Es argentina, vive en Barcelona y creó un personaje animado que revoluciona Instagram
"Sí, sí, claro. Yo podría buscar todo esto en Google, pero ¿sos feminista o no sos feminista? Es tu tema este, che. Hay que tener un poco de paciencia para explicarles a las personas lo que vos leiste durante años y resumirlo en una conversación. ¿Tan difícil es, che?", predica la voz de Malena Pichot distorsionada por un efecto de sonido en el último capítulo de Instagram de Eres Una Caca. Lula Gómez, una argentina que vive en Barcelona hace 16 años y se dedica a la animación, creó un personaje muy particular para hacerle frente al machismo: una "caca" de plastilina que tiene vida propia. La ternura que produce su apariencia a simple vista se desvanece cuando abre la boca: no hay ni una pizca de dulzura en un comentario como: "el que trae el dinero a esta casa soy yo y se hace lo que yo digo". El momento más alto llega sobre el final, cuando una zapatilla la aplasta y le deja marcada la suela. Esa "caca" ya no puede hablar más. Por lo menos hasta la próxima semana, cuando salga un nuevo capítulo.
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Lula se fue a vivir a Barcelona en el 2002, cuando tenía 25 años. "Logré huir de mi destino de ama de casa y dedicarme a lo que quería", dice a LA NACION. Se define como una "oveja ultravioleta" que desafió el statu quo de su familia y cuenta: "No tenía un ámbito favorable para desarrollar ninguna cuestión artística y me fui para poder hacerlo libremente". Los primeros años trabajó de relaciones públicas en discotecas. Luego conoció a Jordi, su pareja, con quien se casó "por los papeles" -cuenta entre risas- y hoy dirigen juntos una Academia de Animación. Además, da cursos de stop motion y organiza festivales que son reconocidos en el ambiente.
Aunque cuenta que "desde siempre sintió una pulsión feminista", hace seis años vivió un tiempo en Buenos Aires y una amiga de ella la acercó definitivamente al movimiento. "Gracias a Zaida (la amiga) dejé de asociar el feminismo con una palabra inconveniente y lo abracé", admite. Por otro lado, su admiración por referentes argentinas como Malena Pichot, Señorita Bimbo y Charo López exacerbó ese vínculo y lo hizo más fuerte. "Escucharlas hablar de feminismo con esa actitud, con un humor inteligente, de mujeres brillantes, me hizo entender que el feminismo estaba bueno", afirma.
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La serie surgió en octubre del 2017 producto del deseo de expresar su militancia a través del complemento de dos herramientas que la movilizan: el humor y la animación. Buscaba divertir -sólo a sus amigas en un principio- y tematizar las barbaridades que las mujeres escuchamos a diario. Los guiones están inspirados en comentarios que oyó o que leyó en redes sociales y, en algunos casos, representan declaraciones poco felices de personas reales. La mayoría de las voces las hace ella, pero recientemente incorporó la colaboración de feministas reconocidas (Flavita Banana, Pichoy y Señorita Bebi) quienes, además, la habían incentivado a hacer la serie cuando les compartió el primer capítulo.
"Ni machismo ni feminismo, igualismo", es el comentario que eligió para la primera publicación y que se convirtió en un boom inmediato. Cuenta que dejó el celular en la mesada de la cocina y con su marido veían cómo "se movía solo" por las vibraciones que producían las notificaciones. Entre "me gusta", comentarios y seguidores que etiquetaban a otras personas se viralizó en pocas horas.
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La repercusión fue tal que cerca de Navidad, por recomendación de una amiga, mandó a hacer tazas, pines y bolsas que vende a través de la Web. "Todavía me quedan. Es un engorro mandarlo por correo, no lo volvería a hacer", asegura.
"Las ‘cacas’ son disparadoras de conversación feminista. Yo vaticinaba una lluvia de haters, que me iban a cerrar la cuenta, que se iban a reír mis amigas, pero nunca imaginé esta repercusión", cuenta orgullosa. Respecto de los comentarios que más la emocionan dice: "Cada vez me escriben más mujeres diciéndome ‘Lula, tus capítulos le encantan a mi hijo, hija, sobrino y me sirven para hablar de feminismo con ellos’. Yo alucino, porque una cosa que tengo clara es que la energía hay que invertirla en esto: en criar pibas y pibes con perspectiva de género".
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