
Es argentino y vive en un paraíso desolado: “Acá están sedados por la ayuda millonaria”

Paolo Funassi, un argentino dedicado al turismo en Portugal, aún sueña con atraer a sus compatriotas a un rincón de la tierra que considera mágico, a fin de mostrarles que la península ibérica es hermosa en su totalidad, no solo del lado español.
Jamás olvidará el atardecer que lo encontró con aquellos paisajes inolvidables por primera vez: los sabores, aromas y melodías hallaron un camino directo a su corazón y alteraron sus sentidos. Portugal lo había enamorado irremediablemente. ¿Cómo sería mi vida si viviera aquí?, se preguntó y, a partir de ese instante, no descansó hasta convertir su deseo en realidad.
Su romance fue con Algarve, una región al sur conformada por unos 451.000 habitantes, con su centro neurálgico en Faro, la capital. Había arribado a lo que muchos llaman el Caribe europeo, un lugar del planeta sin invierno y con costas espectaculares; playas que hoy, en el marco de la pandemia que azota al mundo, se encuentran desoladas.

A pesar de que Portugal mantiene las cifras relativamente controladas del virus, con un total de 13 956 contagios registrados hasta el 12 de abril de 2020 – 504 fallecidos y una tasa de mortalidad del 3% -, para este país, como para muchas otras regiones cuyo motor es el turismo, la crisis económica y anímica golpea intensa.
Para Paolo, sin embargo, su nación adoptiva tomó medidas acertadas que, aunque no evitarán las enormes dificultades futuras, sí considera que garantizan la subsistencia de las empresas y los trabajadores.
En una entrevista para LA NACIÓN, el hombre de 43 años comparte sus impresiones acerca de vivir y trabajar en Portugal en tiempos de coronavirus.
- ¿Qué opinás de las medidas específicas que se implementaron en tu región y cómo ha respondido el ciudadano?
Portugal implementó una cuarentena similar a la que rige en la Argentina. Cerró sus fronteras, las salidas son mínimas, y cada decisión la tomó de tal forma que estuviera coordinada con su país vecino, España. El ciudadano ha respondido muy bien. Esta es una sociedad bastante disciplinada, que no tiene reacciones impulsivas como las que se vieron en otros países como Italia, en donde la gente - a pesar de tener el conocimiento de lo que se avecinaba - continuó con paseos y aglomeraciones. Creo que el acatamiento a consciencia tuvo mucho que ver a la hora de que no se propagara de maneras incontrolables.

- En relación a la actividad laboral, ¿cuáles son los impactos?
Vivo y trabajo en la región de Algarve, una zona conocida por su amplio turismo alentado por sus playas paradisíacas. En mi caso, me desempeño en el sector y la situación es desesperante, sin dudas es una de las actividades laborales que más está sufriendo a nivel mundial y ver su caída es angustiante. Todo, absolutamente todo está parado.
El gobierno portugués, sin embargo, está siendo muy elogiado por todo lo que hace por el país. Su labor ante esta pandemia es impecable. Ha puesto a disposición enormes cantidades de dinero para las empresas de turismo, a las cuales ayuda con el sistema de lay off, a fin de evitar los despidos. El procedimiento implementa medidas indispensables para asegurar la viabilidad económica de las empresas, junto a la manutención de los puestos de trabajo. En este contexto de crisis, el empleador es responsable por el 30% de la compensación retributiva, mientras que Seguridad Social se encarga del 70%.
Aun así, el miedo a lo que vendrá es inevitable. El impacto a futuro es incierto, aunque se anticipa duro. No me cabe duda de que las reglas a mediano plazo en el turismo mundial cambiarán en relación a los requisitos para movilizarse, ir a comer, alojarse, pasear. Se estima que lugares como bares y discotecas no podrán reunir tanta gente como solían hacer y los restaurantes deberán reorganizar la disposición de su espacio, con menos mesas y más separación. Las playas, tal vez, vayan a tener un cupo de acceso. El sector inmobiliario y el turismo (que representa el 12% del PBI del país), han sido dos motores para el crecimiento de esta nación, por lo que se avecinan tiempos difíciles.

- ¿Cómo describirías el estado emocional que se vive allí?
Todo esto es muy reciente y la gente está atravesando por un combo de sentimientos: algunos con esperanza de retomar sus vidas en breve, otros con temores, otros con mucha incertidumbre. Pero la mayoría aún está sedada por las medidas que tomó el gobierno - la ayuda millonaria a las empresas y el apoyo a los trabajadores y desempleados. El mensaje constante por parte de ellos es que la situación puede mejorar de aquí a junio, pero, personalmente, hasta que no aparezca un antiviral eficaz y una vacuna, no soy tan optimista.
Salgo cada quince días a hacer compras, la última vez no pude evitar lagrimear al ver a todos con máscaras. No pude dejar de preguntarme cómo y a dónde fuimos a parar como seres humanos: calles solitarias, playas cerradas, locales vacíos dejan una gran tristeza, más en un lugar tan alegre como siempre fue este. Es como una fiesta de carnaval azotada por un huracán.
Mi desolación es la que en general viven todos. Tengo a mi vecino y a doce amigos que se contagiaron con el virus Covid-19, todos manifestaron los mismos síntomas, como la pérdida del gusto y el olfato. Pero, a pesar de que se sienten muy cansados al llegar la noche, ya están bien. Algunos se hicieron el test y están completamente sanos. Lo que noté es que los afectó con diversas intensidades a pesar de tener edades similares; depende del cuerpo y las defensas de cada uno, por ello - más allá de este virus -, hoy más que nunca considero que debemos tomar consciencia y llevar una vida saludable para mantener nuestro sistema inmune fortalecido.

- En tu caso, ¿qué sentimientos te atraviesan en esta situación como argentino, lejos de tu tierra y tus seres queridos?
En febrero intenté avisar por todos los medios y hasta con desesperación a mis amigos, parientes, y por sobre todo a mi hija, que vive en Argentina, acerca de lo que estaba por llegar. Muchos se lo tomaron con liviandad y hasta con burla, pero por suerte otros me hicieron caso y tomaron las medidas correctas a tiempo. Obviamente, lo que más me preocupa es mi hija, Victoria, que este año cumple 15 en julio. Le estaba organizando su fiesta y un viaje y, por supuesto, ambas cosas se pospusieron porque dudo que podamos volver a realizar travesías intercontinentales tan pronto, menos aún al invierno argentino.

Me apena mucho que a su maravillosa edad tenga que pasar por esto. Me aflige tener que ver a nuestros hijos vivir su vida con estas pandemias. Pienso en las situaciones que pueden crearse a futuro, como el regreso de fuertes controles fronterizos, costosos seguros de salud y grandes crisis económicas y se me cierra el estómago. No deseo esto para ellos, anhelo que podamos trabajar todos juntos, y sin miedo, para generar un mañana en donde la infancia y la adolescencia pueda vivirse en la calle, en la naturaleza, con amigos y sin temores.
Más notas de Destinos inesperados
- 1
Fue creado como un refugio veraniego de la aristocracia porteña, se convirtió en el búnker de un sindicato y hoy está abandonado
- 2
Cómo reducir los antojos de comer dulce: cinco claves para poder disminuir el consumo de estas comidas
- 3
El jugo que ayuda a bajar de peso mientras uno descansa, según expertos
- 4
Máxima Zorreguieta brilló en su última actividad en Chipre con un elegante vestido amarillo