Erotismo siglo XXI
Las múltiples caras de Eros en la cultura visual, exhibicionista y desprejuiciada del tercer milenio
"Fantasía", responde Lilia (37); "juegos", asegura Pablo (19); "insinuación", responde María (54); "actitud", dice Laura (26); "juego previo al acto", cree Marcelo (42); "pornografía", no duda Marta (66)...
¿Qué es el erotismo, esa palabra que deriva del dios griego Eros, la personificación del deseo de los cuerpos? ¿Cómo se vive en la actualidad?
Eros es el dios del amor carnal, el que armoniza los impulsos sexuales y los transforma en deseos. "El erotismo es invención que lleva a la imaginación a crear, de forma continua, los deseos que embriagan a cada persona. Es una ceremonia que metaforiza la sexualidad animal, transformando así el impulso sexual que Freud denominó libido en un ritual que celebra la exaltación y despliegue de los sentidos. Es decir, el deseo se manifiesta mediante el olor, el sabor, la textura y la observación de la danza y la melodía del cuerpo del otro. Es una necesidad de sentir y ser sentido", reflexiona Mónica M. Mancera Pérez en el texto Poder y transgresión del erotismo femenino , publicado por el Centro de Estudios de la Mujer, de la Universidad Central de Venezuela.
"El lenguaje -sonido que emite sentidos-, trazo material que denota ideas incorpóreas, es capaz de dar nombre a lo más fugitivo y evanescente: la sensación (...) El erotismo es sexualidad transfigurada: metáfora -reflexiona Octavio Paz en La llama doble -. El agente que mueve lo mismo al acto erótico que al poético es la imaginación. Es la potencia que transfigura al sexo en ceremonia y rito, al lenguaje en ritmo y metáfora."
Por años, el tema despertó pasiones disímiles y análisis que encontraron en El erotismo (1957), del escritor y ensayista francés Georges Bataille, uno de los escritos más profundos. Para Bataille, el erotismo constituye un problema filosófico en la medida en que, sin dejar de ser una actividad estrictamente humana, nos enfrenta sin cesar a nuestra naturaleza animal. Y es así como, en un texto publicado en el diario El País, de España, Mario Vargas Llosa confirma que la principal forma de definir el erotismo es la "desanimalización del amor físico".
"Ante todo, el erotismo es exclusivamente humano -señala Octavio Paz-. Es sexualidad socializada y transfigurada por la imaginación y la voluntad de los hombres. La primera nota que diferencia al erotismo de la sexualidad es la infinita variedad de formas en que se manifiesta, en todas las épocas y en todas las tierras."
En cada cultura, el erotismo tiene sus códigos, que se desprenden de todos los juicios de valoración y de la aceptación de los roles de género. "Pero, por sobre todo -agrega la médica sexóloga Laura Pietrasanta-, está relacionado con la historia individual de cada receptor, con sus propias vivencias. El erotismo es una respuesta no sólo a los estímulos reales; también, a los de la imaginación."
En un siglo como el que vivimos, en que los cuerpos se contonean en las pantallas sin importar día y horario, y las tapas de las revistas muestran a hombres y mujeres en la más variada gama de tomas sin tapujos, es válido volver a preguntar: ¿qué separa al erotismo del contenido sexual?
Visiones sociales
"La modernidad desacralizó el cuerpo y la publicidad lo ha utilizado como un instrumento de propaganda -asegura Paz-. Todos los días la televisión nos presenta hermosos cuerpo semidesnudos para anunciar una nueva marca de cerveza, un mueble (...) El capitalismo ha convertido a Eros en un empleado."
En la Argentina el sexo vende, pero no sólo se trata de un negocio explícito como el de la pornografía y la prostitución. El crecimiento está marcado por la venta de accesorios, juguetes sexuales, lencería y hasta comestibles, que según especialistas está relacionado con la mayor apertura de los argentinos hacia las variables vinculadas al sexo. "Podemos hablar de una mayor apertura mental; el sexo ya no se vive con vergüenza -asegura el Dr. Adrián Sapetti, médico psiquiatra, sexólogo y autor de Confesiones íntimas -. Que un hombre o una mujer se acerque hoy a un sex shop no es raro, porque la visión social sobre este tema cambió."
Buena parte de este "gran cambio" tiene como protagonistas a las mujeres: no por nada cada vez son más los negocios que apuntan a un "erotismo chic", una tendencia que se acerca más al mundo fashion y coqueto que al del clásico sex shop.
"Mostrar el sexo desde un lugar diferente: ésa fue una de las intenciones cuando nació Sophie Jones, pero el principal objetivo era seducir a las mujeres -asegura Ana Ottone, propietaria de esta compañía especializada en el mercado femenino-. Durante mucho tiempo la mujer fue dejada de lado, sin la posibilidad de ser partícipe. El sex shop era cosa de hombres. Ahora, en cambio, son protagonistas, toman decisiones, y lo más importante es que están decididas a conocerse, ya sea través de talleres o de reuniones como las de tupper sex. Ahora las mujeres no sólo piensan en dar placer sino también en recibirlo; es el camino más difícil, pero hacia allá vamos."
"Hoy la gente no sólo va a un sex shop por una despedida de soltero -aclara Damián Donnangelo, dueño de Corps a Corps, empresa que elabora chocolates, helados, tortas y bombones con diseños-. Hay una apertura interesante. Se piensa en el disfrute, y eso es más que positivo; hablar de sexo no asusta. Por eso, nosotros, desde nuestros productos invitamos a un juego que despierta sensaciones."
Mirar a la mujer
El erotismo masculino y el femenino son muy distintos, dice la médica sexóloga Laura Pietrasanta: "Los hombres son más directos, más visuales para responder a estímulos; en cambio, la repuesta sexual en las mujeres es más sensorial; está particularmente asociada a recuerdos, a fantasías, a sensaciones que se generan con todos los sentidos, aquellos que liberamos cuando cerramos los ojos."
En Amor y sexo en la Argentina, la vida erótica en los 90 , las autoras Susana Finkel y Viviana Gorbato sostienen que se vive un cambio en las relaciones entre los sexos: "El erotismo toma características que hace pocos años se consideraban exclusivamente femeninas. La ternura, la dulzura, la suavidad, el afecto, la complicidad, son los valores actuales del amor".
"Es hora de reaprender a mirar a la mujer"; de eso está convencido el psicólogo español Santiago Aldecoa. Adrián Sapetti, por su parte, va un poco más allá: "Hoy son muchas las mujeres que toman la iniciativa, las que proponen juegos, la que se animan. El rol masculino está desorientado, por lo que muchos hombres se sienten dominados, castrados".
En este sentido, el periodista y sociólogo italiano Francesco Alberoni está convencido de que el "verdadero erotismo sólo es posible cuando cada uno trata de comprender al otro, logra ponerse en su lugar y hacer propias sus fantasías."
Avanzar con sensatez y libertad
Por Jorge Alberto Franco
Las primeras imágenes y objetos elaborados por la humanidad se refieren a los animales comestibles y a las mujeres, representadas por pequeñas estatuillas femeninas -llamadas Venus prehistóricas- a las que se adjudicaba la fertilidad y la capacidad reproductiva.
La prehistoria tuvo una hegemonía femenina que fue sustituida por el dominio y el poder masculino al comienzo de la sociedad patriarcal, junto con la sustitución de las diosas femeninas por los dioses masculinos.
El matrimonio como estructura familiar quedó ligado a la matria -la madre- así como el patrimonio quedó ligado al padre.
Aristóteles, en su Política , marca el desarrollo de la sociedad occidental: "El varón es superior por naturaleza y la mujer inferior; uno manda y la otra es mandada; este principio, de necesidad, se extiende a toda la humanidad". Esta afirmación, entre muchas cosas, dificultó la implementación del voto femenino.
En el siglo XVIII comienza a replantearse la inferioridad femenina y en el XIX y el XX se instala la crítica al patriarcado. Alfred Adler, casado con una luchadora por los derechos de la mujer, plantea que el temor neurótico del varón a la mujer ha hecho que tenga que someterla y denigrarla, y Freud por su lado remarca el "temor a la castración" como un conflicto inconsciente del varón y su dificultad de fusionar ternura y sexo en el vínculo con la mujer.
El fenómeno histórico que estamos viviendo es la emergencia de la mujer en el campo social y el temor masculino frente a las de exigencias femeninas. El varón comienza a sentirse evaluado en su rendimiento sexual y su temor a fracasar desencadena el fracaso.
El consumo de Viagra aumenta por estas razones psicológicas y no por trastornos orgánicos. La mujer comienza a interesarse y preocuparse por el erotismo, y los cursos de sexualidad cuentan con su presencia masiva y con escasos varones. Comienza el espectáculo de strippers para mujeres. El avance femenino sobre terrenos que durante siglos fueron considerados patrimonio masculino no siempre tiene ventajas, y menos si se intenta replicar sus problemas y se valoran conductas agresivas o denigratorias.
Esta descripción es una tendencia en un período de transición en el que conviven grupos fundamentalistas que avalan la represión sexual en todas sus formas juntamente con otros que plantean anular la dicotomía "dictatorial" de dos sexos y aceptar como válida cualquier forma de sexualidad, una corriente mayoritaria que pretende avanzar con sensatez y libertad en este inquietante desfiladero erótico que nos toca vivir.
El autor es Médico Psiquiatra, Profesor Adjunto de Salud Mental de la Facultad de Medicina (UBA), Jefe de la Division Tratamientos Ambulatorios y Coordinador del Equipo de Disfunciones Sexuales del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clinicas Jose de San Martin. Autor del libro Sexo y Sexualidad en el siglo XXI
Aceptar las fantasías del otro
Por Carlos Chernoy
En los últimos años es notoria la profusión de imágenes eróticas y pornográficas, a toda hora y en todo tipo de pantalla; también, el auge del travestismo y de otras variantes del menú sexual. Un fenómeno que parece ser más reciente es el acceso de las mujeres a formas de consumo poco usuales en ellas.
Hace poco leí acerca de grupos de señoras que organizan ventas de juguetes eróticos en sus casas. Lo llaman tapersex , en alusión a las reuniones de venta de Tupperware. Sin embargo, no creo que este fenómeno se convierta en un hábito femenino masivo, por dos motivos: el primero, la falta de interés. La pornografía y los sex shops están dirigidos al público masculino. Ante la pornografía, la mayoría de las mujeres oscila entre una tibia curiosidad y un franco rechazo. Los estudios anatómicos y la gimnasia rítmica las aburren, prefieren escenas más eróticas. La pornografía descarta las historias y va directo al acto; no hay mucho que imaginar porque está todo presente en la imagen. Por el contrario, en el erotismo el encuentro sexual se sostiene en un relato.
El segundo motivo se resume en un viejo chiste. "Puta: mujer con la moral sexual de un hombre". Sigue siendo un lugar común en nuestra cultura que la mujer que se atreve a manifestar sus deseos abiertamente deja de ser "respetable".
Algunas cuestiones históricas de la posición de la mujer permanecen vigentes; otras se han modificado. El cuento de Borges La intrusa se podría tomar como una ilustración de las costumbres de fines del siglo XIX. En él nos encontramos con dos hermanos -dos orilleros- que se enamoran de la misma mujer y que, para que este amor no los separe, la matan. Me llaman la atención dos elementos complementarios: el amor equívoco entre ellos y su absoluto desprecio hacia la mujer.
Entre La intrusa y el tapersex , las mujeres han recorrido un largo camino, pero también lo han recorrido los hombres: en estos tiempos, ambos aceptan mejor sus fantasías sexuales. Se puede señalar cierto paralelismo entre las mujeres decididas a satisfacer sus deseos y los hombres que recurren a los travestis. Su sexualidad no es menos equívoca, pero por lo menos no son tan violentos.
El autor es psicoanalista y escritor. Es autor de Amores brutales (1992), Anatomía humana (1993), La pasión de María (2005) y Amor propio (2005).
¿Pornografía?
"La pornografía suele definirse como la representación formal de unos contenidos explícitos, pero esta descripción no agota ni aclara nada, fundamentalmente cuando, desde la Real Academia Española de la lengua, se insiste en decir que pornográfico es aquello que resulta obsceno, falto de pudores; lo que nos precipita, por enésima vez, a la dificultad de origen, a la nebulosa definitoria, en cuyo uso, por cierto, nunca se han escatimado fatigas a la hora de emprender feroces ataques de puritanismo recalcitrante", explica Carlos Pérez Jara en su ensayo titulado La pornografía o el erotismo del otro .
La pornografía, que no es fácil de explicar pero sí de reconocer, es definida así en el Diccionario de la Real Academia:
1. Carácter obsceno de obras literarias o artísticas. 2. Obra literaria o artística de este carácter. 3. Tratado acerca de la prostitución. Y si buscamos erotismo vamos a encontrar:
1. Amor sensual. 2. Carácter de lo que excita el amor sensual. 3. Exaltación del amor físico en el arte.
El médico sexólogo Adrián Sapetti destaca que lo que para muchos puede resultar erótico para otros es simplemente pornográfico. "Se trata de una línea delgada y subjetiva." Es por ello que muchos analistas defienden la postura acerca de que lo obsceno no se encuentra en sí mismo, sino que está en la mente del otro.
Dita von Teese / El arte de desvestirse
SAN PABLO, Brasil (Enviada especial).- Rojo pasión son los labios que se dibujan en la blanca palidez del rostro de Dita von Teese. Un rostro enmarcado por intensos cabellos negros que en escena se mezclan con plumas que juegan con ocultar un cuerpo semidesnudo, una Venus que se contonea y que despierta en el público ese deseo de ir más allá, de ser voyeur , aunque sea sólo por un instante. Baila, sonríe, y por momentos hasta parece sonrojarse. El público cae rendido a sus pies: ella lo sabe, sonríe tímidamente, tapa su boca como una chica traviesa y lentamente se sumerge en una copa del tamaño de un jacuzzi recubierto de diamantes para chapotear con sus pies en una delicada sinfonía.
Dita es, para Vanity Fair, una "superheroína del burlesque que fue llamada a salvar al mundo de la vulgaridad". Esta chica retro pin-up de 1,55 metros se ha hecho famosa tanto en el arte de desvestirse como por el hecho de ser la ex mujer del mismísimo Marilyn Manson (se casaron en diciembre de 2005 en una ceremonia oficiada por el director y escritor chileno Alejandro Jodorowsky).
Convocada por las firmas y personalidades más importantes (actuaciones en fiestas de firmas tales como Louis Vuitton, invitaciones a desfiles que van desde Yves Saint Laurent hasta Dior), Dita ofrece sus shows alrededor del mundo. Esta vez lo hace en San Pablo, con el espectáculo Be Cointreauversial , para el prestigioso licor francés Cointreau. La ciudad brasileña fue la elegida para la presentación en América del Sur del famoso cóctel Cointreaupolitan.
"Actitud; de eso se trata", dice la mujer que nació y creció en Rochester, una pequeña ciudad de Michigan, Estados Unidos. "Lo que verdaderamente importa es cómo te paras frente al mundo -asegura quien alguna vez supo ser Heather Sweet, la blonda hija de una manicura y un maquinista-. La belleza la irradia uno mismo porque podemos crear glamour; las mujeres podemos convertirnos en obras de arte vivientes; sólo hay que saber qué elegir, tener en claro lo que buscamos, lo que queremos transmitir al otro."
Dita ha sabido reinventarse y transformarse en un icono que combina ingenuidad y sensualidad, una chica retro pin-up (chicas bonitas en actitudes sugerentes, surgidas en las décadas de los 40 y 50) que recuerda a las viejas estrellas de Hollywood, como Betty Grable, Rita Hayworth, Hedy Lamar y Bettie Page, la modelo y pin-up estadounidense de los años cincuenta cuyas fotos de corte sadomasoquista siguen siendo un referente. "Cuando cambié mi nombre lo hice en honor a la actriz de cine mudo Dita Parlo", cuenta. Luego analizó la guía telefónica y decidió que la partícula Von que precedía a algunos apellidos les daba a éstos un aire de importancia, y a ello le agregó Tease ("sexualmente provocativo", en inglés). Pero, por error, la revista Playboy, cuando publicó su primera sesión fotográfica, la rebautizó Von Teese.
Sorpresivamente, el 80 por ciento de sus fans son mujeres.
-¿Por qué cree que es así?
-Creo que la clave está en celebrar la propia sensualidad. Muchas de ellas vienen a mis shows, otras se acercan a través de mi página, pero todas con un mismo objetivo: el de redescubrir el juego de la seducción, una manera de acercarse a la otra belleza, la de la femineidad, la de sentirse sexy.
Y en esta búsqueda de femineidad, de "sentirse sexy", Dita lanzó su propia línea de ropa interior.
-¿La línea la diseñó pensando en la seducción?
-Me fascina la lencería, siempre fui una amante de la ropa interior, pero mi línea no sólo busca seducir, sino también rescatar la feminidad de cada mujer, porque la moda te permite transformarte, convertirte en lo que uno quiera.
Nunca se desnuda completamente porque busca jugar con la imaginación. "Me gusta mantener el misterio", asegura esta mujer de 38 años cuya obsesión por la moda vintage la llevó a coleccionar sombreros y corsés.
-En los pasillos de Hollywood es cada vez más fuerte el rumor de una nueva versión en el cine de la vida de Mata Hari y de que usted es una firme candidata.
-Sería un honor. Su historia, su verdadera historia, merece ser contada. Fue una mujer fascinante (utilizaba sus encantos para seducir a militares de alto rango y obtener de ellos información durante la Primera Guerra Mundial).
Más datos: www.ditavonteese.com
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