Encontraron en Jerusalén una misteriosa cueva utilizada como un “portal al inframundo”
Los expertos creen que la cueva de Te’omim era utilizada para practicar la nigromancia en el siglo II
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Arqueólogos israelíes hicieron nuevos hallazgos en la cueva de Te’omim, un misterioso lugar del que se cree, los antiguos romanos realizaban ritos y prácticas relacionadas con la nigromancia.
Este sitio ubicado a unos 30 kilómetros al oeste de Jerusalén, al parecer alberga evidencias de que allí se realizaban rituales de magia para invocar los espíritus de los muertos, como si fuera un “portal al Inframundo”.
De acuerdo con una reciente investigación publicada por la revista Harvard Theological Review, tanto las características de la cueva como los elementos que hasta el momento han sido hallados, dan indicios de que este sitio era utilizado como un lugar de culto.
“Basándonos en el descubrimiento de lámparas de aceite depositadas en grietas por toda la cueva, incluso cerca del manantial y el pozo profundo, sugerimos previamente que las deidades asociadas con los ciclos de la naturaleza, la vida y la muerte eran adoradas en la cueva en el período romano tardío”, señalan los autores en el estudio.
Los académicos encontraron cráneos humanos antiguos, lámparas de aceite y partes de armas ocultas que datan de los siglos II al IV d.C. Elementos que apuntan a que la cueva podría haber sido empleado como una especie de portal o conexión con los seres del más allá, según las creencias de sus visitantes.
Posibles orígenes del ritual
Desde el 2009, los arqueólogos y autores del estudio, Boaz Zissu, de la Universidad Bar-Ilan y Eitan Klein de la Autoridad de Antigüedades de Israel, hicieron excavaciones y estudiaron los vestigios de las creencias de la sociedad que residía en este territorio.
Se conoce que este sitio fue repoblado por personas de distintos lugares como Siria, Anatolia y Egipto, una vez los judíos fueron expulsados de allí en la revuelta de Bar Kokhba en el siglo II, por el Imperio Romano gobernante.
Los investigadores tienen la hipótesis de que estas nuevas comunidades trajeron consigo nuevas ideas y costumbres en torno a la muerte y su necesidad de establecer conexión con los muertos.
¿Te’omim, un oráculo?
Los vestigios de la historia social y cultural de estos antiguos habitantes, han demostrado que la magia y la adivinación eran prácticas que estaban estrechamente ligadas con la religión, según National Geographic.
De hecho, los romanos trataban de comunicarse con el más allá con todos los medios que estuviesen a su alcance.
Por lo tanto, los investigadores afirman que, la cueva de Teo’ mim podría ser un lugar perfecto para que se pensara como un oráculo o especie de portal y así practicar la nigromancia.
“La mayoría de los objetos descubiertos en las grietas de difícil acceso de la cueva de Te’omim, incluidas, la cabeza de hacha y las dagas, se usaban de un modo u otro para la brujería y la magia en cuevas percibidas como posibles portales al inframundo. Su finalidad era predecir el futuro y conjurar a los espíritus de los muertos”, explicó Boaz Zissu en entrevista con el medio científico Live Science.
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