Encontró el departamento que buscaba pero detrás de las paredes se escondía la causa de sus múltiples enfermedades
Caroline Bowman se mudó a un nuevo hogar con el fin de seguir estudiando; sin embargo, debió suspender sus planes porque comenzó a experimentar todo tipo de síntomas
- 6 minutos de lectura'
Caroline Bowman alquiló una casa en Windsor, en las afueras de Sídney, Australia, con el fin de estar cerca de la universidad y retomar sus estudios en servicios jurídicos. Sin embargo, al poco tiempo se enfermó y debió posponer sus planes. Años más tarde, descubrió que lo que estaba perjudicando su salud era la propiedad.
En 2015, cuando la mujer se mudó, el inmueble de tres dormitorios estaba recién pintado y parecía muy bien cuidado. “Se podía oler la pintura fresca. Parecía que también habían puesto una alfombra nueva”, indicó Bowman al portal Nine News, por lo que todo parecía estar en orden.
Hasta ahí todo parecía un sueño, pero la mujer comenzó a enfermarse con frecuencia y terminó luchando contra múltiples enfermedades crónicas. Hasta que la diagnosticaron con síndrome de respuesta inflamatoria crónica (CIRS), una controvertida patología con algunas similitudes con la enfermedad de Lyme, que se cree que se produce por la exposición al moho.
Bowman no entendía de dónde podía venir su cuadro, hasta que pudo relacionar su mudanza con el deterioro de su salud. Hasta los 33 años, momento en que se instaló en aquella vivienda, ella era una persona sana. Entonces, se cuestionó: ¿Podría ser su hogar el responsable de su enfermedad?
“Estaba bien cuando me mudé, pero a las pocas semanas me sentía muy mal. Tenía todas esas infecciones, sinusitis e infecciones en el pecho, por las que debía volver al médico”, recordó.
Y agregó: “Me diagnosticaron asma. Perdí el apetito y bajé unos 15 kilos. Tenía un dolor muy profundo y no podía hacer nada”.
En una oportunidad, Bowman consultó al médico por un fuerte dolor en el oído y, según reveló, el especialista le tomó una muestra y “había moho de aspergillus” dentro del conducto.
Meses después de la mudanza, comenzó a ver que el techo del baño se cubría de moho. “Pronto, todo el techo estaba cubierto, era horrible”, afirmó.
“En un momento dado, estaba limpiando la pared y me di cuenta de que se tambaleaba un poco cuando la frotaba. La pinché y se hizo un agujero. Estaba creciendo dentro de las paredes. Estaban negras”, contó.
Pero tras todas estas señales, Bowman reconoció que todavía no relacionaba su enfermedad con el CIRS. Indicó que los médicos se apuraron a recetarle antibióticos para sus infecciones, pero luego la remitieron a un psicólogo que quiso tratar sus síntomas con antidepresivos. “No obstante, estaba segura de que algo iba mal físicamente, y finalmente le mostré a una de las doctoras una foto del moho en el baño”, recordó la mujer.
La fotografía horrorizó a la especialista, quien le consultó: “¿Es ese el baño de la casa en la que vives?”, pero también trajo luz sobre lo que estaba causando sus síntomas.
Sin embargo, no le fue fácil a la damnificada conseguir que el organismo estatal Housing NSW se tomara en serio su problema.
Por eso, en 2017, Bowman se mudó con su madre. Pagó por una evaluación del moho que mostró los extensos problemas en la propiedad. Finalmente, la casa se vendió en 2019 y sus nuevos dueños hicieron importantes reformas.
Pero la pesadilla para Bowman continúa: “Me quitó mi vida”, aseguró la mujer sobre esta vivienda, que ocultaba a su peor enemigo tras las paredes. Su recuperación del CIRS fue lenta, señaló. “Noté una mejora desde que me mudé. Definitivamente me siento mejor que antes, pero todavía hay un largo camino por recorrer”, contó.
Además de sus problemas respiratorios, la mujer padece confusión mental, fibromialgia, una enfermedad asociada a la fatiga y pérdida de la memoria.
Bowman continúa su tratamiento con un médico especialista en CIRS, en Sídney, pero reveló que le recetaron una medicación muy cara y que no tenía descuentos.
El moho, un mal común para los australianos
En 2018, miembros del Parlamento de Australia encabezaron una investigación sobre las experiencias de los habitantes locales con enfermedades relacionadas con el moho o las biotoxinas.
El estudio estuvo a cargo de la diputada liberal Lucy Wicks, quien fue diagnosticada con CIRS después de que su casa de Gosford sufriera daños por el agua durante una tormenta.
Según el entonces presidente del comité, Trent Zimmerman, este trabajo permitió mostrar el impacto devastador que pueden tener este tipo de patologías. “El CIRS no es un síndrome ampliamente reconocido por los expertos en salud en Australia, pero la comisión escuchó las desgarradoras declaraciones de personas que sufren múltiples síntomas, a menudo muy debilitantes, que relacionan con la exposición al moho”, indicó.
Y agregó: “Habitualmente, los síntomas arruinaron sus vidas, haciendo casi imposible trabajar y mantener interacciones sociales normales”.
El informe de la investigación pedía que se elaboraran directrices clínicas para que los médicos clínicos y los profesionales de la salud pudieran diagnosticar mejor las afecciones relacionadas con el moho.
Recién 18 meses después de la presentación del documento, en marzo de 2020, el Gobierno Federal dio una respuesta, cuando ya Australia afrontaba la primera ola de la pandemia de coronavirus. Pero el Ministerio de Sanidad puso en práctica recientemente algunas de las recomendaciones.
Un portavoz del departamento confirmó al portal australiano que está formando un comité asesor sobre enfermedades relacionadas con las biotoxinas (BIAC). “El comité revisará los tratamientos actuales y elaborará directrices clínicas generales para apoyar el tratamiento de los pacientes que presentan enfermedades complejas y difíciles de diagnosticar, como las enfermedades relacionadas con las biotoxinas”, señaló.
Dentro de este comité, cuyo trabajo terminará a finales de 2021, habrá expertos médicos y sanitarios, así como también representantes de las comunidades.
Caleb Rudd, responsable del grupo de Facebook Toxic Mould Support Australia, que tiene más de 8500 miembros, será una de las integrantes de este equipo. La mujer se mostró muy contenta con este avance y afirmó: “Espero que esto conduzca a una revisión justa de la ciencia y un reconocimiento de que hay bastante literatura sobre estas enfermedades crónicas similares al CIRS”.
Rudd indicó que las patologías causadas por el moho no son solo enfermedades alérgicas o respiratorias, sino también afecciones crónicas más graves.
El Real Colegio de Médicos de Australia (RACP) hizo una presentación para la investigación en la que señaló que no se habían realizado suficientes estudios para utilizar el CIRS como etiqueta de diagnóstico. En su lugar, los pacientes deberían ser diagnosticados “con múltiples síntomas no fácilmente explicables” hasta que se llegara a un consenso sobre la mejor manera de caracterizar sus enfermedades.
Para los representantes del RACP existen muchas similitudes entre el CIRS y otras enfermedades de difícil explicación, como el síndrome de fatiga crónica, la fibromialgia y el síndrome de hipersensibilidad electromagnética.
Luego de que el Gobierno Federal manifestara la necesidad de investigar los vínculos entre las enfermedades crónicas y la exposición al moho, en noviembre de 2020, el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica asignó dos millones de dólares para este estudio.
Otras noticias de Australia
- 1
¿La gaseosa cero engorda? Conocé los efectos de estas bebidas en el organismo
- 2
Cómo es la mezcla de orégano y vinagre blanco que promete eliminar a las cucarachas
- 3
Las frutas que limpian el colon y son las mejores para prevenir enfermedades
- 4
La hierba que deberías incluir en tu dieta para mejorar tu visión: aporta gran cantidad de vitamina A