Siempre había soñado con hacer su experiencia fuera del país pero, hasta el momento, ninguna oportunidad firme se había presentado. Con un pie dentro y otro fuera de su sueño, estaba de viaje en Ushuaia cuando conoció a un grupo de españoles con los que pudo entablar una amistad en un abrir y cerrar de ojos. De regreso en Buenos Aires, Ezequiel Nerone quedó atrapado por la rutina y aquella fantasía de viajar quedó archivada en el cajón del olvido.
Nacido y criado en Castelar, provincia de Buenos Aires, desde chico supo que no quería estudiar nada vinculado a los números. Su fuerte eran sin dudas las relaciones; por eso su test vocacional arrojó que debía inclinarse por carreras como sociología, filosofía y abogacía. Finalmente, y pensando en la salida laboral, optó por la última. Ya recibido trabajó por varios años en el deparamento jurídico de la petrolera Dapsa. Hasta que una mañana, un llamado desde España lo movilizó desde los cimientos: "necesitamos un abogado que trabaje con nosotros. ¿Te interesa hablar sobre una propuesta laboral en Barcelona?", le dijo uno de los españoles que había conocido en el sur argentino.
"Como tenía pasaporte italiano, decidí dar el gran salto. Tomar la decisión de irme fue difícil: significaba abandonar la zona de confort, salir de la casa donde vivía con mis padres, estar lejos de la familia y de los amigos y aventurarme en un país donde no tenía ningún conocido. Al llegar, tuve que buscar un lugar donde vivir. Aquí se estila compartir piso, es decir, cada uno tiene su propia habitación y se comparten los espacios comunes, como cocina, baños y comedor. Los primeros meses fueron duros. En ese momento no había ni Facebook ni Whatsapp, ni nada parecido. Pero, a medida que pasaba el tiempo, la adaptación se hacía cada vez más fácil".
Todo era absolutamente nuevo y Ezequiel se dejaba sorprender en cada rincón que encontraba. "Barcelona tiene mar, montaña, es segura y con un clima magnífico. Mi primer cumpleaños aquí fue diferente: me cantaron el feliz cumpleaños en nueve idiomas. El carácter cosmopolita de la ciudad te hace abrir la mente y valorar las vivencias en cada momento. Aprendés a disfrutar de las pequeñas cosas y situaciones, que son las verdaderamente importantes". De día, trabajaba en el estudio jurídico de sus amigos. Por las tardes, cuando concluía la jornada laboral, Ezequiel estudiaba catalán, jugaba al beach vóley y los fines de semana viajaba por Europa.
Barajar y dar de nuevo
Pasaron los meses, Ezequiel se dio cuenta que no era feliz con su vida de abogado. Cada mañana, cuando se levantaba, sentía una profunda tristeza, no tenía ganas de ir a trabajar y fue entrando en una crisis existencial. Aunque el recorrido se hizo cuesta arriba, gracias a la ayuda profesional de un psicólogo pudo encontrar su camino nuevamente y las ganas de emprender. Renunció a su trabajo como abogado y, aunque dejó el traje bien guardado, reconoce que lo tiene a mano. "Uno nunca sabe qué puede pasar en el futuro". Y sin darse cuenta, con una idea que lo perseguía hacía ya un tiempo, logró darle forma a Donkey Tours, su empresa de tours gratuitos para recorrer Barcelona a pie o en bicicleta. Lo hizo junto a su amigo Facundo Falcón, un argentino que también se había asentado en la misma ciudad.
"No vamos a mentir, al principio fue duro.Citábamos a la gente en el punto de encuentro a la hora de inicio y a veces no venía nadie y nos volvíamos con la cabeza gacha a nuestras casas. Hasta que lentamente la gente se fue acercando, el boca a boca hizo lo suyo y hoy tenemos un promedio de 150 personas al día. Soy de los que piensan que cuando uno hace lo que le gusta con pasión, es imposible que le vaya mal. Puede tardar, pero la gente se da cuenta y lo valora. El 60% de nuestros clientes son argentinos, y trabajamos con muchos latinos también. Nos identifican con el paraguas amarillo: nuestros colores son el amarillo y azul, ya que yo soy de Boca y Facu de Rosario Central, así que fue fácil ponernos de acuerdo en ese sentido".
Los recorridos que ofrecen no tienen un costo fijo y, al finalizar el tour, y según el grado de satisfacción de cada viajero, se deja una propina a voluntad. De la mano de Ezequiel y su equipo se puede visitar el casco antiguo de la ciudad, el barrio gótico, el barrio judío y el Born; también hay un recorrido por la Barcelona modernista, donde se ven las obras importantes de Gaudí y se termina en la Sagrada Familia; hay otro que se llama la Barcelona Prohibida, que muestra los misterios del barrio de Raval, y un free tour en bicicleta que alcanza la zona de playas, parques más alejados y la villa olímpica. "Antes los turistas tenían que pagar unos 40 euros por persona por estos recorridos, y muchos se veían imposibilitados de realizarlos debido a los costos. Así podemos acercar la cultura a todos los turistas y son ellos los que valoran nuestro servicio".
Hoy Ezequiel vive de su emprendimiento y planea expandirse hacia otras ciudades y países. Con trabajo, esfuerzo y pasión logró posicionar a su empresa en el puesto 5 de TripAdvisor de 749 atracciones recomendadas en Barcelona. Y este año fue elegido como la tercera mejor empresa de freetours del mundo. "Soy un afortunado. Hoy puedo decir que soy feliz haciendo lo que realmente me gusta y que me despierto todos los días con ganas de trabajar".
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