Es argentina, emigró a Alemania y cuenta por qué dio el salto: “Me agarró una crisis por no poder avanzar”
Vanesa Harbek decidió patear el tablero e instalarse a Berlín; sus sueños cumplidos y su capacidad de reinventarse en la pandemia
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Vanesa Harbek se reconoce como “la reina del blues latino”. Nacida en Argentina, hincha fanática de San Lorenzo, se crio en una familia de músicos. Desde los siete años entendió que su camino iba a estar marcado por los acordes de una guitarra. En un camino sinuoso, de pocas oportunidades, decidió patear el tablero y en 2016 armó sus valijas con rumbo a Europa.
Por ese entonces, dividía su rutina en ser profesora de música en un instituto donde enseñaba a tocar la trompeta y su propia banda, que la llevó a recorrer todo el circuito porteño desde muy pequeña, hasta toparse con una realidad que tenía un techo muy cercano respecto a su crecimiento.
“Me estaba volviendo loca. Trabajaba de 8 a 17 full time en una escuela privada y en un momento se tornó infumable. En los últimos años me agarró una crisis por no poder avanzar con mis proyectos debido a que no me daban lugar”, le explicó Harbek a LA NACION, mientras recordaba cómo las puertas se cerraban por el simple hecho de ser mujer.
Con un extenso recorrido en el circuito under del microcentro porteño y alrededores, Vanesa empezó a palpar que a su vida le faltaba un punto de giro. Un cambio radical que no limite sus condiciones. “Era muy difícil como mujer tener el espacio y eso que no soy feminista. A mí me cerraban las puertas solo por mi condición. Mi objetivo era tocar, el resto me importaba muy poco”, agregó.
Tras varios años de golpear puertas y no recibir respuestas, decidió recopilar sus presentaciones en los “antros porteños” para buscar una salida fuera del país. “En 2012 empecé a salir de Argentina para tocar en Ecuador, en un festival de blues en Chile, Paraguay, Brasil, Colombia. Para llegar a eso, por intermedio de Facebook, mandaba mi material a reclutadores que me daban un espacio”, deslizó la protagonista de esta historia, que empezó a vivir una vida frenética entre el trabajo y una pasión que la eyectó de su nación hacia Berlín. Hoy en día, sus canciones suenan en la reconocida plataforma Spotify.
Un llamado inesperado y el arte como escapatoria al encierro
En 2016, Vanesa utilizó sus ahorros para un viaje a Europa. Con descendencia alemana y una compañera del secundario que vivía en ese país, decidió recalar en esas tierras para conocer el terreno. Maravillada por cómo se desenvolvían sus colegas, sin ningún tipo de límite y con la posibilidad de ser redituable en lo económico, tomó la decisión de terminar su etapa en la Argentina para emprender otra en el viejo continente.
Su decisión le trajo algunos guiños en el camino como aquel llamado de Javier Vargas, líder de la banda española Vargas Blues, que la obligó a recalar primero en Madrid para hacer una breve gira y luego sí, establecerse en Alemania, país donde actualmente reside.
“Me había cansado de dar clases en Argentina. En verdad, nunca me gustó. También supe que no se podía vivir de tocar en una banda y debía aceptar que necesitaba un sueldo fijo a fin de mes. Hoy en día cada vez tengo más shows y mejores festivales”, aseguró Vanesa, quien, a pesar de la distancia, lleva consigo una remera de San Lorenzo en cada presentación.
Y agregó: “Ahora puedo vivir de la música, obviamente no soy rica, pero vivo en un mono ambiente lindo en un barrio de Berlín. Yo organizo todo: soy cantante, compositora, guitarrista y trompetista”.
Con un recorrido ascendente, Vanesa no pudo esquivar la pandemia en un país con una idiosincrasia muy diferente a la Argentina. En 2020, sin la posibilidad de volver a su tierra, se conectó con el arte de dibujar. “Empecé a pintar en Europa porque con la pandemia estuve dos años sin poder tocar. Con el público que me seguía en los recitales se armó una comunidad y en Facebook mostraba los cuadros que pintaba y sobrevivía con eso”, rememoró.
En un camino paralelo, donde priorizó la música, Vanesa llegó a exponer sus cuadros en la Embajada Argentina en Berlín y hoy en día es invitada a museos y festivales donde su arte también es aplaudido como el final de cada uno de sus temas.
Aclamada por su público, Vanesa encontró su lugar en el mundo. Volver a Argentina no está en sus planes. “Acá la cultura es distinta: podés salir desnuda a la calle y nadie te dice nada. En lo social sí la gente es diferente, no es que podés ir a tocarle el timbre a un amigo y quedarte. No. Tenés que llamarlo y se agenda un día para el encuentro, no son espontáneos. En cuanto a lo económico, vivir en Buenos Aires es mucho más caro que en Berlín”, sintetizó sobre algunos aspectos que marcan la diferencia entre Alemania y Argentina.
El diálogo a larga distancia culmina. Vanesa retorna a un centro cultural ubicado en Hannover para exponer sus cuadros. A pesar de los años vividos, su acento argentino no cambia. Las costumbres siguen intactas: extraña ir a la cancha de San Lorenzo, comer un asado y estar con su familia, aunque sea por unos días para después seguir con su agotadora –y placentera- gira por toda Europa.
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