de Tailandia
El secretismo forma parte fundamental de la realeza tailandesa, una pieza clave de la política del país oriental. Los miembros de la monarquía están protegidos por una ley llamada "de lesa majestad" que castiga con abultadas multas y hasta 35 años de cárcel a todo aquel que se anime a hacer un comentario negativo sobre ellos. Uno de los más beneficiados por este privilegio ha sido el príncipe Maha Vajiralongkorn, ahora rey desde 2016, que ha salido inmune de la multiplicidad de escándalos que lo vienen rodeando desde los años setenta.
Conocido por su excéntrica personalidad, en mayo del año pasado fue coronado como rey después de tres años de la muerte de su padre, Bhumibol, cuestión que justificó diciendo que debía darle el tiempo suficiente al pueblo tailandés para llorar al monarca fallecido. Con una ceremonia que podría haber sido alguna coreografía de la película Aladdin, Maha ascendió al trono rodeado de una multitud curiosa y de diez elefantes blancos que marcharon hacia el Gran Palacio en un evento que duró casi siete horas y que culminó con una corona de más de siete kilos adornada con diamantes de la India.
La indiferencia del rey
Con 66 años, Maha se convirtió en Rama X después de un reinado de siete décadas de su padre Buhimbol, el más largo de la dinastía de los Chakri. Buhimbol fue un monarca amado por el pueblo a diferencia de Maha a quien se le desconfía no sólo por sus escándalos sexuales, sino también por su idoneidad para gestionar el reino. De acuerdo con varios cables de wikileaks, el embajador en Bangkok entre 2007 y 2010 escribió que, en conversación con tres miembros del Consejo Privado que asesora al rey, "todos ellos tenían comentarios bastante negativos sobre el príncipe heredero y, si bien afirmaron que se convertiría en rey, insinuaron que el país iría mejor si se adoptaran otras medidas". En otros informes, el mismo funcionario afirma que Vajiralongkorn "es bien conocido por sus violentos e impredecibles cambios de humor" mientras que un ex ministro de Asuntos Exteriores de Singapur dijo que era un hombre "errático y fácilmente influenciable", además de sugerir que tenía problemas con el juego.
A Maha se le reprocha su poco compromiso con la causa. Vive la mayor parte del tiempo en Baviera, Alemania y el pueblo no conoce nada acerca de su trabajo cotidiano. Había empezado bien: estudió en el Reino Unido y en Australia y cuando volvió a Tailandia ingresó como oficial en el Ejército y fue nombrado jefe del batallón de la guardia personal de su padre. Hasta ahí mantuvo, al menos, las apariencias. Lo que empezó a descarrilarse fue su vida amorosa. En una conferencia de prensa, la reina Sirikit, como indica Paul Handley en el libro El rey nunca sonríe, dijo "mi hijo, el príncipe heredero, es un poco Don Juan. Es un buen estudiante, buen chico, pero las mujeres le encuentran interesante y él las encuentra aún más interesantes. Si la gente de Tailandia no aprueba su comportamiento, entonces tendrá que cambiarlo o abandonar la familia real".
Los escándalos sexuales
En 1977 se casó con su prima hermana, la princesa Soamsawali Kitiyakaram, a quien años más tarde abandonó por una actriz, Yuvadhida Polpraserth, con la que se casó en 1994 y tuvo cinco hijos, entre ellos a su primogénito, Juthavachara Mahidol. Polpraserth se fugó al Reino Unido con sus hijos por lo que les retiraron sus títulos reales y pasaportes.
En 2001, celebró su tercer casamiento con Srirasmi Suwadee, una mujer miembro de su servicio, aunque el matrimonio no se hizo público hasta 2005 cuando nació el príncipe Dipangkorn Rasmijoti. La relación duró hasta 2014 cuando fue acusada de participar en prácticas corruptas de sus familiares y se le quitaron todos los títulos después de su divorcio. La decisión no afectó a su hijo que sigue primero en la línea de sucesión de la corona tailandesa.
Tres días antes de su coronación el año pasado se casó con Suthida Tidjai, antigua azafata de Thai Airways a la que había nombrado general del ejército. La pareja se convirtió en un menage a trois cuando se le adjudicó el título de consorte real a Sineenat Wongvajirapakdi, enfermera de profesión. La última práctica poligámica en Tailandia había sido en 1920. La aventura duró poco. A los dos meses, el rey acusó a Sineenat de deslealtad, desobediencia y de competir con la reina. Junto con ella, otros diez cortesanos fueron despedidos por mala conducta.La exconsorte está desaparecida y tiene en vilo al país.
La fortuna impune
Pero los asuntos sexuales no son los únicos que comprenden al rey Maha. Una de sus primeras medidas como monarca ha sido poner bajo su control personal la Oficina de Propiedad Real, una institución que administra las multimillonarias inversiones de la casa real y sus propiedades en el país. Dueño de una de las mayores fortunas del mundo, Maha logró también que el gobierno lo dispensara de pagar impuestos por sus terrenos.
La mala reputación del rey fue incrementándose a partir de la publicación de sus excentricidades. En 2009, se filtró un video de 2001 en el que el príncipe festeja su cumpleaños número treinta donde se ve a su mujer de ese momento comiendo con su marido frente a varios ayudantes y camareros vestida sólo con una tanga. También es conocido su amor por los perros. Cuando su caniche Foo Foo murió en 2016, el rey le dio un funeral budista de cuatro días.
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