Encontraron un tesoro vikingo pero terminaron presos: la historia de dos amigos obsesionados por 15 millones de euros
Las maldiciones, asociadas al descubrimiento de tesoros ocultos, forman parte de la cultura popular. Una de las más reconocidas en el mundo es la de Tutankamón. Pero hay otro tipo de maldiciones que no terminan con la muerte de decenas de personas. Esto es lo que ocurrió en Gran Bretaña cuando unos aficionados encontraron monedas y joyas enterradas.
Todo comenzó hace cinco años atrás. Por aquel entonces, George Powell y Layton Davies se encargaban de recorrer parte de Inglaterra con un detector de metales para buscar objetos enterrados que pudieran reportarles grandes beneficios económicos.
Lo que no pudieron imaginar era que la fortuna les iba a sonreír con un increíble tesoro vikingo de más de mil años de antigüedad valuado en 15 millones de euros. Pero los dos hombres ignoraban que esa misma fortuna también sería su condena.
Powell y Davies se encontraban en un campo del pequeño pueblo inglés de Eye, cerca de la ciudad de Leominster en el condado de Herefordshire, cuando el detector de metales les avisó que habían encontrado algo. Tomaron una pala y excavaron hasta que sus ojos se iluminaron.
Bajo la tierra aparecieron 300 monedas de forma extraña y una gran cantidad de joyas de oro y plata. No tenían muy claro de qué se trataba, pero intuían que tenía un enorme valor. Así que decidieron acudir a un experto que les explicó lo que acababan de encontrar: un increíble tesoro vikingo del siglo IX.
Los dos hombre decidieron acudir a diferentes anticuarios para vender el tesoro encontrado, hasta que uno de ellos les explicó que no era legal lo que hacían y avisó a las autoridades.
Los funcionarios ingleses calcularon que Powell y Davies obtuvieron algo más de un millón de euros por la venta parcial del tesoro, algo que es ilegal en Gran Bretaña porque es obligatorio avisar a las autoridades para evitar el tráfico de antigüedades.
Powell fue condenado a 10 años de cárcel y Davis a 8 años y seis meses. El motivo de la sentencia fue por ocultar el increíble descubrimiento.
Los investigadores consideraron que el tesoro estaba valorado en unos 15 millones de euros. Pero a pesar de rastrear las pistas, solo pudieron encontrar unas 30 monedas y un puñado de joyas, menos del 10% de lo descubierto por Powell y Davies. Además, los expertos consideraron que se trataba de un tesoro único que hubiera servido para explicar una parte desconocida de la historia de Inglaterra en el momento en que se estaba formando como nación.
Los historiadores destacaron que el tesoro fue enterrado por un jefe vikingo mientras huía de los sajones, quienes a través de una alianza de fuerzas decidieron expulsar a los invasores de sus tierras. "El tesoro es de enorme importancia nacional porque es del mismo momento en que Inglaterra se estaba formando como nación, con una identidad única, bajo la visión del rey Alfredo el Grande", explicó el fiscal Kevin Hegarty.
La maldición de este tesoro se encuentra en la ironía que les guardaba el destino a los dos protagonistas. Porque si hubieran comunicado el descubrimiento, por ley les hubiera correspondido al menos un tercio del valor del hallazgo, es decir, unos 5 millones de euros (4 millones más de lo que obtuvieron vendiéndolo). Y además, no hubieran terminado en la cárcel. Por eso, la avaricia de Powell y Davies, tuvo un alto valor para ellos: perdieron su libertad y pasarán una década en prisión.
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