Es argentino, trabaja con tiburones y busca ser uno de los mejores del mundo en su pasión
Dos de las obras de Nicolás Marín, de 22 años, fueron elegidas en un prestigioso concurso internacional; cómo vive el joven de San Miguel que recorre las profundidades con su cámara
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Con tan solo 22 años, el argentino Nicolás Marín ya es un consagrado fotógrafo submarino. Las imágenes que publica en sus redes sociales permiten a los usuarios hacer una inmersión visual en lo profundo del océano, y compartir así las aventuras del joven artista mientras bucea entre tiburones ballena y barcos hundidos.
Ahora, dos de las impactantes imágenes de Nicolás han sido seleccionadas entre las 25 mejores fotos submarinas del año por una entidad española, y el fotógrafo pide a sus seguidores de las redes que ingresen al sitio del concurso para votarlo.
“Soy Nico, fotógrafo submarino argentino, tengo 22 años y mis fotografías están entre las mejores 25 del mundo”, anunció el joven en su cuenta de Twitter, en un posteo que acompañó con cuatro de sus impactantes obras.
“No lo puedo creer. Necesito tu voto. ¿Me ayudás con un RT para llegar a más personas?”, agregó, y aclaró que regalaba sus fotos para fondos de pantalla a quienes lo voten. La promesa parece haber surtido efecto, porque el posteo del fotógrafo, publicado el 30 de noviembre, ya fue retuiteado casi 43 mil veces.
“El concurso, llamado FotovideoSub, se realiza cada año en España, es a nivel mundial, de fotos específicamente submarinas y está apoyado por las principales entidades de buceo del mundo, como Scuba School International y Mares, que es una marca de buceo reconocida en el mundo”, cuenta Nicolás a LA NACION.
Fue un jurado de fotógrafos submarinos el que escogió las 25 imágenes entre las miles que reciben en cada edición. “Entré con dos fotos -dice, con alegría, Nicolás-. Entrar con una es difícil, con dos es más difícil todavía”.
La etapa de votación de la gente en la página de Fotovideosub concluye el próximo 15 de diciembre. “Solo tres quedan seleccionadas según los votos. Las más votadas son las ganadoras. Primer, segundo y tercer puesto. Y un cuarto, que mención especial”, explica el joven.
Las fotos de Nicolás
Las dos fotos de Nicolás que seleccionaron los jueces fueron tomadas en la isla caribeña de Aruba. Una de ellas retrata a una raya marina moteada, también conocida como águila moteada. En la segunda, captó la fluorescencia de los arrecifes de coral durante una expedición de buceo nocturno.
En su cuenta de Instagram, el artista relató su experiencia para retratar a la raya. “Estaba una mañana buceando entre barcos y aviones, cuando de repente a lo lejos mi compañero de buceo me señala algo. Yo no lo logro identificar, pero me acerco para ver qué era. Y ahí estaba, entre los corales. A esta raya se la puede identificar fácilmente por sus característicos puntos de color blanco”, escribió en su publicación.
“Esta fotografía estuvo mucho tiempo en mi cabeza y por fin logré ponerla al alcance de los ojos. Satisfacción, alegría y felicidad plena. Mostrar el océano cada vez más se esta haciendo realidad”, añadió.
Respecto de la foto de los corales “encendidos” -la segunda seleccionada para el concurso-, Nicolás comentó en la misma red social que la imagen fue parte de una de las vivencias “más locas” que tuvo en buceo nocturno.
“Eran las nueve de la noche y nos metimos a explorar ‘Whole in the wall’, un lugar donde esta lleno de arrecifes de coral y especies en la isla de Aruba. Quisimos ir a documentarlas, y al llevar con nosotros una luz ultravioleta nos permitió ver a los corales con otros ojos. La luz se adueñaba de ellos y parecía un océano lleno de luces led o arbolitos de Navidad”, recordó.
De San Miguel a los mares del mundo
Nicolás Marín Benítez, nacido y criado en la localidad bonaerense de San Miguel, comenzó con su pasión de retratar escenas submarinas cuando terminó el secundario. Buscaba un trabajo que satisficiera su sed de aventuras, y envió su CV a una ONG de buceo en México.
“En México me formaron como buzo. Tenía 18 años”. Allí, rodeado de biólogos, científicos y profesores, desarrolló sus otras dos pasiones: el buceo y el amor por el océano, incluyendo toda la vida que habita en él. Pronto, sus fotos comenzaron a ser reconocidas a nivel internacional. “Una marca española se ofreció como sponsor y me dio todos los equipos de buceo, y como no tenía que gastar en eso, invertí y compré mi primera cámara submarina”, dice a LA NACION.
Además, se convirtió en un férreo defensor del cuidado de los mares y un difusor constante de la importancia que tiene proteger el hábitat acuático. Poco a poco, el joven fue creciendo en su profesión, recorrió las aguas del mundo y se transformó en activista en defensa de ecosistemas marinos.
“Ahora trabajo de manera independiente. Me muevo por proyectos. Por ejemplo, este año fui a África, estuve en Senegal con Enrique Piñeyro para documentar la pesca ilegal, que deja sin chances a los pescadores locales y es devastadora para la población”, indica.
Luego, viajó a Aruba para hacer el reporte de arrecifes de coral y tortugas marinas. “Trabajo con equipos de biólogos alrededor de todo el mundo, yo me encargo de lo biovisual, y ellos dan la información para que la gente pueda entender de qué se trata lo que está viendo y saber qué se puede hacer para conservar cada especie. Y también para que vean la importancia de las especies de los ecosistemas marinos en nuestra vida”, dice.
“Además, en las redes, decimos qué puede hacer la gente para tomar acción en la mejora del ambiente. Eso es básicamente el proyecto de mi vida”, añade Nicolás, que asegura que estas acciones pueden ir desde la firma para la sanción de leyes hasta cosas cotidianas como la reducción del uso de plástico y el consumo responsable de los productos locales.
A todo esto hay que sumar que ahora, para cumplir uno de sus más añorados sueños, se postuló para convertirse en uno de los próximos exploradores de la prestigiosa National Geographic.
Aventuras entre tiburones y barcos hundidos
En una entrevista para este medio, Nicolás recordaba la experiencia “más impactante que podría haber imaginado” bajo el mar. Fue su encuentro con un tiburón ballena. El pez más grande del mundo. “Estar frente a un tiburón de 12 metros de largo te hace sentir diminuto. Esa boca, su cola majestuosa. Fue una sensación de adrenalina increíble que no voy a olvidar nunca. También realicé buceos nocturnos y pude fotografiar pulpos camuflándose entre los corales. Pero claramente el tiburón ballena marcó mi vida, tanto que me lo tatué”, contaba en ese entonces.
Otro de los momentos inolvidables que vivió en sus aventuras submarinas -que fueron cientas- fue la visita a barcos hundidos. En varios posteos de su Instagram publicó fotos de naves apostadas en el fondo del mar que rodea Cozumel, en México. Junto a las increíbles imágenes de los naufragios, escribió: “Este es uno de los cuatro barcos hundidos que se encuentran en la isla Cozumel. Ideal para ver peces escorpiones, langostas, peces león, medusas, peces globo. Es uno de mis buceos preferidos acá en la isla”.
Tortugas marinas, pulpos, medusas, peces de todos los tamaños y colores, atardeceres sobre el océano... Esas son solo algunas de las maravillas que pueden verse en las redes sociales de este talentoso argentino de tan solo 22 años, cuyas fotos submarinas asombran al mundo. Y pueden llevarse un premio.
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