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Quiso el destino que su vida comenzara en una casona de la Avenida de los Italianos en el Parque de Mujeres Argentinas, en el barrio de Puerto Madero. Allí, en esa zona de la ciudad de Buenos Aires, Camilo dio sus primeros pasos y se crio junto a su papá humano, Tati, que vivía en situación de calle, Pepe, Princesita y otros perros que hoy ya no están más en este plano. Poco tiempo después, Tati falleció y Camilo quedó solo y desamparado.
Pronto los vecinos supieron su historia y pusieron manos a la obra para poder ayudar al animal. Armaron un grupo para cuidarlo y darle de comer. Además le construyeron una cucha que lo resguardara del frio y la lluvia y para que también él tuviera un lugar donde refugiarse y sentirse seguro.
Un sillón especial y un cartel a medida
Aunque actualmente Camilo pasa la mayor parte de su tiempo acompañado, todos saben que la calle no es el mejor lugar para él. De lunes a sábado tiene su lugar especial dentro de la peluquería The Harmony Center. Allí cuenta con un sillón a su medida, agua fresca y comida a disposición.
También le gusta visitar a los policías que están en la zona y a veces va a dormir con un señor que vive en la calle. “Está claro que el busca amor pero todavía tiene mucho miedo cada vez que intentamos agarrarlo. De hecho, en todos estos años, nunca pudimos ponerle un collar. Pero si lo queremos sacar de la calle de alguna manera va a tener que pasar por ese momento para luego poder estar acompañado y rodeado de amor”, dicen desde Mascotas Puerto Madero, la agrupación que rescata, rehabilita y da en adopción a animales que sobreviven en las calles, están perdidos o fueron maltratados.
“Se acostumbró a vivir en la calle pero no es un lugar seguro para él”
Quizás por la vida a la que está acostumbrado desde cachorro, Camilo se muestra un poco desconfiado al comienzo. Especialmente cuando una persona que él no conoce se acerca para acariciarlo. Lo mismo le sucede con otros perros. Pero es algo que puede resolver más fácilmente: una vez que los ve como parte de su manada, no tiene problema. Solo hay que tenerle paciencia y asegurarle grandes dosis de amor.
Por eso, sus cuidadores buscan un tránsito o adopción responsable. Quieren darle a Camilo la oportunidad de conocer la seguridad de vivir bajo techo, sin tener que mantenerse siempre alerta o a la defensiva.
“Camilo se acostumbró y nos acostumbramos a que viva en la calle, a que cada tanto reciba mimos, duerma en un sillón, lo paseen o le den comida, etc. Se acostumbró a tener frío, a mojarse cuando llueve, a sufrir con los petardos, a tener calor, a tomar agua de zanjas, a estar al borde de ser atropellado por las personas que creen que Juana Manso es un autódromo. Nos acostumbramos a que es un perro de la calle y por lo tanto no podría vivir en otro lado. Pero estamos seguros de que se merece algo mucho mejor. Tener una familia y recibir el calor y amor de un hogar, que lo entienda y lo respete tal cual es. Creemos que podemos cambiar su historia y esperamos que pronto aparezca alguien con un corazón bondadoso que pueda darle el cariño que siempre quiso y que todo animal merece”.
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