Por una corazonada, Jorge Daffunchio participó de un certamen del programa El Submarino Amarillo y se convirtió en el coautor de un emblema musical que sonó por primera vez en 1986
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Una noche, hace 36 años, mientras volvía a su casa manejando su Renault 6, luego de dar clases en la Escuela de Arte de Luján, Jorge Antonio Daffunchio escuchó la convocatoria en el programa radial El Submarino Amarillo y tuvo una corazonada. Pensó que era “una buena oportunidad”, aunque le pareciera extraño escribir una letra sin música. Recordó que hacía poco tiempo había escrito Cine Negro, y no dudó en mandarla al certamen en el que Miguel Mateos, GIT y Soda Stereo escogerían las mejores letras de los oyentes y las incluirían en sus próximos discos. Tres meses más tarde se anunciarían los resultados.
“Ese día estaba pegado a la radio y Tom Lupo dijo que Soda Stereo se había bajado del concurso, aunque contaron que Cerati había elegido una letra de Daffunchio, Cine Negro. Ahí me nombraron. No lo podía creer. Dijeron que Cerati la había seleccionado, pero que no supo ponerle música. Es lógico, tenía demasiadas onomatopeyas”, recuerda Jorge, sin sospechar que en ese momento empezaría un camino de desencuentros que, meses más tarde, lo llevaría a convertirse en el coautor de uno de los temas más emblemáticos del rock nacional.
Aunque no resultó ganador, el programa radial lo convocó a la semana siguiente. “Tom Lupo me dijo que de las 1200 letras que habían enviado, la mía era la mejor. Entonces le pedí que me pasase el teléfono de Cerati porque quería ofrecerle otras letras que había escrito, pero me dijo que no podía dármelo. No querían que el teléfono empiece a circular entre las chicas porque lo molestaban. Me pasó el del representante. Lo fui a ver, le llevé las letras, pero nunca llegaron a buen puerto. No me prestó mucha atención”, recuerda Jorge. Lo único positivo que destaca de aquel encuentro con el manager de la banda de rock es que se enteró que Sumo buscaba letras para un nuevo disco.
“A Luca Prodan solo se le ocurrían temas en inglés”
Fue así como Jorge tuvo un encuentro con Luca Prodan, el carismático líder de la banda de rock que integraban Ricardo Mollo (guitarra), Germán Daffunchio (guitarra), Diego Arnedo (bajo), Alberto Troglio (batería) y Roberto Pettinato (saxo).
“Les llamó la atención mi apellido, por eso me recibieron. Recuerdo que me preguntaron si yo sabía que en Sumo había un guitarrista que era Daffunchio de apellido. Y les dije que no, que al único que conocía era a Prodan. Luca me dijo que sería bueno hacer algo porque a él solo se le ocurrían letras en inglés. Estaban por sacar un disco que se llamaba ‘Llegando los monos’. Entonces, les ofrecí también mis dibujos para ver si alguno les interesaba. Quedamos en que volvía después de las vacaciones con algunas ideas. Luego de ese tiempo, fui a la oficina y ya no estaban más ahí. Así que todo quedó en la nada”, cuenta Jorge.
Desanimado por los intentos frustrados de dar a conocer su arte, la vida le presenta a Jorge una tercera oportunidad. Lo cuenta él, en primera persona: “Un amigo, director de fotografía de cine, me cuenta que se iba con Soda Stereo al norte argentino para filmar un video que después resultó ser ‘Cuando pase el temblor’. Le pedí que le entregase a Cerati todas las letras que yo había compuesto. Cuando vuelve me dice que Gustavo estaba enloquecido con mis letras, que quería verme y hablar conmigo”.
“Estoy parado con las letras, no se me ocurre nada”
Aún sabiendo el interés de Cerati por sus canciones, Jorge no encontraba la manera de dar con él. Cada semana examinaba el suplemento Si! de Clarín para ver dónde tocaría Soda Stereo, pero le llamó la atención que durante un largo período no hubo presentaciones de la banda.
“Me resultó extraño que estando en un buen momento Soda no hiciera presentaciones. Y pensé ‘Éste va a sacar un disco y yo me voy a quedar afuera’. Entonces le pedí a mi amigo que me consiga el número de Cerati. Tuve que insistir, pero finalmente me lo consiguió. Yo no tenía teléfono, así que le pedí prestado a la vecina y lo llamé. Le dejé un mensaje en el contestador y él, al día siguiente, respondió mi llamado”, cuenta emocionado.
-Mirá, estamos por sacar un disco. Estoy parado con las letras, no se me ocurre nada. Me gusta lo que hacés. Por qué no nos juntamos y te paso lo que quiero hacer. ¿Cuándo podes venir?
-Si querés voy ahora...
-No, no. Son las diez de la noche. Venite mañana.
“Lo que más me gustó es Persiana Americana”
Al mediodía siguiente, Jorge visitó el departamento de Barrio Norte de Cerati. “Me repitió que estaba por sacar el disco y no tenía ninguna letra. Tampoco tenía las melodías, solo tenía bases. Me copió el casete con las bases y me dio una hoja de papel cuadriculado donde había escrito varios títulos o disparadores de posibles letras. Me dijo que me lo lleve y que trabaje sobre eso. Después terminaron siendo los títulos o partes de las letras de los temas del disco. Caja Negra, Persiana Americana, Prófugos”, cuenta Jorge.
Cuando volvía en el tren Sarmiento rumbo a su casa en Moreno, Jorge miraba la hoja que el vocalista de Soda Stereo le había entregado y enseguida surgió la inspiración. “¡Uy ya sé! Persiana Americana es Cine Negro, porque una persiana americana es donde los detectives de ese tipo de cine siempre están mirando y fumando, en un ambiente de abandono. La idea terminó siendo de alguien que espiaba a otro, no sabía qué o a quién, pero si que lo hacía a través de una persiana”.
Jorge explica que Cine Negro -que trata sobre alguien parado al costado de una piscina que sufre un disparo y lo matan- y Persiana Americana están influenciadas por la novela negra americana e inspiradas en la obra del escritor Raymond Chandler. “Era un género que yo consumía mucho en ese tiempo”, cuenta.
A la semana, Jorge volvió al departamento de Cerati con nueve letras, entre ellas Persiana Americana. Él me dijo que lo iba a mirar y a los pocos días me llamó.
“Mirá, me encantó todo, pero lo que más me gustó es Persiana Americana. Lo que sí te voy a pedir es que la reescribas porque yo quiero sacar un disco más romántico, así que te voy a pedir que trates que la letra sea más romántica”, recuerda que le dijo el vocalista.
-¿Y cómo transformaste Persiana Americana en una versión romántica?
- Me acordé de las películas de Brian De Palma: Vestida para matar y Doble cuerpo. Como yo vengo de la plástica, lo visual para mí era preponderante.
“Veníte que salió el disco”
Fue así como Jorge reescribió el tema y nuevamente se lo llevó a Cerati a su departamento. “Se lo dejé y desapareció. Pasaron dos o tres meses y no supe más nada. Los pocos amigos que sabían lo que yo había hecho se reían, me decían que me había robado la letra. Estaba resignado, hasta que un mediodía me llamó”, cuenta Jorge.
“Mirá, salió el disco, estamos en la productora. Venite que quiero que lo escuches”, recuerda Jorge que fueron las palabras del cantante de Soda Stereo. Inmediatamente, Jorge se subió al tren rumbo al centro porteño para escuchar el álbum Signos, que se editó el 10 de noviembre de 1986 y que un año más tarde, se convertiría en el primer álbum de un artista argentino en ser lanzado en formato de CD.
“Me acuerdo cuando puso el disco. Tengo la imagen de cómo ponía la púa. El primer tema del lado B era Persiana Americana. Fue inimaginable”, cuenta Jorge.
-¿Era igual a la que vos habías escrito?
-No está tal cual. Cuando yo la hice no tenía música y él la adaptó. Respetó la mayoría de la canción. Lo peor de todo es que la versión final yo se la llevé en caliente y no llegué a sacarle una fotocopia, por eso no me quedó una copia de lo que entregué. Pero la mayoría es todo lo que yo escribí. Por eso es que soy un coautor.
-Claro, y él reconoció tu derecho.
-Sí. Ese mismo día me dio un papel firmado por la productora y me dijo que vaya a Sadaic con esa documentación porque iba a aparecer como coautor de la letra.
-¿Y te volviste millonario?
-No, para nada [ríe]. No te voy a negar que es un ingreso interesante, pero cobro cuatrimestralmente y si divido ese dinero en doce meses es como que tengo un sueldo extra. Nada más que eso. Alguna vez gané un poco más por recitales. Pero yo no tengo el 100 por ciento del tema, tengo el 50 por ciento de la letra. El otro es la música.
La distancia (”Moreno es cerca y lejos a la vez”), la falta de teléfono y su timidez piensa que le jugaron en contra para mantener una relación con el vocalista de Soda Stereo. Lo recuerda con cariño y como una persona “muy segura de sí misma”.
“Fui un par de veces a la casa de los padres de Cerati cuando tuve que firmar unos papeles para que la canción suene en el exterior, porque su papá le llevaba la contabilidad. Me acuerdo que la mamá era una persona muy agradable y un día me contó que Gustavo guardaba todas las letras que yo le había entregado aquella vez, me dijo que él siempre las miraba”, dice.
Actualmente, Jorge tiene 72 años y aún enseña en la Escuela de Arte de Luján. Hace poco más de una década, se decidió a componer sus propias canciones y toca en una banda llamada “Un Relámpago Ahí”.
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