En este 25 de mayo, celebramos el paisaje y la creatividad nacional con una visita a esta maravillosa casa ambientada con lo más granado del diseño salteño actual por las hermanas Malena y Ana López Sanabria.
Llegamos de noche. (El panorama deslumbrante de los cerros lejanos sería una sorpresa de la mañana, frente al desayuno servido en la galería, como todas las comidas durante el verano). Lo único humanamente posible de notar fue el estruendo de las chicharras no bien se abrió la primera puerta del auto.
Con el sol, apreciaríamos en su esplendor transparente la casa de Malena; de su marido, Martín, y de sus hijos. La construyeron hace pocos años en lo alto de un terreno donde los padres de ella todavía tienen su casa de campo, lo que habilita las subidas y bajadas para verse sin demasiada excusa y las reuniones familiares permanentes. Amplia y sin divisiones, ésta es la elegida cuando el número de visitantes escala.
Como la tuvimos toda para nosotros, pudimos admirar en detalle la ambientación pensada por las hermanas y socias, que comparten el entusiasmo por hacer y el mismo código frente a la vida: "Lo demos todo", como dicen ellas.
Con sentido perfecto de la proporción, "Las López" crearon en su estudio de diseño muebles ajustados al espacio. Además de incorporar obras de talentos locales y una estricta edición de lo hallado en sus viajes de exploración a Buenos Aires.
Paralela a la que se colocó junto a la parrilla, la mesa de comedor se hizo a partir de un lote de pino tea de demolición y está en comunicación directa con la cocina. Amplitud con todo a un paso.
La galería tiene cinco metros y medio de ancho: lugar de sobra para instalarse todo el día y para gozar de las noches templadas también, después de un asado hecho por la mano maestra del dueño de casa.
No me gusta la globalización; me gusta la identidad. En decoración, para mí significa combinar los objetos autóctonos: los tradicionales y los estilizados con diseño.
Calma y cobijo
El cuarto de Malena y Martín está vestido en una sobria gama de colores neutros. La riqueza está en las texturas y en los objetos queridos que eligieron para acompañarlos.
Como los varones son grandes y estudian lejos, este cuarto también se les convida a los huéspedes.
Para ambientar el cuarto de la más pequeña de la familia, Malena y Ana tomaron como disparador un género floreado de su abuela con el que hicieron dos de los almohadones. Linaje femenino que sabe crear belleza.
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