Desde chico puso en manifiesto su fascinación por el arte gráfico, sus padres hicieron un gran sacrificio para que cumpla su sueño y, entre otros logros, acaba de liderar el set de Lightyear
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“Hasta el infinito y más allá”. La frase favorita del Guardián Espacial del Comando Estelar, Buzz Lightyear, nunca tuvo más sentido que en su aventura en el planeta T’Kani Prime, donde desafiar al tiempo y al espacio lo llevó por un camino de aprendizajes.
La travesía de Gastón Ugarte, el argentino que lideró el modelado de los sets de la película, quizás no fue tan distinta. Antes de idear junto a su equipo aquel planeta pantanoso, la base de mando estelar, las naves y, en definitiva, todo lo que acompaña a los personajes de la animación, tuvo que atravesar sus propias instancias colmadas de obstáculos, de desafíos al tiempo y al espacio.
Trabajar por un sueño: “Empecé a mandar cartas por correo”
Nacido en San Miguel de Tucumán, Argentina, desde niño Gastón pasaba sus horas inmerso en sus dibujos y pinturas. Lo que para muchos podría haber sido un pasatiempo, para él se transformó en su mundo, que, de forma orgánica, progresó hasta convertirse en una pasión.
Un día sus trazos comenzaron a crear cómics, y al siguiente tuvo la necesidad de que se movieran y, al lograrlo, se enamoró de aquel arte. Su pasión, por entonces, ya se había transformado en un fuego que encendió en él un motor irrefrenable que lo impulsó a querer aprender más de ese universo donde su imaginación era capaz de volar hacia otras dimensiones.
Tanta dedicación fue observada por sus padres con orgullo y, sin dudarlo, cuando terminó el secundario apoyaron a su hijo en su intento por encontrar una buena academia de arte en Argentina.
“Estaba estudiando arquitectura”, rememora Gastón. “Estamos hablando de los 90, donde todo era mandar cartas, fax, mucho más complejo. Cuando vi que no había nada que se acercara a lo que buscaba en el país, a la par de mis estudios, empecé a mandar cartas por correo a universidades de animación en Europa y Estados Unidos, era la única manera de hacerlo, lograrlo requirió de pasión, esfuerzo y tiempo”.
Finalmente, a Gastón lo aceptaron en Estados Unidos y, con ayuda financiera por parte de la universidad y un enorme ajuste familiar, armó sus valijas y partió hacia una tierra que le permitiría acercarse de manera prometedora a sus sueños: “Para mis padres significó un sacrificio inmenso, mucho trabajo y ahorro para que yo pudiera llegar a esa instancia”.
Adaptarse, recibirse y trabajar: “Me recibí durante la Guerra del Golfo y casi no había trabajos”
A Estados Unidos llegó dispuesto a dar todo de sí. Entre el arduo estudio y una adaptación dura de sobrellevar, Gastón comprendió que, para no rendirse, debía conectarse con una cosa y solo esa: su pasión irrefrenable. De aquella fuente bebió cada mañana para no dejarse doblegar por la añoranza, los ritmos competitivos, las costumbres ajenas a su ser.
“Los comienzos fueron muy difíciles, pero me ayudó estar cegado por esa pasión. Pero cuando me cayó la ficha, como decimos los argentinos, me di cuenta de que estaba solo, sin amigos, sin el apoyo en lo cotidiano... fue muy complejo”, revela el argentino, quien, a medida que evolucionaba como artista, descubrió que no era tanto la animación lo que lo fascinaba, sino el aspecto artístico y de diseño de la realización de películas, algo lo que lo llevó a centrarse más en estas disciplinas y, finalmente, obsesionarse con traducir pinturas y personajes a 3D.
Tras años de esfuerzo, se recibió en el Ringling College of Art and Design, una institución mundialmente reconocida, muy bien posicionada en los rankings y semillero de renombrados artistas emergentes. Sin embargo, tener un título en mano significó la necesidad de encontrar trabajo con suma urgencia, de lo contrario no le permitirían permanecer en el país por mucho tiempo más: “Fue otro momento muy difícil. Me recibí durante la Guerra del Golfo y casi no había salida laboral, fue una etapa en extremo estresante”.
Por fortuna, Gastón consiguió un empleo en una firma de abogados importante en Tampa, Florida, donde debía recrear en animaciones diversas instancias para los juicios, como accidentes o similares. No era lo que el joven argentino deseaba hacer, pero se sentía bendecido por tener trabajo, comenzar a ganar dinero, y adquirir nuevos conocimientos.
El camino a Pixar y el orgullo de Lightyear
Aun con empleo, Gastón continuó postulándose en diversas empresas de su interés. Finalmente, un buen día recibió el llamado tan anhelado y quedó sorprendido: se trataba de una propuesta por parte de una mujer que en el pasado lo había entrevistado para Nickelodeon y que ahora tenía otra oferta para él. En su tiempo, no había quedado, pero ahora era otro tiempo, tiempo de volar a Nueva York. Siempre activo con sus postulaciones, tras permanecer un par de años en el puesto, Gastón ingresó en Sony, contratado para la película “Reyes de las olas”.
“Así fue como llegué a Pixar, muy de a poquito, ganando experiencia, juntando trabajos que alcanzaran la calidad que ellos requieren”, cuenta el artista argentino, supervisor del set del film animado Ligthyear.
“De mi último trabajo estoy muy complacido con todo, aunque siento que First Mission es de los sets que más orgulloso estoy: la primera nave espacial (la XL01), y la sala silo y plataforma de lanzamiento”, agrega, mientras repasa sus creaciones. “Por otro lado, creo que Angus (el director), Dean (el supervisor de la historia) y todo el equipo hicieron un trabajo fenomenal capturando todos los pequeños detalles y rasgos de personalidad. Creo que los fans se enamorarán de nuestro héroe, y a la vez se sentirán algo nostálgicos”.
“Si hay pasión y determinación, se puede”
Desde el 2007 hasta este 2022, año de estreno de Ligthyear, Gastón exploró su país adoptivo para inspirarse en sus trabajos y vivió experiencias inolvidables. Por este nuevo camino, no solo abrazó su pasión, sino que encontró un grupo humano increíble y talentoso: “Es impresionante, ya que significa trabajar con los mejores del mundo, enriquecerse constantemente y nunca dejar de aprender”.
Hoy, Gastón recuerda con orgullo al niño que en Argentina soñaba a través de sus dibujos; mientras recorre su historia con palabras, comprende que nada fue fácil y todo requirió de mucho esfuerzo, mucho tiempo. Él, como Buzz Ligthyear, decidió que por su meta valía ir “hasta el infinito y más allá”.
“Siempre digo que me amoldé a esta sociedad, pero no me acostumbré al 100%”, reconoce. “Pero con pasión todo se logra. A todos esos chicos argentinos que sueñan con conquistar sus metas les diría que no es fácil, puede llevar tiempo. Aunque, a ese chico que tiene esa pasión y está ciego por ella, como yo lo estuve en su momento, sé que no le tengo que decir nada, va a llegar solo, solo va intentar, seguir moviendo fichas, molestando gente. Si no sabe cómo empezar, que investigue en YouTube, en las diversas plataformas. Hoy es tanto más fácil, se puede contactar a la gente a través de las redes sociales, todo está más cerca. Por eso repito, si hay pasión y determinación, se puede”, concluye.
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