No comprendió el alcance de la amenaza que le hicieron; pero su accionar tuvo consecuencias inesperadas.
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— No son humanos, maldita estúpida. Deje de darles agua o voy a llamar a la policía, le advirtió
Consternada por la imagen que tenía delante de sus ojos, no comprendió quizás el trasfondo de la acusación que le estaba haciendo el conductor del camión. Minutos antes, un cerdo desesperado se había acercado a ella cuando el vehículo en el que era transportado al matadero de Fearmans en Burlington, Ontario, en Canadá, se detuvo en el semáforo rojo. El animal comprendió que la mujer se estaba acercando al vehículo para darle agua. Incluso había sacado el hocico por la ventanilla para tomar directamente de la botella. Sus ojos estaban desorbitados, echaba espuma por la boca, temblaba de miedo y su respiración estaba notablemente acelerada (a razón de 180 inhalaciones por minuto). El calor de ese día era sofocante.
Aquel pequeño gesto de empatía le costó a Anita Krajnc una denuncia del propietario de los animales, Eric Van Boekel. El granjero reivindicó su derecho de mantener su negocio ya que no podía saber con seguridad qué sustancia le había dado de beber a los cerdos. “Un peligro, ya que su carne está destinada al consumo humano”, aclaró en la declaración.
Un film revelador y pesadillas recurrentes
Criada en un barrio de clase trabajadora en Toronto, Anita disfrutó desde muy pequeña practicar todo tipo de deportes: fútbol, béisbol, voleibol y carreras de larga distancia estaban entre sus actividades preferidas. También era una niña muy estudiosa. “Quizás todo eso podría haber sido una distracción por haber crecido en una familia disfuncional derivada de un padre abusivo”.
Desde pequeña había querido tener un perro. Pero, su madre, a la que recuerda como una mujer obsesiva por el orden y la limpieza, se oponía a esa idea ya que pensaban que eran sucios y, desde luego, le generarían complicaciones en su rutina. “Un día, mientras manejaba, mi papá se detuvo en una granja y compró dos patos bebés que tuvimos en nuestro patio trasero por un tiempo. Uno de ellos, al que habíamos bautizado como Donald, murió trágicamente después de haber comido chicle. En el invierno, el otro pato, Tracey, desapareció de la casa. Mis padres dijeron que lo habían llevado a un lugar más cálido y donde estaría a resguardo. Más tarde supe que los amigos de mis padres que vivían en el vecindario se lo habían llevado y lo habían matado para comerlo”.
Mientras cursaba el primer año en la universidad, vio un anuncio de la proyección de “The Animals Film” en la biblioteca del campus. Asistió a verla -el documental presenta un estudio de los usos de los animales en las granjas industriales, como mascotas, para el entretenimiento, en la investigación científica y militar, la caza, etc. y perfila el movimiento internacional por los derechos de los animales. Tuvo pesadillas durante tres noches.
Inmediatamente se hizo vegetariana y se convirtió en activista y presidente de los Estudiantes por el Trato Ético de los Animales de la Universidad de Toronto. Cuando terminó su doctorado en Estudios Políticos, enseñó política, temas ambientales y teoría del movimiento social en la Universidad de Queens en Kingston, Ontario. Mostraba películas sobre derechos de los animales en sus clases e incorporó temas de derechos de los animales en cada curso.
Asimismo, durante esa etapa, trabajó con un grupo de estudiantes para financiar y distribuir cientos de copias en DVD de la película Peaceable Kingdom, sobre los derechos de los animales. Los estudiantes eran seguidores de Gary Francione -especialista en derechos de los animales y uno de los pioneros en la teoría abolicionista de derechos de los animales no humanos- y cuestionaron su postura de ingerir lácteos y huevos. “Inmediatamente investigué la industria láctea. Aprendí de la inimaginable explotación y sufrimiento de los pollos en la industria del huevo. Me volví vegana y una activista animal más decidida”.
A través de los ojos de un perro
A fines de 2010, Anita adoptó a Mr. Bean, un hermoso, muy expresivo y larguirucho perro. Cada mañana, caminaba con el can por Lake Shore Boulevard. Esa fue la primera vez que vio los enormes camiones que transportaban cerdos para el matadero. “Cuando el tráfico disminuyó, pude ver los hermosos hocicos rosados de los cerdos asomando por los ojos de buey de la estructura del camión y descubrir sus ojos curiosos, tristes y asustados mirando suplicantes”.
Fue entonces cuando decidió dar forma a Toronto Pig Save, un movimiento de vigilias para dar testimonio de los cerdos camino al matadero. “Me inspiré en Tolstoi y encontré que su definición capturaba mejor el significado y la intención de dar testimonio. Tolstoi escribió en su libro Un Calendario de Sabiduría: cuando el sufrimiento de otra criatura te haga sentir dolor, no sucumbas al deseo inicial de huir, sino por el contrario, acércate a él, tan cerca como puedas, y trata de ayudarlo”.
Diez años de prisión por un gesto de empatía
Fue en ese contexto personal que, dos meses después del incidente con el camionero que la había insultado por darle agua a un cerdo, una mañana un agente de policía golpeó su puerta. Le habían emitido una citación acusándola de daño criminal e interferencia con la propiedad al darle agua al cerdo sediento. El cargo suponía una sentencia potencial de diez años de prisión y una multa de 5 mil dólares. “Me sorprendió. Llevábamos dos años dando agua a los cerdos en vigilias, muchas veces en presencia de policías, que en ocasiones incluso se solidarizaban con nuestras pequeñas obras de misericordia”.
La noticia atrajo la atención mundial. La activista Louise Jorgensen organizó vigilias en los tribunales para una docena de comparecencias previas al juicio y en el juicio. “No sentí que estaba luchando solo contra esto. Vino gente de cerca y de lejos a apoyarme. PETA y Animal Justice ayudaron con los comunicados de prensa y con su distribución en todo el mundo. James Silver y Gary Grill, mis dos abogados defensores veganos, trabajaron duro de forma gratuita para popularizar las vigilias de cerdos”.
Los abogados hicieron un llamado a una gran cantidad de testigos expertos para abordar todas las razones de las vigilias, incluido el sufrimiento de los cerdos, los derechos de los animales, la sensibilidad y la personalidad de los animales, y las preocupaciones ambientales y de salud pública en torno a la agricultura animal. Argumentaron que la compasión no es un delito y que dar agua a los animales sedientos es parte de la regla de oro universal que trasciende el tiempo y las culturas. Gracias a esos argumentos Anita Krajnc fue absuelta en 2017.
Joaquin Phoenix y un tratado basado en plantas
El movimiento pronto expandió su alcance y los grupos activistas se replicaron a lo largo y ancho del mundo. Y así comenzaron a realizarse vigilias en diferentes países (Argentina tiene su rama local en Animal Save Argentina). Celebridades de Hollywood como Joaquin Phoenix, Rooney Mara, Moby y Kat Von D asistieron a algunas de las vigilias y le dieron un nuevo impulso al mensaje de empatía. Hacia 2019, el Movimiento Save se convirtió en Animal Save Movement y sumó dos ramas adicionales de acción: Climate Save Movement y Health Save Movement, con la misión de terminar con la agricultura animal y reforestar la tierra.
Actualmente Anita Krajnc trabaja en un Tratado Mundial Basado en Plantas. La campaña es una iniciativa orientada a la solución que complementa su acción de testimonio en los mataderos. El lema es Come plantas. Planta árboles. “Nuestro gran objetivo estratégico es cambiar a un sistema alimentario basado en plantas a lo largo de esta década para que podamos evitar un cambio climático catastrófico y vivir dentro de nuestros límites planetarios”.
¿Por qué un acuerdo basado en plantas? Los combustibles fósiles y la agricultura animal son la fuerza motriz del calentamiento global descontrolado, así como de la pérdida de biodiversidad, la deforestación a gran escala, la extinción de especies, el agotamiento del agua, la degradación del suelo y las zonas muertas de los océanos. “No basta con hacer frente a los combustibles fósiles, sino que también hay que actuar en los sistemas alimentarios; ahí es donde entra en juego Acuerdo Basado en Plantas. Los científicos advirtieron que debemos reducir el metano o enfrentarnos al colapso. Las soluciones energéticas vegetales y blandas que pueden mitigar esta catástrofe están a nuestro alcance, sólo hay que ponerlas en práctica”. concluye.
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