Es argentino, emigró a los Estados Unidos en busca del “sueño americano”, pero hubo algo que no calculó: “No me daba cuenta”
Franco Presti es médico y partió en 2022, pero diversas cuestiones de la vida lo llevaron a dar nuevamente vuelta la hoja y retornar al país que lo vio crecer; en diálogo con LA NACION, explicó con qué se encontró allá y qué es lo que más extraña
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Nos remontamos al 2022. Franco Presti vuelve a leer con atención la fecha de su pasaje y cientos de sentimientos repletos de nostalgia le pasan por el cuerpo. ¿El motivo? Aquel año emprendió uno de los caminos más difíciles de su vida: se despidió de sus seres queridos, armó las valijas y emigró a los Estados Unidos para vivir una nueva experiencia. El joven médico, nacido en Santiago del Estero, comparte algunas de sus vivencias en las redes sociales y, siempre que puede, difunde el mensaje de que no todo es fácil para los expatriados. En diálogo con LA NACION, dio detalles de su día a día y aclaró los motivos que lo llevaron a querer retornar al país que lo vio crecer.
Con 23 años, y envuelto de expectativas, se instaló en Vermont para hacer un work and travel. Anteriormente, ya había viajado al mismo destino, pero con otros propósitos. “Estuve cuatro meses y volví a Argentina con el inicio de la pandemia. Nunca estuvo la intención de quedarme definitivamente, las cosas en el país no estaban tan mal en ese entonces desde mi punto de vista o al menos no me daba cuenta”, introdujo en su explicación.
Con otra madurez, y luego de percatarse de algunas cuestiones con las que no estaba de acuerdo con respecto al contexto social, político y económico que se vive en la Argentina, en diciembre, tras recibirse de médico en Córdoba, retornó a lod Estados Unidos.
“Vine para acá solamente por la experiencia, no pasaba por mi cabeza quedarme, siempre estuve muy enfocado en mis estudios pero muchas veces las vueltas de la vida terminan sorprendiéndote”, aclaró sobre el destino famoso por su paisaje compuesto principalmente por bosques. Si bien le ofrecieron quedarse por dos años, hubo más de un motivo por el cual desistió de esta propuesta.
Una experiencia que lo hizo crecer y reflexionar
Luego de recibirse y meditar ciertas cuestiones acerca del trabajo, Presti se dio cuenta de que quería ir por más en relación con la carrera que hizo.
“Elegí Estados Unidos porque una pareja amiga venía a este lugar, decidí sumarme a ellos en la experiencia y siempre tuve la idea de irme al exterior a realizar la especialidad de mi carrera, pero antes de tomar una decisión quería conocer un poco más sobre las opciones”, sostuvo.
Muchos emigrados temen de su decisión por diversas cuestiones, o se van del país envueltos en incertidumbre, pero para él todo fue diferente por el hecho de no se lo tomó de forma radical. “Recién terminaba los estudios, era solamente algo temporal. Estando en Vermont nos ofrecieron tramitarnos los papeles para poder quedarnos a vivir, parecía una opción increíble en primer momento, cumplir el sueño americano, vivir afuera, ganar en dólares, poder comprar lo que uno quiera. Pero, las cosas no eran tan hermosas como parecían”, reflexionó.
“El tiempo lo dice todo”
En un primer instante, Franco no podía creer todo lo que vivía. Sin embargo, al pasar el tiempo y, cegado por la situación, toda la perspectiva cambió. “Hay cosas que pesan, como la cultura, los amigos, la rutina, no hacer lo que a uno le gusta y entre tantas otras cosas que de a poco te van cambiando las ideas, no todo es tan malo en la Argentina como creemos”, aseveró.
Si bien en el momento en el que tomó la decisión de emigrar no había ninguna persona o trabajo que lo ate, la influencia que más lo llevó a seguir por este camino fue la extenuante rutina que cumplía mientras estudiaba medicina. No obstante, cuando se alejó a cientos de kilómetros fue cuando visualizó cosas que antes no veía.
“Hacía rotaciones en el hospital y no me daba cuenta de lo lindo que era el día a día en mi país. Era la rutina de estudio, entreno, cosas de la casa y hospital, pero sin dejar de lado a los amigos, la familia, la parte social tan linda que tiene nuestra cultura”, enumeró.
Los puntos que lo cautivaron de los Estados Unidos
A pesar de que dentro de poco tiempo volverá a la Argentina, en estos cuatro meses afuera Franco también valoró factores positivos. “En principio puedo enumerar la tranquilidad con la que vivís por la seguridad y la economía, ya que no andás pensando que un día tenés y otro no, siendo que en la Argentina siempre estás pendiente de que las cosas suben de precio, que cada vez se gana menos y todo lo que implica. También el hecho de dejar lo que sea con la certeza de que al otro día va a estar ahí, las puertas están sin llave, los autos abiertos y las bicicletas descansando en los jardines de las casas sin ningún problema, entre otras cosas”, ejemplificó.
En todo este tiempo trabajó de cocinero, mozo y lavaplatos. Los mismos oficios lo llevaron a ahorrar más de lo que esperaba, algo que en la Argentina no podía lograr con el sueldo de médico.
“Dedicar tanto tiempo a la medicina es algo que estando aquí te pesa, y por eso es que actualmente estoy armando las cosas para volver, la vocación. Es verdad que acá se gana más, pero hay que ver realmente qué se puede hacer con esa plata. Con mi trabajo de mozo o lavaplatos ahorro unos 2 mil dólares mensuales, pero con una vida tranquila, ir al trabajo y pasar tiempo en la casa, no mucho más que eso. En el valle donde me encuentro no hay mucho para hacer y tengo que compartir la habitación con un amigo, y el resto son espacios comunes para todos los que residen ahí, living, comedor, cocina y lavadero”, describió.
Sobre los trabajos que hizo allá, sostuvo que fueron monótonos y eso era algo que lo desmotivaba por completo: “Siempre era lo mismo y con pocas posibilidades de crecer basándonos en eso. Yo sabía que hoy iba a estar lavando platos y dentro de 6 meses igual, sin crecer. Sentía que había frenado toda mi vida por una tranquilidad, pero muy vacía. Yo necesito progresar en cada aspecto de mi vida, es lo que me mueve y estando en una ciudad así lo veía complicado, no imposible pero sí difícil”.
Para el joven, todo es cuestión de poner las cosas en una balanza y, basándose en eso, tomar la decisión. “Siempre es importante intentar, no quedarse con la duda porque te lo pueden contar mil veces pero cada experiencia es distinta, así como mis amigos decidieron quedarse y hacer su vida aquí yo decido volver teniendo hasta la posibilidad de revalidar mi título y ganar mucha plata, pero una de las tantas cosas que aprendí es que podés tener plata y eso no te va a mover la aguja basándonos en como te sentís, es verdad que no da la felicidad”, reflexionó.
La falta de espontaneidad, otro de los factores preponderantes que lo hicieron querer volver
Mientras que en la Argentina es habitual que se organicen reuniones sociales, deportivas o culturales en cualquier momento del día, Franco destacó que en Vermont es todo lo contrario: “Lo que más se extraña es la cultura. Acá la gente es muy fría, son distintas las juntadas, los mates, los amigos, lo que uno formó todos los días de su vida, lo que realmente somos. La comida argentina es muy rica comparada con la de Estados Unidos”.
En relación con su experiencia, sostiene que los norteamericanos son, en su mayoría, individualistas: “La gente termina su día a las cinco de la tarde y el tiempo que estuvieron despiertos trabajan. Juntarte a hacer algo es todo un trámite, hay que programarlo con tiempo, no están las juntadas espontáneas, los cafés en el centro para hacer tiempo. Ni hablar de lo que uno extraña a la familia y amigos. Y yo los últimos 6 años viví en Córdoba, lejos de mi ciudad, pero no se sentía como se siente venir aquí, justamente por la gente”.
Con todo lo vivido, tomó una segunda decisión de la que no se arrepiente: volver a la Argentina: “Te das cuenta de muchas cosas lindas qué hay en nuestro país pero no nos damos cuenta, valorás otras cosas”. De esta manera, se percató de que muchos de los temores que tenía en el país los borró y, si bien esta experiencia no salió como esperaba, lo toma como algo del destino.
“Es importante tener las experiencias, siendo la decisión correcta o no, porque si no uno nunca se da cuenta de que es lo que le gusta o como espera vivir el día de mañana. Estando en el exterior aprendí que es lo que no quiero en mi vida y que valoro, me di cuenta de la simpleza de las cosas. La felicidad está en esos pequeños momentos, pero con la gente que uno quiere, no importa el lugar, la plata, si no con quien se comparte. Yo entiendo que el país económicamente no ayuda para nada, día a día es más complicado estar bien económicamente y uno va teniendo menos poder adquisitivo, compra lo que puede y no lo que quiere. Pero hoy por hoy yo elijo luchar contra eso, no bajar los brazos y seguir intentando en nuestras tierras que a pesar de todo lo negativo hay muchas cosas hermosas por rescatar”, concluyó.
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