En rosales, es tiempo de poda
Existen muchas variedades, aunque las más conocidas son las arbustivas y las trepadoras. En todos los casos, en esta época hay que liberarlos de las ramas secas o enfermas
La poda se hace para facilitar la renovación de la planta, liberándola de ramas secas y enfermas. El resultado será una mejor floración en primavera. Para realizarla se debe contar con dos tijeras especiales bien afiladas y que tengan dos tipos de mango: corto y largo. Esta última se utilizará para cortar los tallos más gruesos que están en la base del rosal. Para manipularlas, utilice guantes gruesos.
En el caso de los rosales híbridos de té es aconsejable dejar entre tres y cuatro ramas fuertes, y podar desde el injerto hacia arriba unos 30 o 40 centímetros.
Si son arbustivos, como suelen tener flores en todas sus ramas, será mejor no podarlos. Se los debe limpiar y quitar todos los elementos secos. Los trepadores tampoco requieren mucha poda; sólo la necesaria para que no molesten al crecer cerca de una reja o ventana. En todos los casos habrá que quitar las ramas secas, enfermas, desgajadas o mal ubicadas. El corte se hace en la rama donde está la yema, a bisel (45º), aproximadamente 6mm por encima de la yema.
Al terminar la tarea es imprescindible quemar lo podado. Así se evitará la transmisión de enfermedades. Luego, conviene pulverizar el área con un desinfectante que ayude a cicatrizar el corte de la poda. Al término de una semana, abone el suelo alrededor de la planta con un puñado de estiércol de vaca ya estacionado y uno de harina de hueso. A continuación, agregue chips o pinocha para impedir que crezcan yuyos. Además, ayuda a mantener la humedad del suelo, que es lo que la planta necesita, sobre todo en verano. Estos elementos, al descomponerse, sirven como alimento para la planta.
JARDIN sugiere
- Luego de la primera floración de primavera, corte las flores secas, tres hojas por debajo de la flor, cerca de la yema, y a 45 grados
- Aumente la frecuencia de riego cuando comiencen las altas temperaturas
- El riego por goteo es el ideal. También se puede colocar la manguera en la base del rosal, sin mojar las hojas, y dejar correr unos quince litros de agua por planta cada tres días, aproximadamente
(Esta nota es una producción especial de la revista Jardín para LA NACION)
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