Encuentran una huella digital en una estatua e investigan si es de Miguel Ángel
Una pequeña escultura de 500 años de antigüedad podría contener la impresión dactilar de uno de los más grandes artistas de todos los tiempos
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Una nueva investigación realizada por los especialistas de un museo británico a una escultura de cera de 500 años de antigüedad atribuida a Miguel Ángel despertó el entusiasmo de la comunidad científica. Es que, según los primeros análisis, podría contener la huella dactilar del famoso artista italiano del Renacimiento.
Un grupo de expertos del Museo Victoria & Albert, ubicado en la ciudad de Londres en Inglaterra, encontró lo que creen que es la impresión digital de uno de los más grandes artistas de la historia. La marca se encuentra en un escultura de cera de un esclavo, que tiene medio milenio de antigüedad.
La escultura es un modelo que el artista estaba utilizando para hacer una obra más grande (y sin terminar) para la tumba del papa Julio II en Roma. La estatuilla era solo una de las más de 40 figuras que se habían pensado para colocar en el sitio donde descansan los restos del Sumo Pontífice.
La figura de cera ya había estado expuesta al público, pero los conservadores la trasladaron de una galería del nivel superior del museo a una zona de almacenamiento más fría durante la inusual y cálida primavera de 2020, y aprovechando que el museo había cerrado de forma temporal por la pandemia de coronavirus. Cinco meses más tarde, los expertos revisaron la estatuilla en el almacén y observaron una huella dactilar que nunca antes habían visto en la escultura.
El hallazgo de la huella, que pertenecería a Miguel Ángel, fue revelado en un episodio del documental Secretos del museo. Allí, los especialistas de la institución británica explicaron que los cambios de temperatura y humedad probablemente modificaron la composición de la cera de la estatuilla, lo que hizo que la huella fuera más evidente.
Además, una de las expertas contó cuáles fueron las sensaciones de encontrar la impresión digital en la pequeña obra que representa a un joven hombre desnudo que cruza un brazo por delante de su cara. “Es emocionante que uno de los grabados de Miguel Ángel haya sobrevivido en la cera. Estas marcas sugerirían la presencia física del proceso creativo del artista”, indicó Peta Motture, conservadora del museo, al sitio de noticias CNN.
El descubrimiento es de un enorme valor histórico porque el artista destruyó muchos de los trabajos que hacía a modo de boceto. Por esta razón, la pequeña escultura de cera permite vislumbrar cómo se preparaba para realizar la figura a gran escala. “Se trata de un ejemplo donde la mente y la mano del escultor se unen de alguna forma. Y como gran parte de la obra de Miguel Ángel fue destruida, esta huella digital sería una conexión directa con el artista”, manifestó Motture.
Miguel Ángel destrozó muchos de sus modelos de cera antes de morir. De hecho, justo antes de su muerte ocurrida a los 88 años en Roma, en el año 1564, el artista hizo quemar muchos de sus dibujos y papeles en dos hogueras.
Los especialistas no saben las razones por las que ordenó quemar sus obras, pero el biógrafo del Renacimiento, Giorgio Vasari, opinó que Miguel Ángel tal vez no quería que las personas conocieran el extraordinario esfuerzo que ponía en su trabajo, ya que quería aparecer como un genio cuya obra era perfecta. Y otra de las hipótesis es que el artista quemó su obra para evitar el plagio.
El creador de las increíbles obras maestras como las pinturas de la Capilla Sixtina y las estatuas de La Piedad y El David, realizó la estatuilla de cera de 17,6 centímetros de altura con la huella dactilar, en algún momento entre 1516 y 1519, durante su estancia en la ciudad de Florencia (Italia).
La pequeña figura fue adquirida, en 1854, por el Museo de Arte Ornamental de Marlborough House, que posteriormente se convirtió en el Victoria & Albert. En 1924, un miembro del público se cayó y derribó la estatuilla, rompiendo sus extremidades. La institución la reconstruyó con sumo cuidado y realizó un trabajo de reparación sorprendente. Pero después del accidente, los aditivos que el artista impregnó en la cera comenzaron a filtrarse, lo que creó una mancha oscura en su superficie.
Para comprobar si la huella dactilar pertenece realmente a Miguel Ángel, el personal del museo planea compararla con una huella digital de una estatua de terracota, de 1530, conocida como “Dos luchadores”, de la que se sabe que tiene la impresión de los dedos de uno de los más grandes artistas de todos los tiempos.
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