Con una explosión de color, historia y personalidad, una pareja de amantes del arte y del diseño transformó por completo un departamento de más de 50 años de antigüedad.
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Que el color es capaz de inspirar felicidad y renovar las energías es algo que la arquitecta Camila Monge y su marido, Diego, diseñador industrial, saben muy bien. Por eso decidieron incorporarlos en su hogar, a pesar del escepticismo que la explosión de amarillos, rojos y verdes genera entre algunos de sus invitados.
“Hay gente que entra y dice: ‘¡Wow!’; otra, que mira raro. Puede gustar o no, pero nos sentimos cómodos con la puesta”, dice Monge, que, confiesa, intenta persuadir a sus clientes para que se sumerjan en “el mundo de lo colorido”. También fanáticos de la historia, cinco años atrás eligieron este departamento de Recoleta seducidos por los pisos de pino tea, las molduras, los herrajes y el vidrio repartido. Y claro, el interés por el patrimonio tiene su eco en la decoración.
En esta casa cargada de sentido, las decisiones se toman en conjunto. Cada cambio tiene el aval de Camila, Diego y hasta de su hija, Helena, de dos años y medio. Como si la complicidad no alcanzara, ¡ellos mismos se encargaron de pintar algunas de las paredes!
Detrás del sillón (Proyectarte Online), la lámpara de yute (Estudio Doble A) lleva la mirada al mural de Julia Alonso, amiga de la pareja. Es el perfil de Antínoo, el joven que conquistó al emperador Adriano y que representa a Italia y a la belleza.
Las vigas pintadas de amarillo le dan dinamismo y luminosidad al living-comedor, que solo recibe luz natural del pulmón de manzana
La abuela de Diego tiene en su casa un biombo que la pareja siempre admiró. En cuanto vieron uno similar en la vidriera de Harturo, no dudaron en comprarlo. Camila diseñó la mesa, con un laqueado cobre brillante.. Silla BFK (Proyectarte Online). La franja de espejo da un remate a la viga y refleja el mural de la pared opuesta.
"Algunos colores, como el rojo, recorren la casa y se repiten en cada ambiente. Todos los espacios están relacionados entre sí".
"No creemos en las normas que intentan regular el gusto. Por ejemplo, no aplicamos la regla del 60-30-10, que plantea que el ‘ideal’ sería elegir un color dominante (60%), uno secundario (30%) y algún detalle en otro color. Elegimos lo que nos gusta y nos define".
"Pintamos el baño principal con Diego tomando los colores de un juguete de Helena, que es muy especial porque se lo trajo mi abuela de Italia".
Ideas para combinar arte, mobiliario y color
- Detalles: la puerta de entrada metálica es la original, y se pintó de gris para que el material se luciera como tal y sin competir con el resto. La cómoda laqueada (Harturo) fue un regalo de casamiento. "Espero que nos entre en cada lugar al que nos mudemos. No nos cansamos de verla".
- Intensidad: el esmalte verde “Esmeralda” (Alba) le da profundidad al toilette y, al ser sobrio y clásico, permitió libertad en la elección de los cuadros.
- Ritmo: a falta de luz natural, con el amarillo ‘6676’ de Sherwin Williams se simuló la entrada de sol. Para que no se produjera un corte abrupto con el resto de la pared, pintaron franjas para un efecto de movimiento y desmaterialización. "Además, toma el ángulo para abrazar el sofá e integrar el espacio".
- Color: como estaba en buenas condiciones, lo único que se hizo en la cocina fue pintarla, agregarle un par de estantes (Easy) y traer el amarillo del living con las dos banquetas.
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